Ari Gisel, de 23 años, se declaró culpable de instigar la violenta agresión a los hermanos australianos Jake y Callum Robinson y a su amigo estadounidense Carter Rhoad, que estaban en un viaje para hacer surf en el estado de Baja California en abril de 2024.
Los jóvenes habían sido reportados como desaparecidos y, luego de unos días, sus cuerpos fueron encontrados con heridas de bala en la cabeza en el fondo de un pozo.
En un juicio abreviado solicitado por la defensa de Ari Gisel, la mujer reconoció haber instigado a robar a los turistas: "Traen buen teléfono y buenas llantas (neumáticos)", les dijo a los implicados en el homicidio, Irineo Francisco "El Yuni" o "El Junior", Jesús Gerardo "El Kekas", y Ángel Jesús.
Los apellidos de la mujer y los tres hombres no fueron divulgados por las autoridades.
Jesús Gerardo, Irineo Francisco y Ángel Jesús siguieron el vehículo hasta el campamento donde se alojaban los surfistas en un sitio remoto y solitario de la costa, al oeste de la localidad de Santo Tomás. Ahí los robaron y, al resistirse al asalto, los agresores los mataron.
Los casos contra estos tres hombres siguen pendientes ante los tribunales. Se cree que Jesús Gerardo e Irineo Francisco tienen vínculos con el cártel de Sinaloa, que durante muchos años estuvo liderado por el famoso narcotraficante Joaquín "El Chapo" Guzmán.
Debido a estos vínculos, ambos hombres están recluidos en El Hongo, una prisión de máxima seguridad en Baja California. Ángel Jesús está siendo procesado desde un centro penitenciario distinto en la ciudad de Ensenada.
Sin embargo, según la emisora Australian Broadcasting Corporation (ABC), los fiscales no sospechan que exista ninguna conexión entre los asesinatos y el crimen organizado.
"Soñábamos con verlos crecer"
Las familias de las víctimas, que comparecieron en la audiencia por videoconferencia, hicieron emotivas declaraciones el miércoles.
"Soñábamos con verlos crecer, con que tuvieran hijos. Ahora todo eso se ha esfumado", dijo Debra Robinson, madre de Callum y Jake, según informó la televisora australiana ABC. "Tenemos que vivir con su ausencia".
Callum Robinson, de 33 años, era miembro de la selección nacional de lacrosse de Australia y vivía en San Diego (EE.UU.), justo al otro lado de la frontera de Baja California.
Su hermano menor, Jake, de 30 años, vivía en Australia y había viajado a Norteamérica para visitar a Callum. Tenía previsto comenzar un nuevo trabajo como médico a su regreso a Australia.
Su amigo Rhoad, de 30 años, era residente en San Diego y trabajaba en una empresa de servicios tecnológicos. Estaba a pocos meses de casarse con su prometida cuando fue asesinado.
"Él era mi seguridad en el mundo", declaró su prometida, Natalie Wiertz, durante la audiencia. "Mi vida ahora es una pesadilla".
Al tomar la palabra, Ari Gisel ofreció una disculpa: "Sé que nada que pueda decir compensará o les dará paz", les dijo a los familiares de las víctimas.
"Estoy enfocada en ser una mejor persona y lamento mucho sus pérdidas. Les aseguro que no sabía lo que pasaría esa noche", declaró la madre soltera.
Al declararse culpable y optar por un juicio abreviado, la mujer obtuvo una reducción de los más de 30 años de prisión que enfrentaba.
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