La poesía es el vuelo a la esencia de las cosas por medio de la belleza. Esta se viste de lo sagrado y hace de la apariencia un ritual místico, ahondado en manifestaciones del Ser; se atavía de lo erótico y trasciende los cuerpos, para conectarse con el origen. Es esto lo que logra la poeta Mikenia Vargas en sus versos, en conciencia y unidad del alma con el Universo, es lo que estas profanas palabras pretenden mostrar.

Mikenia Vargas no es sólo una muestra del ideal poético que postula la taocuántica, sino que es cofundadora de esta novedosa visión del mundo, estilo de vida para estar en vinculo con la esencia del Todo; y desde su poética funda su voz vivencial.

En Mikenia Vargas lo erótico es un modo del ser que sublimiza los sentidos. En él se manifiesta lo femenino que hay en las cosas. Crea un mundo de tensiones en el que la carne asciende a lo sagrado o degrada a lo “mundano”. En la poesía de Mikenia Vargas, estos dos atributos son parte de la misma esfera, es decir, vínculo y límite de la unidad dual que habita en ella.  Lo dicho se puede observar en el siguiente texto:

Fusión

Palpo el agua / en el tiempo de la espera / traslación de una memoria líquida / en donde llevo sin habla tu recuerdo // Pensarte / es ir saciando la sombra blanca de sed (Vargas, 2019)

Fusión es un poema que se estructura en símbolos propios, expresados en la tortura de la vivencia y la emotividad. Texto, en el que lo erótico derrama el vaso que es la carne.  La armonía se aprecia en un estilo con ritmo interior que es cadencia que crea una belleza sacra y terrena, erótica y mística.

Elementos como: palpar el agua, memoria líquida y esa sombra blanca de sed, son imágenes femeninas que remiten a lo fértil y al origen. El símbolo agua, rico en multivocidad, es el pilar de este todo metafórico. Para otros lectores, quizás estas metáforas encarnen lo melancólico o el dolor del recuerdo, pero estoy plenamente convencido de que en la poeta analizada no hay espacio para el dolor. La poesía es en ella ese contacto con la Divinidad, la identidad femenina que le lleva a mirar sus   adentros a humedecer los labios y así conectar con la fuente de energía del Universo.

Lo planteado en la estructura sémica anterior, es amparado en las palabras de la poeta aludida, con motivo a la publicación de su poemario Silencio y carne (2016), en el que establece: “En la poesía encontré una manera de hablar con las cosas, con La Presencia, con el Universo y conmigo” …” La poesía es agua, fuego, es tierra que sostiene la carne y la fruta con que he venido al mundo” (pp.11-12).

Esta visión es profundizada y llevada a la esencialidad en la visión taocuántica de su texto, Rumor Sagrado (2019): “Amanece y los ojos sensoriales han desatado a un proceso intimo en una serie de estados análogos con el Universo, es ahí cuando la poesía se desnuda con una conexión necesaria entre la energía y las cosas” (p.15).

Como se evidencia en el poema y las reflexiones propia de Mikenia Vargas, lo erótico es sagrado, profano y místico, en una palabra, trascendente.  Es ir a las dimensiones de lo esencial de las cosas mismas, diría Husserl en su propuesta fenomenológica, a esas cosas mismas que danzan con el cuerpo, el alma y todas las experiencias que en sus vivencias trasforma en fiesta, ritual de las evocaciones de la carne y del espíritu.

Estas disquisiciones preparan al poema, La brecha, fiel testigo de todo lo expuesto. Texto, que quizás sea representado por el título del hermano de páginas en el poemario Rumor Sagrado, refiero al escrito Ardorosa Llama.

