Se piensa que la danza clásica en general, y la contemporánea en particular, debe ser socialmente antiséptica, alejada de las miserias humanas y por encima de las injusticias del sistema. Sin embargo, en ocasiones surgen eventualidades escénicas que no solo desmienten ese ideario, sino que, al contrario, demuestran que hay artistas de altísima estética capaces de comprometerse con la realidad.
Fue la sesión dancística de las sorpresas inesperadas: Danza U, la Compañía de Danza de la Universidad de Costa Rica, fundada hace 48 años por el maestro, coreógrafo y bailarín Rogelio López, como la primera compañía profesional de danza contemporánea en Costa Rica.
Los artistas, dirigidos por el maestro, llegaron a Edanco (Festival Internacional de Danza Contemporánea) para demostrar perfección técnica, sensibilidad social y sentido profesional integral en un quehacer que nos dejó sorprendidos y que, increíblemente, tiene poco eco en la crítica internacional de la danza.
Resalta en el trabajo la coordinación corporal perfecta, sincrónica con la labor previa y disciplinada de investigación de su tema: los políticos y gobernantes. Se percibe una búsqueda de tópicos que se atrevan y conecten.
A estos los enmarca en su dinámica conocida: el discurso de demagogia y manipulación, de ofertas repetidas y vacías, el chantaje y la corrupción de políticos y gobernantes, sus mentiras, su ambición desmedida y sus complicidades con el tráfico de drogas.
Los ticos fueron sarcásticos al denunciar esos discursos en los medios y redes, y sus intervenciones públicas, el endiosamiento del militarismo. La escena termina con una bandera palestina, justo en los actuales momentos de la historia.
Técnicamente, el espectador se encuentra ante un solo cuerpo de muchas caras, de muchas formas, que actúa coordinadamente, con una coreografía que aporta fuerza y solemnidad a lo expresado desde aquel silencio.
Los recursos técnicos de vestuario, maquillaje y peinado, junto con un esquema de luces que se suma al dramatismo de sus fondos oscuros rasgados con precisión por sus luminarias bien instaladas, enriquecen la puesta en escena. Vale mencionar lo que aportan en estos renglones: Valeria Goghi, en iluminación; ¡Pee-Pah! Estudio, en el diseño sonoro; y Gustavo Hernández, el mismo director.
Danza U es un grupo con trayectoria de honor. Para 2018 ya llevaba unas 168 coreografías montadas, por unos 31 coreógrafos distintos, y había obtenido 36 premios nacionales.
Es una compañía de marcada tendencia expresiva hacia la experimentación y el compromiso artístico y social, lo que se demuestra con la incorporación al repertorio de la videodanza, producciones audiovisuales y coproducciones. Danza U funciona también como espacio formativo para bailarines, coreógrafos y maestros; ha desarrollado programas como “Danza Abierta” para capacitación, docencia continua, talleres, entre otros.
Es un notable acierto de Edanco el haber logrado que Danza U llegara a escenarios dominicanos. Su calidad y compromiso constituyen un patrimonio que no basta con ser admirado y reseñado: hay que inclinarse con respeto ante su impronta.
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