Víctor Villegas (1924-2011), voz esencial de la Generación del 48 dominicana, construye en “Jamás” un discurso poético donde la fragmentación, no es solo un recurso estético, sino una estrategia ética. Este poema, tejido con imágenes autónomas y rupturas narrativas, exige al lector asumir un rol activo: recomponer los silencios históricos y confrontar las ausencias que el poder ha administrado. Villegas no escribe para ser descifrado, sino para ser vivido en la tensión entre memoria y olvido.
El verso “el silencio bien administrado es de la elocuencia", desenmascara la violencia epistémica de los regímenes opresivos. Villegas no habla de un silencio pasivo, sino de uno orquestado —como el de la Era Trujillista— donde el olvido se impone como política de Estado. La imagen del "hermano muerto saltando al Pacífico", no es un suicidio, sino un borramiento: el océano como fosa común de la memoria.
Como Paul Celan o Juan Gelman, Villegas usa el poema como lápida lingüística, pero con una particularidad caribeña: su lucha no es solo contra el olvido, sino contra la banalización de la historia.
El "chaleco antibalas sobre la palabra", convierte el poema en un campo minado*. Aquí, la poesía es a la vez escudo (protege la verdad) y espada (hiere al poder). Villegas denuncia cómo las "comisarías"—símbolos de control— vigilan incluso el pensamiento, pero también celebra la resistencia: su poema es un contraataque desde el lenguaje.
En otro fragmento analizado, Villegas rechaza el saber de las "bibliotecas" y los “gimnasios de monjas perdidas" (alusión a la educación dogmática). En su lugar, propone un conocimiento encarnado.
– “La garganta espléndida" como ruptura del silencio (el primer grito, el primer verso).
– "La cosecha íntima" del niño, donde el saber se recoge "letra a letra"en el cuerpo, como un caracol que crece en espiral.
Este es un manifiesto epistemológico, la verdad no está en los libros, sino en la experiencia vivida.
Las referencias a “Prometeo” (el robo del fuego) y la “Victoria de Samotracia” (triunfo incompleto) universalizan el dolor dominicano. Villegas no escribe solo para su isla: escribe desde ella hacia un arquetipo humano de resistencia.
"Mi garganta, espléndida más allá de las lluvias del verano / La noche, tan verde (recluida) en los cuernos del toro…"
La Claves de lectura;
“Garganta y alumbramiento”
La “garganta espléndida"* equivale a la ruptura de aguas maternas: es el “parto de la voz poética” ese primer sonido que desafía el silencio impuesto.
“Noche verde y toro”
La noche —símbolo de útero cósmico— se encierra en los “cuernos del toro” (fuerza fecundante). Villegas dibuja así un origen mítico para la palabra: antes de ser voz, fue gestación en la oscuridad.
El niño que recoge "letra a letra" su sabiduría en el *caracol de sus extremidades", representa el aprendizaje orgánico, contrario a la educación formal. El caracol —espiral que crece desde dentro— es la metáfora perfecta para un conocimiento que no se impone, sino que emana
Jamás no es un objeto literario cerrado: es una provocación. Villegas nos entrega las piezas rotas de un espejo y nos reta a mirarnos en ellas. Su poema:
Denuncia el silencio como herramienta de poder. Celebra el cuerpo como territorio de saber.
Convoca a un acto colectivo: reconstruir la memoria desde los fragmentos.
. “Jamás” de Víctor Villegas: La poesía como acto de resistencia y memoria"*.
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