La brecha

Es un destierro innecesario / esto de creerme roca / sombra de mi sombra / en la que me desconozco / La densidad de la noche / rememora mi silencio / y voy canto / piedra angular / polvo de esta roca en la que Soy contigo / La niebla me mira / también es lluvia / agua de esta ausencia / sed de mis recuerdos / Ya no hay tiempo / una brecha etérea / atraviesa mi memoria (Vargas, 2019) 

En La brecha, la sensibilidad se viste de Ardorosa llama. En ella se reúne lo onírico, la vigilia y por supuesto, el invitado estelar de esa valoración, lo extático. La poeta se ve ajena a sí, desprovista de sensibilidad. Por eso afirma: “Es un destierro innecesario esto de creerme roca” (p.23), pero no da tiempo ni espacio a este modo extraño a su Ser. La roca es cincelada en partículas de polvo para que la poeta recobre la sensibilidad en la intimidad del yo.

Mikenia, en adición a lo dicho, es una poeta consciente de sí. Ella encara a la sombra de la sombra. En el paradigma de Carl Jung, esta terminología es presentada por el inconsciente que es dualidad proyectiva para reconocerme en lo bueno o lo malo de la alteridad. Lo que sorprende es el uso que se da en el texto en cuestión. El símbolo sombra, aparece como atributo de sí misma, es decir, sombra de sombra.  Ella, que ha de encarnar el inconsciente, toma conciencia de sí para convertirse en la roca. Tan pronto se hace visible a la mirada profunda de la creadora, es destrozada y aniquilada por la naturaleza.   A partir de aquí, el ser erótico se eleva y logra el vínculo con el Universo, se hace niebla, lluvia, lo mirado y quien mira. Todo esto, sin perder la sed de ese recuerdo ahondado en la memoria y somatizado en el cuerpo.

Analizar el Eros mundanal, diría Platón (1871), es ver la interconexión de la poeta con su esencia, con las dimensiones de una realidad que habita en ella y le puebla de éxtasis la piel que se leva y es aroma de loto, cifrado en la trasparencia de la energía que en forma de amor une todas las cosas, como así nos legó el místico Empédocles antes de resurgir del volcán que le regresó al origen o lo absoluto, que intuyo como Borges es el tiempo.

Lo sagrado es la intuición mística que lleva al ser a diluir la identidad en el todo. Es una dimensión del ser que aparta a la razón para dar entrada a la intuición, ese mecanismo avanzado que es la herramienta del artista y que guía a los genios más encumbrado de la historia.

Krishnamurti (1906), enseña en el concepto estado de lo sagrado, que lo espiritual va más allá del pensamiento, memoria o razón.  Oso decir, que lo místico es intuición infundida, es decir, aquella que no llega por los estímulos sensoriales. Es la que trasciende a la percepción, ella se manifiesta como lo dado o donado por la suprarealidad.

¿Cómo se manifiesta pues, este estado que es advenido al ser a modo de trance y nexo nogsceológico con cada manifestación de la ofrenda mística que hace la poeta Mikenia Vargas a través de sus versos?

Creo que la respuesta ha de tenerse con sólo permitirse sentir en la intimidad espiritual que somos el texto La Puerta. Digo sentir, porque está vedado a la razón, estamos pisando en terreno de la intuición, herramienta que ha operado en la historia con éxitos similares y más trascendentes que la razón, refiero al epistemólogo Beveridge (1966) en el Arte de la Investigación Científica. 

La puerta

Cuando cierro la puerta / No sé de qué lado estoy / Me quedo siendo las veces de mi sombra / desdibujo el contorno de mis pensamientos/ y creo ser // Del otro lado / Descarnados / ahondados a un doble misterio / nada está completo // Cuando abro la puerta / enardezco en formas / aletea mi espíritu en la ubicuidad de tantos seres // Hay memoria de los misterios / que bordea el Universo /un hálito de muerte merodea en los sueños // Me repito en el espejo / queriendo encontrarme / Desvisto el murmullo / y otra vez la puerta // Tras la noche / comienza la vigilia / el desencuentro repetido / varado en el silencio de mi origen // La noche lleva a cuestas la eternidad (Vargas,2019)

Este poema es una pieza mística, testimonio de vivencia de alta espiritualidad. Son palabras que cifran partículas de tinta y la materia hoja en blanco la bastedad del Universo.  Como el lector puede notar, no se trata de una sucesión de letras con sentido banal; él expresa en sí mismo el sentido oculto y mágico del estado esencial de las cosas.

