"En fin, La Romana no ha acabado su aporte en las letras porque es un pueblo que tampoco ha acabado su desarrollo. El aporte de un pueblo sólo se acaba cuando ese pueblo se extingue, y para ello falta mucho si es que llega a suceder".Isael Pérez (1994)

En 1995, aparece publicada la segunda edición de la antología "La ría se desnuda" (Narrativa romanense), como parte de la Colección Artesanos, composición y diagramación de Stanley Gráfica & Asociados  impreso por Editora Búho, de la autoría del maestro, escritor, editor y gestor cultural Isael Pérez.

Esta segunda edición, solo cuenta con 111 páginas y en ellas aparecen diez autores romaneses o que han vivido en La Romana. Las ediciones posteriores fueron aumentando la cantidad de escritores hasta llegar a tener más de doscientas cincuenta páginas de la mejor narrativa de la provincia del este.

Pérez, en su compilación, hace una gran labor en dar a conocer la literatura de la ciudad, aspira a que ésta de desarrolle culturalmente y que ésta sea conocida en todo el país y en el mundo hispanohablante.

En una de mis visitas a la Feria Internacional del Libros, de Santo Domingo, de este año 2025, alcancé a ver este libro que estaba, entre otros, a la espera de que alguien lo llevara. Lo tomé y al hojearlo quedé impresionado. ¿Por qué no lo había leído antes? No había tenido la suerte de encontrarme con esta pequeña joya.

En sus páginas, los colores y las formas se manifiestan de una manera poética, donde la expresión de cada autor complace las musas que les habían inspirado al momento del oficio de escribirlos.

Néstor Caro, quien había nacido en el año 1917, y que publicara al inicio de la década del cincuenta su libro Cielo Negro; abre la compilación  con su cuento homónimo, aunque más que un cuento, su fuerza lírica lo hace ver como un poema en prosa; relata lo siguiente:

"La casita de Marcial está pintada de cal, junto al camino que conduce al abrevadero;- por la ventana asoma la cara linda de La Negra, con una rosa en la selva negra de los cabellos y una sonrisa más blanca que la leche de la vaca moruna". (Pág.15)

Aquí el color acaricia la narrativa, describiendo la paz y la hermosura en tonos monocromáticos que sobresalen desde el mismo título del relato.

Colores y formas en 'La ría se desnuda' de Isael Pérez

En su cuento "El hombre", Miguel Ángel Gómez (La Romana, República Dominicana, 1958-2001). autor de, entre otras, "Sinfonía de quereres" , y "Las manos de la muerte son de seda", el brillo se convierte en soledad y las formas se adueñan de la noche:

"El Hombre que bebía cerveza pareció no tener la menor idea del tiempo. De su rostro estragado brotaba ya el líquido verdoso y espumoso. Sobre sus ojos lánguidos se reflejaban las luces azules del salón. Sobre la calle se tendía el manto fúnebre del silencio. Por la ventana del bar veía el Hombre la quietud de la noche. Adentro seguía sonando el mismo disco". (Pág.27)

Franklin Miguel Figueroa Güilamo, (La Romana, República Dominicana, 1956) hace del color, una mezcla espesa de confort que se desplaza por todo lo largo del cuento "La mujer mala”.

"La primera oleada de turista llegó con la excusa de abordar las yolas para ser transportados a la isla vecina donde pasaban el día, eso provocó que se empezara a descuidar un poco las faenas de pesca, porque era más rentable pasear turistas que tirar chinchorros; luego llegaron los que venían donde Negro a comer el pescado frito y a pasar el día en la playa, más tarde llegaron los que alquilaban una cama en el pueblo y se quedaban una o dos semanas para luego partir cargados de embriaguez de trópico, fotografías y recuerdos de un paraíso de arenas blancas, cielo y aguas azules". (Pág.40)

A veces, las formas y los colores están en la mente del lector, ni siquiera el texto los menciona, pero están allí envueltos en metáforas poéticas. En el cuento "Poético" del escritor nacido en Higüey, en 1944, pero que se trasladó muy pequeño a la ciudad de La Romana, Nestor Julio García Castro, autor de "La Cabeza", los colores se escudan en las formas y viceversa:

"Amanece y siempre es de noche. Oscuridad perpetua en cuyo seno se busca la luz con angustia; pero siempre es de noche; porque el metal bajo el manejo del hombre nubla los cielos. Aislados y sinceros intentos de solución luchan por nacer, pero al final ¿quién vence? Adversas victorias envueltas entre danzas anunciadoras de iniquidades atormentadoras son el resultado". (Pág.53)

¿De qué color son los disparos? ¿Son los destellos una forma? Avelino Stanley (La Romana, República Dominicana, 1959) quien actualmente es el presidente de la Unión de Escritores Dominicanos y el cual sigue siendo, desde la publicación de la segunda edición de libro objeto de este artículo, hace ya 30 años, uno de los escritores consagrados de la provincia, del país y de gran parte del mundo hispano, nos impacta con el cuento "Los disparos". Ausentes o no, las formas y el color son partes fundamentales de la escena:

