El huracán Erin, que el sábado alcanzó la categoría 5 en la escala Saffir-Simpson con vientos de hasta 260 kilómetros por hora y fue calificado de "catastrófico", perdió fuerza y se debilitó a categoría 3, pero continúa siendo un sistema de gran tamaño y peligroso. Zonas de Puerto Rico, República Dominicana, las Islas Vírgenes, Islas Turcas y Caicos, las Bahamas y parte de la costa este de Estados Unidos, se mantienen en alerta.

Según el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés), Erin mantiene vientos máximos sostenidos de 205 kilómetros por hora y se desplaza en dirección oeste-noroeste a una velocidad aproximada de 20 km/h. La agencia estadounidense pronostica que el ciclón podría volver a intensificarse en las próximas 48 horas, manteniéndose como un huracán peligroso hasta mediados de semana.

Las bandas externas de Erin golpearon Puerto Rico y las Islas Vírgenes con lluvias intensas y ráfagas de viento que dejaron cerca de 160.000 abonados sin electricidad en el momento más crítico, según informó LUMA Energy, empresa encargada de la distribución eléctrica en la isla.

La gobernadora de Puerto Rico, Jenniffer González, afirmó en una rueda de prensa que el paso del huracán “no tuvo un impacto mayor”, aunque reconoció que se registraron caídas de árboles y tendidos eléctricos en distintos municipios como Aguadilla, Mayagüez, Ponce, Arecibo, Ceiba y Orocovis.

 

González advirtió que “cosas como estas son las que vamos a ver en repetición por todo Puerto Rico porque son cosas propias de vientos y lluvias”. Aunque el oleaje comenzó a reducirse, la mandataria insistió en que “las condiciones del tiempo siguen siendo no aptas” para actividades marítimas o fluviales, debido al riesgo de crecidas repentinas.

La Guardia Costera de Estados Unidos permitió la reapertura de los puertos de Puerto Rico y de las Islas Vírgenes al declarar la Condición Portuaria IV, que habilita el tráfico marítimo normal. Pese a la mejora progresiva del clima, al menos 20 vuelos fueron cancelados en el aeropuerto internacional de San Juan tras los efectos de Erin.

República Dominicana también está en alerta

Aunque el huracán no tocó directamente territorio dominicano, las costas del norte sintieron sus efectos. En municipios como Nagua, las olas provocadas por el ciclón atrajeron a curiosos, a pesar de la advertencia del Gobierno de no acercarse a las orillas.

“Tenemos miedo de que pueda pasar algo, pero por ahora solamente se está alineando el paso del huracán”, declaró a EFE Alexandra García, trabajadora de una tienda cercana a la playa. Otros vecinos se acercaron a vigilar el comportamiento del mar y valorar si debían permanecer en sus hogares.

 

El fenómeno también atrajo a surfistas. “Nosotros andamos buscando olas por el huracán”, explicó Gaudy Estrella, aficionada a este deporte. Ramón Antonio, otro habitante de la zona, señaló que las olas no eran tan peligrosas en ese momento, aunque admitió que las autoridades suelen intervenir si el oleaje se intensifica.

El Instituto Dominicano de Meteorología (Indomet) informó que Erin se localizaba a unos 269 kilómetros de la provincia de Samaná, con vientos de 205 km/h, y emitió alerta verde para 11 provincias entre el este y el noroeste del país.

Advertencias en las Islas Turcas y Caicos y las Bahamas

El NHC mantiene bajo aviso de tormenta tropical a las Islas Turcas y Caicos y al sureste de las Bahamas. Se espera que el núcleo del ciclón pase al este de estas zonas durante la noche del domingo y el lunes.

 

Las autoridades meteorológicas advirtieron que las lluvias asociadas a Erin podrían dejar acumulados de entre 76 y 152 milímetros, con totales aislados de hasta 203 milímetros. Estas precipitaciones intensas elevan el riesgo de inundaciones repentinas, urbanas y de deslizamientos de tierra en áreas vulnerables.

Además, el oleaje generado por el huracán continuará afectando a las Islas Vírgenes, Puerto Rico, República Dominicana y las Turcas y Caicos, extendiéndose en los próximos días hacia Bermudas, la costa este de Estados Unidos y el litoral atlántico de Canadá. El NHC advirtió que “estas condiciones oceánicas agitadas probablemente causarán olas y corrientes de resaca potencialmente mortales.”

Estados Unidos: alerta en Carolina del Norte

Aunque no se prevé que Erin impacte directamente la costa este de Estados Unidos, las autoridades han emitido advertencias por el fuerte oleaje y las corrientes de resaca que se esperan en los próximos días.

En Carolina del Norte, los funcionarios del condado de Dare declararon el estado de emergencia para los Outer Banks, un conjunto de islas barrera vulnerables a las marejadas. Se ordenó la evacuación preventiva de la isla Hatteras a partir del lunes, ante el riesgo de que la Carretera 12, la principal vía de acceso, sufra daños por la fuerza de las olas.

El Servicio Meteorológico Nacional indicó que, aunque el centro de la tormenta permanecerá a unas 200 millas (320 km) de los Outer Banks, los efectos indirectos podrían prolongarse durante varios días.

El primer huracán del Atlántico en 2025

Erin es el primer huracán de la temporada atlántica de 2025, tras la formación de las tormentas Andrea, Barry, Chantal y Dexter. Se fortaleció rápidamente al alcanzar categoría 5 el sábado, con vientos de hasta 260 km/h, antes de descender a categoría 3.

El meteorólogo Richard Pasch, del NHC, explicó que “se trata de un huracán de gran magnitud. Su intensidad fluctúa. Es un huracán peligroso en cualquier caso”.

Las fluctuaciones de intensidad se deben a procesos internos del sistema, pero los expertos coinciden en que Erin seguirá siendo un ciclón de gran impacto durante los próximos días.

 

De acuerdo con estudios científicos y con la información divulgada por Reuters, el cambio climático está provocando que los huracanes sean “más húmedos, ventosos y, en general, más intensos”. También hay evidencia de que estos fenómenos se desplazan más lentamente, lo que aumenta el riesgo de lluvias prolongadas en un mismo lugar.

En los últimos 40 años, los océanos han absorbido cerca del 90% del calor generado por los gases de efecto invernadero, lo que eleva la temperatura del agua en la superficie. Este calor adicional se convierte en energía que alimenta las tormentas, generando lluvias más intensas y vientos más fuertes.

El informe detalla que durante la temporada de huracanes del Atlántico de 2020, una de las más activas registradas, el cambio climático incrementó las tasas de precipitaciones por hora entre un 8% y un 11%.

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) prevé que con un aumento de 2 °C en la temperatura global, la velocidad de los vientos huracanados podría aumentar hasta un 10%. También se proyecta que la proporción de huracanes de categorías 4 y 5 se incremente en un 10% hacia finales de este siglo.

Con EFE, AP y Reuters.

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