La batalla en EE. UU. por la redistribución de distritos electorales entra este 21 de agosto en una nueva fase. Los demócratas de California tienen previsto aprobar un nuevo mapa electoral para crear cinco escaños con posibilidades de que sean ganados por su partido. La votación, de cara a las legislativas del próximo año, llega un día después de que los republicanos de la Cámara de Representantes en Texas aprobaran una repartición de distritos electorales que les daría más escaños en el Congreso.

California avanza en una arriesgada estrategia, en respuesta a la política de Donald Trump para garantizar un triunfo republicano en las elecciones de medio término en 2026.

Los demócratas del Senado de California, liderados por el gobernador Gavin Newsom, presionan este jueves 21 de agosto para lograr la aprobación acelerada de su iniciativa de redistribución de distritos en la Cámara de Representantes de Sacramento antes del viernes, justo a tiempo para incluirla en la boleta electoral de las elecciones especiales del 4 de noviembre.

Con la llamada Ley de Respuesta a la Fraude Electoral, el nuevo mapa congresional busca crear cinco escaños con posibilidades de que sean ganados por la bancada azul. Se trata de una respuesta directa a la aprobación por parte de la Cámara de Representantes de Texas-el miércoles 20 de agosto– de un nuevo mapa para crear más escaños de tendencia conservadora en ese estado.

Los republicanos, incluido el presidente Trump, han reconocido abiertamente que la iniciativa en Texas busca aumentar su influencia política, lo que ayuda a preservar la escasa mayoría del partido en la Cámara de Representantes de EE. UU., de cara a las elecciones intermedias de noviembre del próximo año. Falta más de un año, pero esos comicios ya se perfilan como una contienda reñida por el control del Congreso estadounidense.

Los demócratas y los grupos de derechos civiles afirman que el nuevo mapa de Texas diluye aún más el poder de voto de los votantes hispanos y negros, lo que viola la ley federal que prohíbe redefinir las líneas políticas por discriminación racial o étnica.

Se abre así una batalla por el control de la Cámara de Representantes de EE. UU.  mediante la redistribución de distritos.

En una señal de la firme determinación de los demócratas por responder a la redistribución de distritos, el expresidente Barack Obama respaldó esta semana la propuesta de Newsom de rediseñar el mapa de California, afirmando que era un paso necesario para evitar la iniciativa del Partido Republicano en Texas.

"Creo que ese enfoque es inteligente y mesurado", declaró Obama durante un evento de recaudación de fondos para el principal brazo del Partido Demócrata en materia de redistribución de distritos.

Los movimientos avanzan con las elecciones del próximo año en mente. El partido del presidente en ejercicio suele perder escaños en el Congreso en las elecciones de mitad de mandato y actualmente el Partido Republicano controla la Cámara de Representantes por tan solo tres votos.

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¿Cuáles son los desafíos en California para aprobar la redistribución electoral en respuesta a Texas?

A diferencia de Texas, donde la aprobación del Senado estatal, controlado por los republicanos, y la firma del gobernador de ese partido, Greg Abbott, son suficientes para que los nuevos mapas electorales sean oficiales, California se enfrenta a un camino más incierto. 

"Vamos a combatir el fuego con fuego"

Los legisladores de la bancada azul deben usar su supermayoría legislativa, en California, para aprobar el mapa por un margen de dos tercios. Pero, luego, deben programar elecciones especiales en noviembre para que los votantes aprueben el rediseño electoral.

Ese nuevo mapa propuesto también debe ser firmado por  Newsom a más tardar el viernes 22 de agosto para cumplir con los plazos de votación.

La complejidad adicional se debe a que California cuenta con una comisión independiente, cuya última aprobación del mapa electoral del estado por parte de los votantes y avalada por Newsom, tuvo lugar en 2021. Ahora, solo los electores del estado pueden anular el diseño electoral aún vigente, antes de que quede completamente avalado el nuevo que buscan implantar como respuesta a las movidas del Partido Republicano.

