Esta semana, Donald Trump declaró oficialmente la que ha sido considerada como una guerra arancelaria. El presidente anunció gravámenes a más de 180 países, con la promesa de que EE. UU. será "rico" de nuevo. Pero su apuesta por proteger la industria nacional parece estar desencadenando consecuencias negativas para los propios estadounidenses.
El denominado como “día de la liberación” de Estados Unidos por Donald Trump no dejó ajeno a nadie. Los anuncios del presidente —con aranceles impuestos a 180 países, incluso habitados únicamente por pingüinos— estremecieron a prácticamente todo el mundo, dentro y fuera de las fronteras de su país.
Los primeros efectos ya son evidentes: contramedidas por parte de múltiples países, mercados en rojo, dejando marcas que no se veían desde la pandemia del Covid-19, y temor por una posible recesión.
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Trump defendió las medidas y aseguró que las reacciones de los mercados eran de esperarse. Además, hizo una metáfora. Señaló que la economía de Estados Unidos era como un paciente muy enfermo al que lo acababan de operar. Y repitió su altisonante promesa: hará a su país rico de nuevo.
Sin embargo, son múltiples los expertos que creen que las medidas radicales de Trump no solo están transformando el sistema económico mundial tal como hoy lo conocemos, sino que también amenazan a los estadounidenses y a sus bolsillos.
¿Qué le depara a los ciudadanos estadounidenses?
Los primeros damnificados, según señalan gran parte de los analistas consultados por France 24, son justamente los ciudadanos estadounidenses de a pie. Alertan que buena parte de las tarifas las pagarán los consumidores de ese país.
Cuando un país impone aranceles a productos importados, son las empresas las que, en principio, deben pagar ese impuesto. Sin embargo, en la práctica, muchas de ellas trasladan ese costo al precio final de los productos. Es decir, suben los precios para no perder ganancias. Por eso, aunque el arancel lo paga el importador, quienes terminan asumiendo buena parte de ese gasto son los consumidores, que ven cómo los productos se encarecen en el mercado.
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De hecho, según muestra ‘CNN’ citando a JP Morgan, los aranceles podrían provocar un aumento de precios en Estados Unidos, que sumarán cerca de un 2% al Índice de Precios al Consumidor en 2025.
En diálogo con France 24, Alfredo Coutiño, director para América Latina en Moody’s Analytics, explica que la imposición de estos gravámenes a las importaciones representan un doble costo para el consumidor.
Según señala el experto, “primero, porque eleva el precio de los productos importados, que al final tiene que pagarlo quien compra ese producto, afectando con ello su poder de compra”.
Y segundo, porque “las tarifas generales como las aplicadas por el Gobierno estadounidense tienen el poder de desacelerar e incluso generar una recesión de la economía, lo cual se traduce en pérdida de empleos e ingresos para las familias estadounidenses”.
Aunque prometió bajar los precios, su guerra arancelaria podría ir en sentido contrario. De hecho, podría encarecer muchos de los productos básicos para las familias estadounidenses.
Según reporta el medio NBC News, el Laboratorio de Presupuesto de la Universidad de Yale estima que “el impacto total de los aranceles anunciados desde que Trump asumió el cargo podría costarle al hogar promedio 3.800 dólares al año”.
Así también lo pronostica Augusto de la Torre, profesor adjunto del School of International and Public Affairs (SIPA), Columbia University, quien asegura que “contrariamente a lo que él (Trump) espera, en el corto plazo se vienen precios más altos para los consumidores”.
El presidente de la Reserva Federal de EE. UU. (Fed, banco central), Jerome Powell, advirtió que estos aranceles podrían provocar un aumento en la inflación y una desaceleración del crecimiento económico.
“Los aranceles son claramente inflacionarios. Depende del tipo de producto que tanto del arancel lo absorbe el distribuidor y que tanto el cliente final, digamos el consumidor final, pero en todos los casos son inflacionarios", asegura en diálogo con France 24, Jorge Suárez-Vélez, economista y columnista del periódico ‘Reforma’.
Además, parece que el aumento de los precios vendrá desde todos los frentes. CBS News muestra que debido al arancel universal del 10% sobre las importaciones, “es probable que cualquier bien importado se vuelva más caro en las próximas semanas y meses a medida que las empresas estadounidenses asimilan los aranceles de importación y ajustan sus precios en respuesta”.
¿Una recesión?
Esa es la pregunta que acapara los titulares de los medios estadounidenses. El temor a una recesión es más que latente en Estados Unidos.
Una recesión es un período en el que la actividad económica de un país se contrae durante al menos dos trimestres seguidos. Esto quiere decir que se produce una caída en indicadores clave como el consumo, la inversión, la producción y el empleo.
De hecho, este viernes el banco de inversión JP Morgan afirmó que ahora ve un 60% de probabilidad de que la economía mundial entre en recesión para finales de año. La predicción del año pasado era de un 40% anterior.
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“Efectivamente, la probabilidad de recesión ha aumentado, y su materialización depende de la duración de los aranceles y de las respuestas de represalias de los países afectados”, señala Coutiño.
En ese sentido, un aumento de la inflación debido a los aranceles y una caída del consumo de los consumidores estadounidenses podrían frenar el crecimiento de Estados Unidos.
