Se trata de la segunda instalación de enriquecimiento nuclear más importante de Irán. En las profundidades de las montañas iraníes, Fordow está ahora en la mira de Israel, que busca destruir el programa nuclear iraní. Para poder atacarla, parece que el Estado de mayoría judía necesitaría la ayuda de Estados Unidos. ¿Por qué? Lo explicamos.
A medida que crecen las tensiones globales por el fuego cruzado entre Israel e Irán —desencadenado por el ataque israelí contra objetivos militares y nucleares de la República Islámica el pasado 13 de junio—, surgen cada vez más preguntas sobre el programa nuclear iraní y la capacidad del Estado de mayoría judía para acabar con la “amenaza existencial” que este representa.
En ese sentido, para que Israel materialice los objetivos que se ha marcado, deberá fijar su atención en la planta de enriquecimiento de combustible nuclear de Fordow, construida en las profundidades de las montañas iraníes.
También se baraja la tesis de que Fordow podría ser la más directamente entrada de Estados Unidos al conflicto, puesto que solo una bomba antibúnker estadounidense podrías ser capaz de penetrar las profundidades de la planta.
A continuación, los detalles de esta fundamental instalación nuclear y los de la bomba que amenaza su existencia.
¿Qué es la infraestructura nuclear de Fordow?
Se trata de la segunda instalación de enriquecimiento nuclear de Irán después de Natanz, el principal complejo de este tipo de la República Islámica y que ya ha sido blanco de ataques israelíes.
Más pequeño que Natanz, Fordow está construido en la ladera de una montaña de la ciudad de Qom, a aproximadamente unos 95 kilómetros al suroeste de Teherán. Estimaciones apuntan a que su construcción empezó en 2006 e inició su operación por primera vez en 2009, el mismo año en el que Irán reconoció públicamente su existencia.
De igual forma, se estima que la instalación —a unos 80 metros bajo tierra y roca— está protegida por sistemas de misiles tierra-aire iraníes y rusos. No obstante, también se cree que dichos mecanismos de defensa aéreos ya han sido atacados durante la campaña militar de Israel.
El lugar es también uno de los claros objetivos del premier israelí, Benjamin Netanyahu. "Toda esta operación… realmente debe completarse con la eliminación de Fordow", aseguró la semana pasada el embajador de Israel en Estados Unidos, Yechiel Leiter, en diálogo con ‘Fox News’.
GBU-57 A/B, el tesoro antibúnker de Estados Unidos
Cuando se habla del término “destructor de búnkers”, se hace referencia a las bombas diseñadas para penetrar a gran profundidad un objetivo antes de explotar. La GBU-57 A/B es un artefacto de este tipo, la última bomba penetradora de artillería masiva del arsenal estadounidense. Según la Fuerza Aérea estadounidense, esta bomba —de aproximadamente 13.600 kilogramos— está diseñada para ser guiada con precisión y atacar búnkeres y túneles subterráneos.
Se estima que las GBU-57 A/B pueden penetrar unos 61 metros debajo de la superficie antes de explotar, al tiempo de que pueden ser lanzadas una tras otra, perforando cada vez más con las explosiones sucesivas.
En ese sentido, su uso sería una de las mejores alternativas para Israel en su objetivo de penetrar el programa nuclear iraní.
Sin embargo, el Organismo Internacional de Energía Atómica de la ONU (OIEA) ha confirmado que Irán produce uranio altamente enriquecido en Fordow, lo que aumenta la posibilidad de que se libere material nuclear en la zona si la bomba estadounidense ataca la instalación.
¿Por qué es necesaria la participación de Estados Unidos para su uso?
Pese a que, en teoría, esta bomba podría ser lanzada por cualquier avión de ataque capaz de soportar su peso, hasta ahora solo Estados Unidos ha configurado y programado su avión bombardero B-2 Spirit para lanzar la GBU-57 A/B.
El B-2 es producido por la compañía Northrop y es utilizado exclusivamente por la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Su fabricante explica que la plataforma aérea de ataque puede transportar una carga útil de 18.000 kilogramos, aunque la Fuerza Aérea ha afirmado probar con éxito el B-2 cargado con dos GBU-57 A/B, lo que suma un peso total de 27.200 kilogramos.
Según Northrop Grumman, el avión de ataque tiene un alcance de aproximadamente 11.000 kilómetros sin reabastecimiento de combustible, y de hasta 18.500 kilómetros con reabastecimiento
El interrogante es si Estados Unidos se involucraría o no. Por lo pronto, Trump ha sido ambiguo sobre su postura frente a un eventual ataque contra Irán, ha dicho que no ha tomado "una decisión todavía".
Con AP y medios locales
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