Los primeros versos son centrales. En estos se hace explícita, la dualidad de la realidad, en palabras llanas, esa realidad que se percibe con los sentidos y la que sólo puede habitarse desde el espíritu. La puerta hace de imagen que enhebra ambos puntos. Sin embargo, representa también el reto que tiene el ser consigo. Elevo en esta apreciación la palabra intimidad a la de autoconciencia cósmica. Pues, la puerta que cierra la poeta no es la del estado existenciario de la nostalgia o melancolía para situarse en el aposento de lágrimas y lamentos, como ya claramente he referido. Se trata de un encuentro con el yo. Ella cierra la puerta de lo sensible para poder andar en los planos ontológicos y supraterrenales, esa de la que participa por entero el Universo. Esa misma en que el yo es negado, no hay pensamientos y apenas consciencia de quién se es.

Al ir dentro y traspasar por entero ese telón del yo, Mikenia descubre que la completud es una categoría inoperante. Todo es el vacío, por tanto, vuelve a sumergirse para ser en las cosas múltiples.  Se convence de ella; es apenas una memoria que cifra una mirada de los arcanos del Universo.

Insisto en que no es un poema cualquiera, es una experiencia que traspasa lo onírico. Es un atestiguar el infinito que cubre al espejo ante sus ojos.  Estos versos revelan la búsqueda que le lleva a reconocerse sin carne, en armonía con el Todo que revela el origen, que hace que la noche sea infinita y la vigilia la parte más superficial que el sueño.

La poeta referida en sus andanzas espirituales también incursiona y llega a certezas que conectan con posturas filosóficas y científicas bien aceptadas en la comunidad académica.  Esta actitud es una manifestación de su contexto intelectual y el ideal estético que eleva la Comunidad Literaria Taocuántica, de cual es modelo y parte operativa esencial.

En los hilos de ideas antecedido a estas palabras se han visto la dimensión humana, espiritual y artística de la poeta, pero es bueno hacer acopio de las ideas que también comulgan con el positivismo desde la conciencia intuitiva que tiene el poeta. Es de rigor citar los postulados del poema Origen:

Origen

Cuando la sombra se expande / No se traga la luz / Ni la desplaza /Simplemente la devuelve / a su estado originario // De polvo se nublan los recuerdos (Vargas, 2016)

La sombra, en este contexto, hace pensar en una categoría que ha irrumpido no hace mucho en la ciencia, hija del siglo XX y acuñada en el siglo XXl.  La materia oscura, una fuerza energética poco conocida, pero que se estima representa el 85 o más % de toda la materia del Universo y que puede llegar a tener influencias superiores a la fuerza de la gravedad (Instituto de Astrofísica de Canarias, 2025) … La poeta, en calidad de mensajera, como diría Platón, lega en sus versos esa cara de la realidad, oculta al hombre del presente siglo. Afirma que la materia oscura es sinónimo de luz, de origen. Es una maravilla del arte y es una grandeza de la poesía poder plasmar en líneas breves, pero fundamentadas en el Cosmos, la bastedad de lo existente.

En conclusión, Mikenia Vargas en su poética encarna en cada verso lo místico y erótico, lo sagrado y profano.  En su mira de amor se va descubriendo en cada cosa, desciende la carne y eleva un salmo de gracias al Universo; se eleva al espíritu y las cosas en energía de amor traspasan cada célula de su cuerpo y hace que los versos cifren la realidad que la intuición revela a su alma.

La poeta

Mikenia Vargas nace en Moca, República Dominicana, museógrafa y comunicadora social. Es autora de dos poemarios: Silencio y carne (2016) y Rumor sagrado (2022). Es cofundadora de la Comunidad Literaria Taocuántica, órgano de expresión del ideario estético taocuántico el cual asume como estilo de vida.

Frailyn Esteban Pérez

Poeta

Frailyn Esteban Pérez, San Francisco de Macorís. Poeta y ensayista, licenciado en filosofía por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y miembro cofundador de la Comunidad Literaria Taocuántica.

Ver más