Elon Musk ha decidido cerrar o pausar uno de los capítulos más controvertidos de su trayectoria reciente: su participación en el gobierno del presidente Donald Trump. El magnate anunció que se retira de sus funciones al interior de la administración Trump, donde lideraba el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), un organismo creado con la promesa de recortar el gasto público mediante la cancelación de contratos millonarios y la eliminación de decenas de miles de puestos de trabajo público.

Elon Musk no sólo se va del gobierno de Donald Trump, también anunció que reducirá significativamente su inversión en campañas políticas, luego de haber inyectado cerca de 300 millones de dólares en la candidatura presidencial del republicano y en otras iniciativas de ese mismo partido durante el último año electoral. El giro no es menor: se produce en medio de una creciente presión de los inversores, una caída en las ventas de Tesla y una serie de protestas que han afectado la imagen pública de sus empresas.

En su intervención virtual en el Foro Económico de Qatar, Musk defendió su incursión en la política estadounidense como “una obligación moral” más que una decisión estratégica. “Hice lo que tenía que hacerse”, declaró.

Sin embargo, reconoció que el costo fue alto: vandalismo contra sus instalaciones, incendios intencionales de vehículos Tesla y amenazas personales. “Se cometió violencia masiva contra mis empresas. Algunos responsables irán a la cárcel y se lo merecen”, afirmó.

Para Musk, la línea entre crítica política y violencia se ha difuminado. “Está bien oponerse a posturas ideológicas, pero recurrir a la violencia nunca es justificable”, añadió, subrayando que se ha tomado los ataques a Tesla y a su persona “como algo personal”.

Tesla, X, xAI y Starship: un regreso al frente empresarial

El empresario más rico del mundo vuelve ahora a centrar su atención en su poderoso ecosistema corporativo, que abarca desde los automóviles eléctricos de Tesla hasta la inteligencia artificial y la exploración espacial.

En una publicación en X (ex Twitter), Musk anunció que ha retomado su estilo de vida característico: jornadas laborales de 24/7 y noches durmiendo en salas de conferencias y fábricas. “Debo estar súper concentrado en X, xAI y Tesla, además del lanzamiento de Starship la semana que viene”, escribió.

Su implicación más activa en el día a día de las compañías llega en un tenso momento. Tesla reportó en 2024 su primera caída anual en las entregas de vehículos, especialmente marcada en Europa, donde las ventas descendieron drásticamente. Musk atribuyó el fenómeno a que el Viejo Continente representa “su mercado más débil”, aunque insistió en que la firma sigue siendo fuerte a nivel global, con una capitalización bursátil que supera el billón de dólares.

En un tono irónico, el empresario también abordó los rumores sobre una posible sucesión al frente de Tesla. Aseguró que se ve como CEO durante los próximos cinco años, aunque bromeó con que “podría morir”, en referencia a la especulación mediática que lo señala como una figura cada vez más desgastada por su implicación política.

En paralelo, Musk confirmó que SpaceX no ingresará al negocio de la defensa, descartando por ahora que la compañía aeroespacial se convierta en un proveedor de armamento. “No es una aspiración”, aseguró.

Actualmente, la empresa está a cargo del 90% de los lanzamientos orbitales de 2025, y continúa desplegando la constelación de satélites más ambiciosa del mundo con el programa Starlink.

Musk enciende la motosierra contra el partido Republicano

Tras convertirse en uno de los mayores financiadores de la campaña presidencial de Donald Trump, Musk ha decidido reducir drásticamente su participación en la arena política. El magnate, que canalizó casi 300 millones de dólares el año pasado para respaldar al inquilino de la Casa Blanca y a otros candidatos conservadores.

Desde la Casa Blanca, una fuente oficial consultada por la agencia Reuters intentó restar importancia a su decisión de limitar su apoyo económico al partido republicano, al asegurar que Musk “sigue totalmente comprometido” con Trump y que, tras su salida del DOGE, continuará colaborando como asesor informal, además de mantener su influencia sobre las redes de grandes donantes conservadores.

Otra fuente cercana al empresario confirmó que no se trata de un retiro definitivo, sino de una pausa motivada por la necesidad de apuntalar la salud financiera de sus empresas tras meses de tensiones reputacionales y caída bursátil.

Uno de los frentes más visibles fue la reciente elección judicial en Wisconsin, donde Musk aportó más de 20 millones de dólares para respaldar a un candidato conservador. A pesar del despliegue económico, el triunfo quedó en manos del aspirante progresista, en una contienda que muchos interpretaron como un termómetro anticipado del segundo mandato de Trump.

De esta manera, la retirada de Musk de la primera línea de recaudación podría alterar el panorama financiero del Partido Republicano en la antesala de las elecciones legislativas de 2026. Con una red de donantes aún consolidándose y una base movilizada pero no necesariamente generosa, los estrategas republicanos anticipan una mayor dependencia de los financistas tradicionales.

“Musk lo facilitó, pero ahora que Trump está en la presidencia, él mismo es el principal recaudador de fondos”, explicó Ron Bonjean, asesor político con experiencia en Washington. “¿Podría tener impacto su salida? Tal vez. Pero hay muchos otros lugares donde recaudar”, dijo, de acuerdo a una cita de Reuters.

Musk, una figura poco popular para Estados Unidos

La figura de Elon Musk continúa generando divisiones profundas dentro del electorado estadounidense.

Según una reciente encuesta de Reuters/Ipsos, el 58% de los ciudadanos tiene una opinión desfavorable del empresario, mientras que apenas un 39% mantiene una visión positiva. La percepción varía según la afiliación política: mientras los votantes republicanos tienden a respaldarlo, la mayoría de los demócratas lo rechaza de forma contundente.

Pero según las consultas de Reuters, el desgaste es evidente no solo en los números, sino también en el entorno cercano al magnate. Una fuente familiarizada con su paso por la administración de Donald Trump lo describió como "exhausto y exasperado", especialmente frente al impacto que sus posiciones políticas han tenido sobre sus compañías.

Con EFE, AP y Reuters.

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