Hay novelas que no se leen: se viven. Que no solo cuentan una historia, sino que laten, respiran, duelen y enamoran. Los amantes de abril, de Manuel Matos Moquete, pertenece a esa estirpe rara de obras que desbordan las páginas. Publicada por primera vez en 2004 por Cocolo Editorial, esta novela de 148 páginas, narrada en tercera persona, nos sumerge en un universo donde la memoria y la emoción se entrelazan en una prosa poética de notable belleza. ¿Cómo amar cuando todo se derrumba? ¿Cómo seguir buscando a alguien cuando el país entero se ha perdido?

Ambientada en la guerra de abril de 1965, la obra nos traslada a un Santo Domingo convulso, herido y esperanzado. En ese escenario se entrecruzan los destinos de Efraín y Margarita (Margot), dos amantes separados por el fragor de la insurrección. Él, un idealista comprometido con los vientos del cambio; ella, una mujer movida por el amor y la incertidumbre, que recorre una ciudad sitiada para encontrarlo. Su búsqueda no es solo personal: es un acto de resistencia, una forma de afirmar la vida en medio del caos.

Empero, Los amantes de abril va mucho más allá de la crónica de una guerra o del relato de un amor imposible. Es una exploración profunda del alma humana. Con una prosa poética rica en imágenes, silencios y resonancias simbólicas, Matos Moquete nos introduce en un territorio donde el lenguaje no describe: invoca. Cada frase está cargada de ritmo, de densidad emocional, de ese lirismo que convierte la tragedia en arte.

En una conversación con Victoria Mejía, el autor reveló que la novela nació de una conjunción de motivos: su experiencia personal, el compromiso de mantener viva la memoria de abril y la huella dolorosa de sus hermanos Rafael (Fellito) y Domingo (Ciro) Matos Moquete, desaparecidos en el contexto de la guerra. No obstante, deja claro que su escritura no busca testimoniar desde la historia, sino desde la subjetividad del ser que escribe. Lo vivido se transforma en símbolo, y la experiencia individual se vuelve universal.

Margot, la protagonista, encarna la frontera entre lo real y lo imaginario. Su llegada a Santo Domingo en un tren que no existe, su diálogo íntimo con el hijo que lleva en el vientre, su tránsito por espacios que parecen flotar entre la realidad y el sueño, revelan la naturaleza onírica del relato. ¿No ocurre lo mismo con la memoria? ¿Acaso no mezclamos lo vivido con lo que deseamos haber vivido?

'Los amantes de abril': cuando el amor se atreve a desafiar la guerra

De ese modo, Los amantes de abril conjuga historia y ficción, realidad y fantasía, lo trágico y lo poético. En ese juego de espejos, la obra dialoga con la narrativa de Marcio Veloz Maggiolo, otro gran escritor dominicano que, como Matos Moquete, supo fundir la historia nacional con la dimensión humana de sus personajes. Ambos comprenden que la historia no se narra solo con fechas y batallas, sino con emociones, silencios y sueños.

Efraín y Margot, separados por la guerra, simbolizan la condición humana en su estado más puro: la necesidad de amar, de recordar, de seguir buscando sentido cuando todo parece perdido. En ellos se reflejan las heridas de una nación, pero también su esperanza. ¿Qué es la guerra sino la lucha por recuperar lo que se ama? ¿Y qué es el amor sino una guerra silenciosa contra el olvido?

Por eso Los amantes de abril conmueve tanto. Porque en medio del estruendo y la desolación, Manuel Matos Moquete, uno de los intelectuales dominicanos vivos más relevantes, rescata la ternura, la palabra y la memoria. Su obra une la literatura, la lingüística y las humanidades, sensu lato, en una síntesis que honra el pensamiento y la sensibilidad del país.

Esta novela merece ser leída, estudiada y llevada al cine. Su atmósfera de amor, incertidumbre y tragedia podría desplegar en la pantalla todo su poder visual y simbólico. ¿Quién se atreverá a filmar el amor imposible de Margot y Efraín? ¿Quién traducirá en imágenes ese tren que nunca existió, pero que todos sentimos pasar alguna vez por la imaginación?

Desde una perspectiva pedagógica, Los amantes de abril invita a los lectores —especialmente a los jóvenes— a mirar la historia dominicana desde la sensibilidad humana. La literatura, en este caso, no repite la historia: la reinventa para que no muera.

Y cuando se cierra el libro, uno entiende que esta historia no pertenece solo a 1965; porque todos, alguna vez, somos Margot buscando a Efraín entre las ruinas. Porque mientras haya quienes amen y recuerden, ninguna guerra podrá extinguir la ternura ni la memoria.

'Los amantes de abril': cuando el amor se atreve a desafiar la guerra

En el trasfondo filosófico de Los amantes de abril late una visión existencialista cercana a la de Jean-Paul Sartre. Margot, enfrentada a la soledad, al vacío y a la imposibilidad de hallar a su amado, se convierte en un ser que busca darle sentido a su existencia a través de la acción: buscar, resistir, soñar. Como los personajes de La náusea, vive en una realidad incierta donde la libertad se convierte tanto en una carga como en una afirmación del ser. ¿Qué otra cosa es Margot, sino una mujer que elige actuar aun cuando todo parece perdido?

La guerra, en la novela, funciona como metáfora del absurdo sartriano. No hay héroes puros ni causas totalmente justas: solo individuos lanzados a la contingencia, que deben elegir en medio del caos. Margot elige el amor; Efraín, el ideal. Ambos asumen sus decisiones, sin escapatoria divina ni consuelo trascendente. En esa tensión radica la dimensión humana que Sartre situaba en el centro del existir: somos nuestras elecciones.

Por eso es que Los amantes de abril pueda leerse también como una novela de la libertad. Una obra donde la acción —aunque inútil o trágica— se convierte en afirmación de sentido. Margot no sabe si Efraín está vivo o muerto, pero su búsqueda le da un propósito; en su obstinación por encontrarlo, se redime. Así, Matos Moquete logra inscribir la historia dominicana dentro de una tradición filosófica universal, en la que el ser humano, arrojado al absurdo, se aferra a la esperanza como último acto de libertad.

Para profundizar

Matos Moquete, Manuel (2004). Los amantes de abril. Cocolo Editorial, Santo Domingo.
Sartre, Jean-Paul (1943). El ser y la nada. Gallimard, París.
Veloz Maggiolo, Marcio (1975). De abril en adelante. Editora Taller, Santo Domingo.
Mejía, Victoria. Entrevista a Manuel Matos Moquete sobre Los amantes de abril, publicada en Acento, 2025.
Mateo, Andrés L. (1982). La otra Penélope. Editora Universitaria, Santo Domingo.

Gerardo Roa Ogando

Profesor universitario y escritor

Gerardo Roa Ogando es Decano de la Facultad de Humanidades, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Es doctor en Filosofía del Lenguaje, con énfasis en Lingüística Hispánica. Magíster en Lingüística Aplicada; Máster en Filosofía en un Mundo Global y Magíster en Entornos Virtuales de Aprendizaje. Es Profesor/Investigador adjunto, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Director de la Escuela de Letras en la Facultad de Humanidades, y profesor de Análisis Crítico del Discurso (ACD) en el posgrado del área de lingüística en dicha universidad. Miembro de número del Claustro Menor Universitario de la UASD desde el año 2014. Algunas publicaciones: “Taxonomía del discurso” (libro, 2016); “La competencia morfosintáctica” (libro, 2016); Redacción Académica (2019, libro); Lingüística cosmológica (2013, libro); “Cuentos del sinsentido” (2019, libro);

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