"Cuando pasó una rayita debajo de las cantidades que estaban colocadas sobre la otra en la letrina y bajo la rayita trazada con un trocito de carbón, puso un número y luego, cuando salió de la letrina, un fuerte zumbido cruzó por sus oídos y lo hizo caer junto a un chorro de sangre y otro tableteo de ametralladora; tras la sangre que salía con existencia escapó la vida. Si hubiera alcanzado a seguir contando, ese disparo, al sumárselo al último número de la operación realizada, iba a resultar el cuatrocientos veintidós, pero no pudo, como tampoco pudo contar el que se apresuró sobre su madrastra cuando salió alborotada a levantarlo del suelo y se quedó allí junto a él, el último de los hijos de la difunta Doña Juana de la Cruz[…]". (Pág.61)

En "Esperando", Norberto Vérgez Hernández (La Romana, República Dominicana 1956-2016), la luz, el reflejo, las palabras a lo lejos, los gestos, se transmutan a colores y formas. La urgencia, aquí, es paralizante. La maestría del galardonado escritor romanense (1956), queda demostrado en este inquietante cuento:

"El reflejo constante de las luces sobre los objetos, batas blancas alrededor de la camilla. Y la sangre. Tengo sangre en las manos, los puños de la camisa y el bolsillo izquierdo del pantalón. Una enfermera sensual me lleva para que me lave y después hasta la sala de espera en semipenumbra. Van dos veces que me veo reflejado en el cristal de enfrente y no me reconozco[…]". (Pág.69)

En un fragmento de la novela "A través de los años", las formas renacen desde la misma tierra. Se adornan de colores, de figuras,  de fantasmas del pasado. Si un texto se vale del color para transmitir las más profundas de las sensaciones, es éste, el de la dama romanese (1917-?), Beatriz Roldán, la que, según, las palabras de Isael, es la primera mujer en publicar una novela en la ciudad de La Romana:

"La suntuosa residencia de los Durán Rosell se halla situada en la aristocrática Avenida de la Independencia. Rodeada por un hermoso parque que es un remanso de paz en la vorágine de la Capital, extiende sus avenidas y paseos entre la gran Avenida y el Mar Caribe, creciendo allí en forma Silvestre flores multicolores y árboles de gran tamaño, que sorprenden gratamente al visitante que por primera vez cruza el alto muro que rodea hasta la costa del inmenso jardín". (Pág.75)

También en "Misterios", la escritora banileja, Virginia Pepén Vicioso (1896-1973), y que vivió en La Romana por, aproximadamente, cuarenta años, utiliza el color para resaltar la belleza inmaterial de las cosas:

"El día había amanecido espléndido. Eran las siete de una mañana de abril y aún todavía ostentaban las flores el beso de la noche, luciendo en sus pétalos, como gemas preciosas, las brillantes perlas del rocío.

En un jardín precioso, donde parece se habían dado citas flores y aves, para embellecer aún más aquella rica mañana, apareció una hermosa joven que, tomando asiento en uno de los bancos del jardín, pareció recrearse en la contemplación de la natura. Pero no era así, no hacía mucho rato que se encontraba como apareció ante ella un elegante joven que tomando su cabeza entre las manos la besó[…]" (Pág.83)

Justiniano Estévez Aristy (San Rafael Del Yuma, República Dominicana, 1962), quién a la fecha de la publicación de la antología, contaba con 33 años, ya era, y sigue siendo, un prolífico autor, galardonado con varios premios literarios importantes, nos lleva a los límites de la luz, de las sombras, del silencio y el bullicio. Haciendo de la trama de "La disputa", un thriller atrapante y lleno de coloridas disonancias:

"Dimos la espalda al sol que despuntaba y que a nuestro frente nos proyectaba tres sombras elásticas, delgadas y que a decir verdad no reproducían con exagerada inexactitud. No corría brisa y de momento sentía el sol detenido en el cielo como una moneda en mis manos. Emilio, el exjefe de la pandilla que tuvo que volar a destiempo hacia la ciudad, con toda su juventud y solidaridad bajo el brazo, me dijo una vez que esta era la tierra que primero besaba el sol. La sequía perpetua que alcanzaba estos días me hacía suponer lo contrario". (Pág.93)

La importante compilación del maestro Isael Pérez, termina con un cuento del escritor Rafael González, del cual no sé si llegó a publicar su libro "La sangre de Cristo”, pero que, con su impactante cuento "La ciudad de los muertos", nos deja imágenes, formas y colores que demuestran la calidad artística de este autor romanense:

“Media hora después, era un feliz habitante de la ciudad de los muertos.

No lo hizo como un filósofo sino como un poeta. Brotaron flores por sus sienes. El tiro despertó a un infeliz borracho que dormía, profundamente, en la acera del frente". (Pág.107)

Pronto volveré a la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, del año que viene, con ganas de tropezarme, nuevamente, con obras de artes como ésta, apiladas entre libros, a la espera de un lector, ávido de buenas lecturas.

Juan Carlos Báez Moreta

Poeta

El autor, Juan Carlos Báez Moreta, es un poeta dominicano, que ha publicado 13 libros de poesías. Es miembro de la Unión De Escritores Dominicanos (UED) y del Centro PEN de República Dominicana. Juancbaez25@gmail.com

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