“Puede empujar a la economía de Estados Unidos a una recesión porque al elevarse los precios así, lo primero que va a pasar es que el gasto en consumo probablemente va a bajar”, asegura Suárez-Vélez.
Por su parte, De la Torre sostiene: “la escalada de retaliaciones agudizará la guerra arancelaria, atizando la ya gran incertidumbre en que vivimos”.
Esa incertidumbre lleva a muchos inversionistas a frenar sus decisiones, en espera de reglas más claras. La expectativa de estos cambios produce "una actitud de espera (’wait and see') en los inversionistas" quienes —pronostica el experto— “no se animarán a hacer inversiones cuantiosas hasta que no se estabilicen las nuevas reglas de juego”.
“En consecuencia, no creo que el retorno de la manufactura que el presidente Trump busca se materialice. Más bien, creo que en la segunda mitad de este año se producirá una caída de la inversión privada en EE. UU. de magnitud semejante a la que observamos en 2020, el año del Covid-19”, asegura De la Torre.
¿Se avecinan consecuencias sociales?
Los aranceles de Trump no solo amenazan con encarecer productos importados. También podrían traducirse en menor actividad económica, más desempleo y una mayor desigualdad.
“Creo que va a provocar mayores niveles de desempleo porque va a haber menor actividad económica”, advierte Suárez-Vélez.
"En términos de desigualdad este tipo de arancel sin duda perjudica más a la gente de menores ingresos porque son los que gastan una mayor proporción de su ingreso en bienes básicos que se van a encarecer", añade el economista.
Según un informe citado por NBC News, “los efectos colaterales de la nueva ola de aranceles radicales anunciada esta semana por el presidente Donald Trump se sentirán más en los estadounidenses de bajos ingresos”.
Estas familias, que dependen en gran medida de productos importados, tienen menos margen para absorber el alza de precios. El mismo análisis estima que “los hogares con ingresos más bajos podrían experimentar una reducción del 4% en sus ingresos netos debido a los aranceles”.
Coutiño asegura que “las tarifas pueden generar una recesión y consecuentemente un mayor desempleo con alta inflación, lo cual es la mejor receta para deteriorar el bienestar social de la población y empobrecer a los que menos tienen”.
Mientras que De la Torre también advierte que las consecuencias podrían ser aún más graves si se combinan con otras decisiones fiscales. “Dudo mucho que la reducción de impuestos que el presidente Trump ofrece neutralice los mencionados efectos adversos”, sostiene.
Por el contrario, cree que esa política “agravaría los problemas fiscales y de desigualdad” y anticipa “un altamente probable proceso de estanflación, esto es, la coexistencia de precios más altos y estancamiento o contracción de la actividad económica”.
Sin embargo, todavía persisten los llamados a la cautela. Para Antonio Ortiz-Mena, fundador y director de AOM Advisors, profesor adjunto de Relaciones Económicas Internacionales en la Universidad de Georgetown y presidente del Comité TMEC del Consejo Mexicano de Comercio Exterior, los efectos económicos deben analizarse considerando múltiples factores.
“Yo creo que hay que tener mucho cuidado asignándole demasiados efectos puntualmente a los aranceles cuando son muchas las variables que afectan el desempeño macroeconómico relacionado con la inflación y con las tasas de crecimiento”, asegura.
La "reputación" de EE. UU., en juego
Pero los efectos no son meramente económicos, estos vienen acompañados DE consecuencias geopolíticas.
Suárez-Vélez sostiene que con estas decisiones unilaterales, Estados Unidos está “dando muestra de ser un socio poco confiable, volátil y que es capaz de tomar decisiones de esta magnitud sin medir totalmente las consecuencias”.
Incluso si un futuro gobierno decidiera revertir estas políticas, el escepticismo ya está instalado. “Aunque viniera un presidente extraordinario, lo que muchos pensarían es que siempre existe la posibilidad de que haya otro Trump a la vuelta de la esquina”, advierte Suárez-Vélez. Esto podría llevar a otros países a diversificar sus alianzas y buscar acuerdos con actores más previsibles.
También el dólar mismo podría verse afectado, señala, pues podría perder “esta enorme fortaleza que tiene como el refugio natural de valor para el resto del mundo”.
Los efectos vienen desde diversos frentes. Aunque todavía es muy pronto para prever el alcance de las medidas, las consecuencias parecen ser de grandes magnitudes. Sin embargo, ya se ha visto a Trump recalculando algunas de sus decisiones y echándolas para atrás.
Según Ortiz-Mena, podría ocurrir que los aranceles de Trump sean un mecanismo para "forzar a otros países a bajar sus propios aranceles. Y si los otros países bajan los aranceles, entonces uno pudiera pensar que Estados Unidos retiraría esos aranceles".
Por el momento, sin embargo, está generando tensiones, polarización interna y un mayor riesgo de recesión que afectará principalmente a los consumidores.
Coutiño alerta que estas decisiones comerciales no solo son ineficaces, sino contraproducentes: “Efectivamente, las tarifas estadounidenses son un tiro en el propio pie”.
No obstante, Trump insiste:
"Los aranceles nos dan un gran poder de negociación. Siempre lo han hecho. Los utilicé muy bien en la primera Administración. Ahora lo estamos llevando a un nivel completamente nuevo".
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