Las remesas —considerado un salvavidas económico de millones de hogares en México— volvieron a perder fuerza en septiembre. Tras dos meses de respiro, los envíos desde Estados Unidos retrocedieron de nuevo y encadenaron su sexto mes consecutivo de caídas anuales.
Los envíos alcanzaron 5.214 millones de dólares en septiembre, un descenso de 2,69% respecto al mismo mes del año pasado. Si se observan las cifras “ajustadas por estacionalidad” —un cálculo que elimina efectos propios del calendario, como meses tradicionalmente más altos o más bajos—, las remesas retrocedieron 1,72% frente a agosto.
"Las remesas siguen afectadas por el temor de la población indocumentada a ser deportada de Estados Unidos, pues continúa la política de detenciones y deportaciones masivas. Esto hace que las personas indocumentadas eviten salir a trabajar o realizar otras actividades", dice un informe del Banco Base.
Según los datos publicados por el Banco de México, Banxico, entre enero y septiembre de este año, las remesas que llegaron al país sumaron 45.681 millones de dólares, pero fueron 5,54% menos que en el mismo periodo del año pasado. Se trata de la caída más fuerte para estos meses desde el año 2009.
El informe del Banco Base explica que la razón principal es que hay menos envíos, no necesariamente que manden menos dinero por cada uno. Solo en septiembre se realizaron 13.154 millones de operaciones con un envío promedio de 396 dólares, un 4,69% menos que un año antes, la mayor disminución registrada hasta ahora.
La caída, explica el informe de Base, se debe a dos factores clave: la primera relacionada a señales de enfriamiento del mercado laboral estadounidense. Entre enero y agosto de 2025, la economía estadounidense generó en promedio 75.000 empleos mensuales, muy por debajo de los 143.000 creados en el mismo periodo de 2024. En total, la creación de puestos de trabajo en esos ocho meses sumó 598.000, una reducción del 47,73% frente al año anterior.
Incertidumbre migratoria frena envíos
La segunda: las políticas migratorias restrictivas impuestas tras la llegada de Donald Trump a Estados Unidos. Para la economista Gabriela Siller, directora de Análisis Económico de Grupo Base, “con la posibilidad de que sean deportados a México y que obviamente les da miedo salir a trabajar."
Agregó que este temor se refleja directamente en el menor número de operaciones registradas este año. Recordó que, según el reporte, “son 6.3 millones menos de operaciones de remesas, la mayor caída en registro”, lo que ha dejado a muchas familias mexicanas sin los recursos que recibían habitualmente.
Aunque no precisó cuántos hogares podrían estar dejando de recibir remesas, aseguró que “las consecuencias sociales ya las estamos viendo”. Como ejemplo, mencionó que más integrantes de una misma familia en México han tenido que incorporarse al mercado laboral, aunque muchos de ellos se han visto empujados hacia la informalidad, donde “hay una mayor vulnerabilidad”.
“La caída en las remesas es un factor que ha propiciado que el consumo se contraiga este año en México y que también frene significativamente el crecimiento”, lamentó.
En agosto pasado, la presidenta Claudia Sheinbaum reconoció la disminución en las remesas enviadas por mexicanos en Estados Unidos. "Se está trabajando para ver exactamente cuáles son las causas de esta reducción. El número de mexicanos que ha sido repatriado, deportado y aquí repatriado, si lo comparamos con periodos anteriores, no es tan alto", señaló.
"Por supuesto que nos preocupa, sobre todo, porque llega a las comunidades que menos tienen, de familiares que están allá. Pues obviamente no tiene que ver con eso, sino más bien con una situación de temor o preocupación que se ha impuesto sobre la situación que se vive actualmente. Pero estamos haciendo un análisis que nos apoya Banco de México, por que ellos tienen los datos mucho más detallados de las remesas", agregó.
Por su parte, el economista José Ignacio Martínez Cortés, coordinador del laboratorio de análisis en comercio, economía y negocios de la UNAM, reiteró que el endurecimiento de la política migratoria estadounidense ha sido determinante, aunque afirmó que hay factores internos que han cambiado la dinámica del envío de dinero desde Estados Unidos.
Apreciación del peso mexicano también golpea a familias
Según explicó, durante los primeros diez meses del año el tipo de cambio pasó de 20.16 pesos por dólar a niveles cercanos a 18.63, reduciendo de manera significativa la conversión de los envíos en los hogares mexicanos. “Si bien la persona migrante sigue enviando al hogar los 500 dólares mensuales, no es lo mismo recibir esos 500 dólares a principio de año… que al cierre de octubre”, dijo.
Según sus cálculos, esa diferencia representa una pérdida de alrededor de 60 dólares por cada envío.
El académico también advirtió que este fenómeno no se limita a México y podría desencadenar un “efecto dominó” en toda la región. Recordó que Centroamérica es una zona golpeada por huracanes y crisis internas que generan constantemente un flujo migratorio hacia el norte. En 2024, las remesas equivalieron al 27,6% del PIB en Nicaragua, 25,9% en Honduras, 23,5% en El Salvador y 19,5% en Guatemala.
México es, por amplio margen, el mayor receptor de remesas en América Latina: el año pasado ingresaron cerca de $65.000 millones de dólares, de los cuales 96% provinieron de Estados Unidos, según el Banco Interamericano de Desarrollo, BID. Sin embargo, ese volumen representa 3,5% del PIB, una proporción menor a la de varios países de Centroamérica que dependen mucho más de estos flujos.
Ante la caída histórica de las remesas y el impuesto de 1% que Estados Unidos aplicará desde enero de 2026 a los envíos en efectivo, México lanzó un plan para mitigar el impacto entre los migrantes. La estrategia contempla la distribución masiva de la Tarjeta Paisano, que permite enviar dinero por vía electrónica —operaciones que quedarían exentas del nuevo cargo— con límites de hasta 2.500 dólares diarios y 10.000 mensuales, y comisiones más bajas que las tradicionales.
Además, el gobierno mexicano ofreció reembolsar el 1% del monto promedio mensual de las remesas en efectivo que se cobren en las sucursales de la Financiera para el Bienestar. Con estas medidas, la administración mexicana busca incentivar los envíos digitales y proteger el ingreso de millones de familias que dependen de estos recursos.
Según datos recientes del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA), en México unos 11.1 millones de adultos reciben remesas, lo que equivale a 4.9 millones de hogares con ingresos provenientes del exterior.
“Para 2026 se estima que las remesas, medidas en dólares, muestren un rebote de 2,7% anual, pero esto implicaría que se modera la postura migratoria agresiva de Donald Trump”, concluyó el Banco Base.
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