El gobernador Newsom remarca que actualmente se requieren medidas extraordinarias para contrarrestar lo que está ocurriendo en Texas y otros estados liderados por republicanos que Trump presiona para que revisen y modifiquen los mapas de distritos de votación.

"Este es un nuevo Partido Demócrata, este es un nuevo día, hay una nueva energía en todo el país (…) Y vamos a combatir el fuego con fuego", declaró Newsom el miércoles 20 de agosto, luego de que Texas diera el aval inicial a su mapa electoral, ya que ahora debe ser aprobado por el Senado estatal y ratificado por el gobernador, aunque ante la mayoría republicana allí el trámite no prevé ningún obstáculo.

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¿Cómo ha avanzado el proceso de redistribución electoral en Texas?

Los legisladores demócratas de Texas, ampliamente superados en número en la legislatura estatal, retrasaron la aprobación del nuevo mapa 15 días al huir de Texas a principios de este mes en protesta.

Sin embargo, sus intentos por frenar la medida que consideran inequitativa fueron infructuosos. Su ausencia colectiva desencadenó esfuerzos extraordinarios por parte de Abbott y otros líderes republicanos para presionar a los demócratas a ceder, incluyendo órdenes de arresto civil, la imposición de multas y amenazas de retención de salarios.

A su regreso, se les asignó vigilancia policial las 24 horas para garantizar su asistencia a la sesión del miércoles 20 de agosto.

Esa sesión finalizó con una votación de 88 a 52, aprobando el mapa tras más de ocho horas de debate. Pero los demócratas también han prometido impugnarlo en los tribunales y se han quejado de que los republicanos realizaron una maniobra de poder político antes de aprobar una legislación en respuesta a las inundaciones mortales que azotaron el estado el mes pasado.

El representante estatal Todd Hunter, autor de la legislación que creó formalmente el nuevo mapa en Texas, defendió que la Corte Suprema de Estados Unidos ya ha permitido a los políticos rediseñar los distritos con fines abiertamente partidistas.

Ante este panorama, los demócratas, superados en número, poco podían hacer aparte de amenazar con una demanda para bloquear el mapa. Dado que el Supremo ya ha aprobado la manipulación electoral puramente partidista, los analistas indican que la única manera en que los oponentes pueden detener la redistribución electoral en Texas sería argumentando que viola el requisito de la Ley de Derecho al Voto de mantener unidas a las comunidades minoritarias para que puedan elegir a los representantes de su elección.

Al impulsar la redistribución de distritos a mediados de la década, ambos bandos rompen con la arraigada costumbre política de modificar los mapas políticos cada diez años, tras el Censo de EE. UU., para ajustarlos a los cambios de población.

La Cámara de Representantes y el Senado de Texas, ambos controlados por republicanos, aún deben conciliar dos versiones de la legislación antes de que pase al gobernador republicano Greg Abbott, quien asevera que la firmará.

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Estado por estado, se prevé una batalla electoral más amplia

El enfrentamiento entre Texas y California podría ser solo el comienzo.

Otros estados controlados por los republicanos, como Ohio, Florida, Indiana y Misuri, están avanzando o considerando sus propios esfuerzos de redistribución de distritos, al igual que estados liderados por los demócratas como Maryland e Illinois.

Y es que Trump va más allá de un solo estado en su intento de redistribuir el mapa electoral. El mandatario ha presionado a los líderes republicanos en estados conservadores como Indiana y Misuri para que también intenten crear nuevos escaños republicanos y los republicanos de Ohio ya estaban revisando su mapa antes de la decisión de Texas.

Los demócratas, mientras tanto, también están considerando reabrir los mapas de Maryland y Nueva York.

Sin embargo, más estados gobernados por demócratas tienen sistemas de comisiones como el de California u otros límites de redistribución de distritos que los republicanos, lo que deja al Partido Republicano con mayor libertad para rediseñar rápidamente los mapas.

Nueva York, por ejemplo, no puede diseñar nuevos mapas hasta 2028, e incluso entonces, solo con la aprobación de los votantes.

Con Reuters y AP

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