Los servicios secretos ucranianos han cebado miles de gafas destinadas a los operadores de drones de combate rusos, informa The New York Times. Una operación que recuerda al sabotaje de los buscapersonas del Hezbolá por el Mossad en septiembre de 2024.
¿La operación de sabotaje de los "beepers" del Hezbolá por el Mossad israelí habría inspirado imitadores en Ucrania? Un oficial de inteligencia militar ucraniana confirmó al New York Times, el jueves 20 de febrero, que miles de gafas utilizadas por los pilotos de drones para controlar sus aparatos fueron saboteadas antes de ser enviadas al Ejército ruso.
En Rusia, durante más de un mes habían circulado rumores y acusaciones en los medios y entre las filas militares, pero hasta ahora las autoridades ucranianas ni confirmaron ni desmintieron la información.
"Atención: se está llevando a cabo una operación de sabotaje. Las gafas para los operadores de drones explotan al encenderse", advirtió a principios de febrero en Telegram Igor Potapov, representante de la empresa de equipamiento militar y protección JSC NPP.
Espías ucranianos "inspirados" por el Mossad israelí
"Individuos no identificados han utilizado rutas de ayuda humanitaria para hacer llegar las gafas saboteadas a los pilotos de drones de las fuerzas armadas rusas", precisó poco después la agencia Tass, el medio oficial ruso.
Este sabotaje afectaría a miles de gafas para drones Skyzone Cobra X V4, fabricadas en China y muy apreciadas por el Ejército ruso por su bajo costo, según el ‘New York Times’.
Es la Dirección General de Inteligencia del ministerio de Defensa de Ucrania (HUR), es decir, el servicio de inteligencia militar, que habría tenido la idea de la operación, confirmó el New York Times, basándose en fuentes ucranianas que quisieron conservar el anonimato.
"Es muy probable que la operación de sabotaje de los "beepers" de los militantes del Hezbolá por el Mossad en septiembre de 2024 haya inspirado este ataque organizado por los espías ucranianos, dado lo similar del modus operandi", reconoce Will Kingston-Cox, especialista en seguridad en Rusia del International Team for the Study of Security (ITSS) en Verona.
Al igual que los agentes israelíes, los del HUR eligieron un accesorio aparentemente inofensivo pero esencial, que sabotearon de antemano antes de enviarlo a las víctimas a través de supuestos intermediarios de confianza.
¿El mismo método, el mismo resultado? No exactamente. Mientras que el ataque mediante "beepers" hirió no solamente a militantes del Hezbolá sino también a cientos de personas en Líbano, las explosiones de las gafas saboteadas, según las autoridades rusas, no habrían causado víctimas en Rusia.
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Además, en las redes sociales rusas circulan varios vídeos que muestran cómo, al desempaquetar los paquetes con el material saboteado, se descubre la pólvora explosiva colocada dentro de los cascos.
"Explotar el talón de Aquiles" de los rusos
"Aunque ambas operaciones sean similares, lo que hicieron los agentes ucranianos es mucho más sencillo", destaca Ryhor Nizhnikau, especialista en Ucrania en el Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales.
El Mossad tardó varios años en establecer una cadena de suministro de "beepers" mientras engañaba a la vigilancia del Hezbolá, y realizó un trabajo minucioso para ocultar los explosivos en los circuitos de los dispositivos electrónicos.
No ha sido así con la operación del servicio de inteligencia militar ucraniano. "Estos agentes debían obtener resultados mucho más rápido", afirma Nizhnikau. En ese sentido, "es cierto que los ucranianos probablemente hubieran preferido que las explosiones lastimaran a los pilotos rusos de drones, pero eso no significa que la operación haya sido un fracaso. Lejos de ello", asegura Will Kingston-Cox.
Para este experto, hay que ver este ataque "como una demostración de que han logrado infiltrarse en el ecosistema militar ruso". "Es la primera operación de este tipo. Seguirán otras que demostrarán que podemos golpear a las fuerzas rusas tanto en Ucrania como hasta en Siberia", afirmaron fuentes cercanas a los servicios de inteligencia ucranianos a Suspilne, el medio público ucraniano.
"Han conseguido impactar al Ejército ruso donde más duele, demostrando que saben explotar su talón de Aquiles", añade Nizhnikau. El Ejército ruso depende en gran medida de "voluntarios, asociaciones e incluso, en ocasiones, de familiares de los soldados", puntualiza el especialista.
Al lograr infiltrarse en estas redes y hacer llegar el material saboteado a los pilotos de drones, el HUR pretende debilitar la confianza que los soldados depositan en la cadena de suministro, lo que puede generar cierta paranoia, impulsar controles más estrictos y, de esa forma, ralentizar toda la maquinaria militar, explica Will Kingston-Cox.
Preparar una guerra de guerrillas
Estos esfuerzos por atacar a los operadores de drones "subrayan también la importancia que estos aparatos han adquirido en el transcurso de la guerra", señala Nizhnikau. Es, además, un indicio de la evolución de las prioridades del Ejército ucraniano, que ya no se conforma con destruir los drones rusos, sino que ahora busca eliminar a los pilotos, ya que la pérdida de estos especialistas resulta mucho más perjudicial para el enemigo que la pérdida de los drones, que son más fáciles de reemplazar, estima Will Kingston-Cox.
En la contienda que libran los servicios de inteligencia rusos y ucranianos, mediante operaciones de sabotaje y asesinatos selectivos, "esta operación demuestra que los agentes ucranianos son más ágiles y tecnológicamente más ingeniosos que sus adversarios, quienes se concentran principalmente en ciberataques contra infraestructuras", concluye Will Kingston-Cox.
Sin embargo, estos sabotajes de gafas para drones no van a cambiar el curso de la guerra ni a revertir la dinámica en el frente, actualmente favorable al Ejército ruso.
No obstante, es una señal adicional de que "Ucrania se está adaptando a las nuevas realidades del conflicto contra Rusia", según Nizhnikau. Ya a finales de 2024 se habían registrado varios asesinatos de militares rusos en Moscú, lo que indicaba que las autoridades ucranianas querían apostar más por este tipo de operaciones clandestinas. Esta operación de sabotaje confirma esa tendencia.
Kiev no tiene muchas alternativas. "La probable desvinculación de Estados Unidos de Donald Trump obliga a Ucrania a buscar medios menos costosos para continuar apoyando el esfuerzo bélico. Quizás sea una señal de que Ucrania se está preparando para una guerra de guerrillas", concluye Will Kingston-Cox.
Este artículo es una adaptación de su original en francés
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