Hay un dicho: los jóvenes son el futuro de la nación, aportarán un cambio, crearán nuevas riquezas, mejorarán la calidad de vida y encontrarán un mejor modelo de desarrollo que se traduzca en bienestar colectivo.
Sin embargo, enfrentan una realidad al entrar al mercado laboral, convirtiéndose en un proceso complejo y prolongado, marcado por períodos de desocupación, empleos precarios, pasantías y regresos a los estudios, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Además, devengan bajos salarios. En el caso de República Dominicana, la Tesorería de Seguridad Social (TSS) detalló que los empleados de 18 a 30 años cotizaron en promedio RD$ 29,412 mensuales, un 27.06 % o RD$ 7,960 por debajo de los RD$ 37,372 que cotizó la masa salarial formal (2,482,035) a mayo del 2025.
Este grupo etario es de 777,026 jóvenes. De esta cantidad, 474,091 empleados tienen un rango salarial desde RD$ 15,000 hasta RD$ 30,000, montos que quedan por debajo del costo de la canasta familiar (RD$ 46,768).
De hecho, solo 65,793 jóvenes devengan un salario superior de RD$ 50,000, un 6.9 % más que el costo de la canasta familiar situada en RD$ 46,768 por el Banco Central dominicano (BC).
Sin embargo, esta cantidad varía según los quintiles, siendo el quintil 1 con RD$ 28,009 y el quintil 5 de RD$ 76,190, es decir, 2.5 veces más que el monto promedio cotizable en el mercado formal (RD$ 29,412).
En tanto, 117,228 jóvenes tienen retribución que varía entre RD$ 30,000 y RD$ 50,000, de acuerdo con la TSS.
Cifras de la World Value Survey fijan que el 75 % de los jóvenes en la región de América Latina y el Caribe está preocupado por perder sus trabajos y que el 79 % considera insuficientes las oportunidades económicas en sus países.
Los datos indican que seis de cada 10 jóvenes deben aceptar trabajos informales, sin contrato laboral, sin beneficios ni protección social y con salarios bajos e inestables.
Esta situación es avalada en la tasa promedio de desocupación juvenil se situó en 13.8 % en 2024, un leve descenso de 0.7 puntos porcentuales comparado con el 2023, sigue siendo elevada y evidencia las dificultades que enfrentan los jóvenes para acceder a un trabajo decente, de calidad y duradero en la región de América Latina y el Caribe.
“La falta de empleo estable y remunerado, sumada a la alta informalidad y los bajos salarios, limita las oportunidades de movilidad social de este grupo”, comunicó el organismo internacional.
Además, subrayó que las condiciones laborales de los jóvenes impactan directamente en su desarrollo personal y profesional, así como en su autonomía financiera y su capacidad para contribuir a las finanzas personales y las familiares, cubrir sus estudios y avanzar hacia la vida adulta.
“Esta situación aumenta la inseguridad laboral y el temor a perder el empleo”, señaló la OIT.
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