El Senado de Texas dio último paso que se necesitaba para convertir en republicanos cinco escaños del Congreso actualmente controlados por demócratas, al aprobar este 23 de agosto el nuevo mapa electoral propuesto por el presidente Donald Trump, que busca evitar la pérdida de control de la Cámara de Representantes en las elecciones de mitad de término previstas para 2026.
La decisión del Senado de Texas de aprobar una nueva redistribución de distritos en las primeras horas de este 23 de agosto, permitirá que cinco plazas de representantes federales actualmente demócratas pasen a manos republicanas en las elecciones de medio término en 2026, y conservará el control del presidente Donald Trump en la cámara baja.
La medida, aprobada por 18-11 luego de más de ocho horas de debate, aún debe ser ratificada por el gobernador republicano Greg Abbott, quien ha sido junto al presidente Trump el principal promotor del nuevo mapa electoral, que busca consolidar la actualmente precaria ventaja del líder conservador en la Cámara de Representantes.
"El Gran y Hermoso Mapa ha sido aprobado por el Senado y está en camino a mi escritorio, donde se convertirá rápidamente en ley", prometió en un comunicado Abbott, un cercano aliado de las políticas de Trump.
La votación pone fin a un turbulento periodo, en el que los legisladores demócratas de la Cámara de Representantes local salieron por dos semanas del estado para evitar que se convocaran las sesiones donde se consideraría la redistribución, y se produce tres días después de la aprobación por parte de la cámara baja estatal.
Durante las deliberaciones, el senador demócrata Royce West argumentó que la nueva configuración violaba leyes federales y representaba una "regresión", porque diluía el voto de las minorías raciales, al reducir de cuatro a dos el número de afroamericanos que representan a Texas en Washington.
El republicano Phil King negó en su participación que se estuvieran usando datos raciales para redistribuir las circunscripciones: "El historial de votación es mucho más preciso y está bien establecido como una forma legal de dibujar mapas".
La senadora demócrata Carol Alvarado intentó retrasar la votación, apelando al recurso conocido como obstruccionismo: tomar la palabra durante horas como lo hizo en 2021, cuando habló 15 horas seguidas para obstaculizar otro rediseño de distritos, pero esta vez los republicanos ejercieron una inusual moción de procedimiento que interrumpió la intervención de Alvarado poco después de la medianoche.
La pelea no ha terminado
El camino por cambiar de color los escaños en el Congreso federal está lejos de terminar. El gobernador de California, Gavin Newsom, ha convocado a un referendo en noviembre para decidir sobre una redistribución de distritos que daría al bando demócrata cinco escaños más y contrarrestaría la movida de Texas.
En California, el estado más poblado de Estados Unidos, el diseño de los mapas electorales es materia de una comisión independiente, y no está en manos del Congreso local, como en Texas. La elección de noviembre busca aprobar una enmienda constitucional que anule la distribución actual.
La iniciativa cuenta con el beneplácito del expresidente Barack Obama, que la calificó como "una respuesta mesurada e inteligente" a las intenciones de Trump, y ya fue aprobada el 21 de agosto por unanimidad en la legislatura estatal.
"Estamos respondiendo a lo que ha pasado en Texas. ¿Qué más pruebas de autoritarismo se necesitan? Estos tipos no juegan. La gente debe despertar y abrir los ojos", advirtió Newsom durante su participación en el podcast del comentarista político de izquierda David Pakman.
Mientras tanto, Trump ha comenzado a abrir el juego a otros estados como Ohio, donde una ley exige al Congreso un rediseño de los mapas para este año, o Missouri, Florida, Indiana y Carolina del Sur, todos gobernados por republicanos y con mayoría legislativa de este partido.
Del lado demócrata, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, ha dejado abierta la posibilidad de que sumarse al llamado “gerrymandering”, o reconfiguración de las circunscripciones electorales.
"Que empiece el juego", invitó Hochul luego de que la Cámara de Representantes de Texas aprobara el nuevo mapa.
Illinois y Maryland, ambos a cargo de gobernadores demócratas, podrían ser los próximos en darse a la tarea de buscar contrapesos al intento de Trump de diseñar un escenario electoral que conjure lo que ya le sucedió en 2018, cuando las elecciones de medio término derivaron en una pérdida de control de la cámara baja.
Sin embargo, la solución del cambio de circunscripciones no cuenta con la simpatía de los votantes. Una reciente encuesta de Reuters/Ipsos reveló que 55% de los estadounidenses consideran que la manipulación de distritos es peligrosa para la democracia.
Así lo piensa el 71% de los que se identifican como militantes del partido Demócrata y cuatro de cada 10 republicanos.
El mismo sondeo reveló que 57% de los ciudadanos consideran que la democracia estadounidense está en riesgo de caer, entre ellos un abrumador 82% de los demócratas, y 55% de los que se identifican con otras tendencias, mientras que solo el 37% de los republicanos lo cree.
Con AFP, Reuters y medios locales
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