Al mediodía del 24 de abril de 1965 militares constitucionalista se hicieron cargo del control de la alta oficialidad de las Fuerzas Armadas, que sostenían el régimen del triunvirato, y proclamaron el retorno a la constitucionalidad y la necesidad del regreso del presidente Juan Bosch al poder, del que había sido destituido el 25 de septiembre de 1963.
El entonces capitán Mario Peña Taveras llamó al doctor José Francisco Peña Gómez, quien hablaba por el programa Tribuna Democrática, órgano racial del Partido Revolucionario Dominicano. Esa llamada fue divulgada en palabras del doctor Peña Gómez, de que los militares llamaban al alzamiento del pueblo para el retorno a la democracia.
Desde ese medio día del 24 de abril de 1965 el pueblo salió a las calles a reclamar libertad y democracia, y retorno del profesor Juan Bosch y de la Constitución que había sido proclamada por una Asamblea Constituyente en abril de 1963. Los militares constitucionalistas entregaron armas al pueblo y se dio inicio a la denominada guerra de abril de 1965.
Los golpistas, que fueron controlados rápidamente, con la excepción del Centro de Enseñanzas de las Fuerzas Armadas (CEFA), resistieron el control del pueblo y los militares democráticos. Intentaron cruzar el puente, para combatir en la ciudad capital, pero no pudieron hacerlo. Solo unos cuantos se permitió que cruzaran. La batalla del puente Duarte ocurrió el 27 de abril, y allí sobresalió la figura de Francisco Alberto Caamaño, un líder militar y democrático que coordinó con el profesor Juan Bosch, con Rafael Tomás Fernández Domínguez, con Manuel Ramón Montes Arache, y con los hombres y mujeres del PRD y de la izquierda que se unieron al proceso.
Allí, con el sudor del pueblo, la valentía de militares y civiles, se quedó establecida la democracia dominicana. Así se consolidó el amor del pueblo dominicano por la justicia y la soberanía.
Los golpistas, con la mentira del control del movimiento constitucionalista por los comunistas, lanzaron una ofensiva y “solicitaron” la intervención militar de los Estados Unidos, que prestos a mantener fuera del poder a Juan Bosch, envió miles de militares a impedir el triunfo del pueblo y de la democracia.
Abril fue una lección política importante para la sociedad dominicana. El pueblo defendió la soberanía nacional, se enfrentó a los invasores, y Estados Unidos decidió poner la mascarada de la Fuerza Interamericana de Paz, a nombre de la Organización de Estados Americanos, para ocultar su agresión directa a la voluntad del pueblo dominicano.
En esa hazaña el pueblo mostró su pecho, y su extraordinaria valentía. Allí cayeron hijos de esta tierra como Oscar Santana, Rafael Tomás Fernández Dominguez, Juan Miguel Román, Jacques Viau Renauld, Euclides Morillo, y tantos y tantos dominicanos, que sobrepasaron de los 5 mil los muertos en combates, defendiendo la soberanía.
Allí se desató la rabia y el odio de los enemigos de la República Dominicana. Querían asesinar y fueron complacidos, y se les permitió la llamada “Operación Limpieza”. Otros miles fueron asesinados. Y no conformes con ello, atentaron contra Caamaño y su equipo, en diciembre de 1965, en el Hotel Matum, donde asesinaron a varios militares y ciudadanos, entre ellos al jefe de Estado Mayor del gobierno constitucionalista, general Juan María Lora Fernández.
Hoy se cumplen 60 años de aquellos acontecimientos, y la memoria no se borra, la dignidad del pueblo dominicano, su apego a la justicia, a la constitucionalidad, a la soberanía, se mantienen intactas.
Recordamos a los héroes de abril, a los verdaderos defensores de la dignidad y la soberanía de la República Dominicana, frente a un Estado agresor que nos invadió varias veces, y que sigue siendo motivo de serias preocupaciones para la República Dominicana hoy día.
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