He venido pensando si realmente estamos rompiendo del statu quo de la literatura dominicana, si nos estamos moviendo a nuevo nivel.
Conversaba hace unos días con una amiga escritora, que la literatura se sigue mantenido en una burbuja, gravitando en un espacio de pocas posibilidades, como si fuera una especie de sub-mundo, consecuencia de una sociedad fragmentada por procesos históricos, sociales, culturales y políticos arraigados ya en el comportamiento y la mentalidad de los dominicanos.
Es como pensar que viviésemos en una bola inflada de esas transparentes que colocan en los parques de diversiones, aislada de la realidad y de las infinitas opciones que tiene en conexión con el mundo real. O que simplemente no han sido pinchada o desinflada para ver si en ese nuevo estado podemos ver otras cosas: nuevas ideas y paradigmas, otras perspectivas y mejores opciones más eficientes para trabajar.
La Economía del Comportamiento (también comúnmente conocida como Economía Conductual) comprende el estudio de los factores psicológicos (cognitivos, emocionales, sociales) que influyen en la toma de decisiones de los individuos y las instituciones. (IA Overview, 2025).
Daniel Kahneman y Richard Thaler, dos figuras clave en el campo de la Economía Conductual, dedicaron gran parte de su investigación a explorar la complejidad del pensamiento humano y cómo esto afecta la toma de decisiones, tanto en mercados como en la vida cotidiana. (IA Overview, 2025). Un cambio en el statu quo suele provocar resistencia, una preferencia exagerada en la toma de decisiones, explicada por el hecho de que los riesgos son más importantes que los posibles beneficios.)) (William Samuelson et Richard Zeckhauser, 1988).
Si hacemos una comparación de la teoría de Kahneman y Thaler, viéramos que en la literatura dominicana existe tal vez un fenómeno parecido. El miedo a tomar decisiones por los riesgos o los retos que implica, evita ver los posibles beneficios y preferimos permanecer en la inacción (he sido repetitiva en esto, mientras seguimos estudiando el sector). El fenómeno social o el individuo que se encuentra en la inacción se queda allí y no saborea el éxito que traen los cambios, porque el proceso aparenta ser muy difícil y doloroso para transitarlo. Prefieren o prefiere vivir de espaldas a la posibilidad que enfrentarlo y verse ese nuevo estado fuera de él. Lo he dicho en otras palabras en otros artículos, pero creo que por mi primera vez estamos palpando el fenómeno.
Una vez transitado el proceso de riesgo podemos encontrar otras posibilidades. O la pregunta clásica que hacen reputados mentores de negocio a nivel internacional, comparándolo con las inversiones y los riesgos financieros, ¿y qué pasa si sí funciona? Si hay posibilidades fuera de ese estado inanimado en el que se encuentra lo actual.
Pero, what is the current scenario?, en qué áreas nos podemos centrar actualmente para salir de ahí. Existen tres sub-sectores de la literatura que necesitan urgentemente pinchar la burbuja:
Editoriales
Columna vertebral del negocio literario. Según mi análisis son las más urgentes en tomar riesgos y lanzarse al vacío por el bien y el futuro de sus empresas y clientes. La zona de confort del sector editorial es parte de ese status quo, no queremos ampliar nuestro contexto y ver esas otras opciones. Preferimos ver el mercado local o República Dominicana como lo más lejos de nuestras posibilidades, siendo esto una falacia: the inner thinking o una verdad asimilada cabalmente por el sector –aunque debo decir que no todos los negocios editoriales tienen el mismo patrón-.
Escritores
Desafortunadamente casi todo el mercado de escritores que se dedican a la ficción en República Dominicana no consume en promedio los servicios que ofrecen empresas de formación y/o coaching literario, promoción y difusión, servicios de agencia literaria, organización de eventos, o simplemente pagar por una nota de prensa para el lanzamiento de su libro, por lo menos no para que estas empresas sean rentables. Pocos escritores o inclusive empresas literarias apuestan a estos riesgos, tal vez por la misma razón que hablamos y por la poca convicción de que estas inversiones puedan tener un resultado.
Medios de comunicación tradicionales
En el caso de los medios de comunicación que son espacios de difusión un poco satelitales al sector (no son parte básica del sistema), tienen el papel de informar y sensibilizar a la población. Aún se encuentran en una fase de rezago, primero por lo diluido que se encuentra el sector y segundo por la falta de identificación con la literatura como un arte y una herramienta tan importante en la cultura y porque no conocen la industria editorial, que aún siguen sin visibilizarse a nivel nacional. Sobre todo en este momento, la falta de roce amistoso y relaciones genuinas para lograr un proceso de colaboración en conjunto.
Planteo algunas soluciones que creo pudieran catalizar el proceso de crecimiento en el que muchos estamos involucrados en la literatura dominicana:
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Primero, tomar riesgos sostenidos y evaluar todas las ideas fuera de la caja que ayuden poco a poco a salir de la burbuja.
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Segundo, aliarse o apalancarse a otras empresas y aunar fortalezas para crecer más rápido.
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Tercero, viajar a otros países para poder enriquecer la perspectiva del negocio, tener nuevas miradas y experiencias que ofrezcan aprendizajes significativos para luego capitalizarlos en nuestro país.
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Cuarto, en el caso de los escritores, unirse a las comunidades de escritura habitualmente, para encontrar nuevas informaciones y motivarse a seguir apostando a su carrera. La comunidad tiene mucho poder para el escritor actual, mucho más en un país con una cultura de escritura creativa tanta frágil.
En conclusión, debemos seguir provocando un efecto domino, primero desde la acción de los actores líderes para romper la burbuja, las empresas que en general se han unido como aliados estratégicos, y por supuesto la mejor fórmula posible para ver resultados: pensar en el bien común y no solo en el beneficio individual. ¡Creo que ahí hay una gran potencia para acelerar el proceso de crecimiento y expansión de la literatura dominicana.
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