Cerca de 150,000 personas conforman la comunidad sorda en República Dominicana de acuerdo con el Censo Nacional de 2023. La cifra varía según la metodología que se utilice y otras fuentes la extienden hasta las 200,000. En cualquier caso, es una de las discapacidades más comunes.
Y sin embargo… forma parte de las llamadas discapacidades invisibles. Pocos saben que el 80% de las personas sordas en todo el mundo tienen dificultades con la lectoescritura y el lenguaje oral. Así, la educación formal y la inclusión laboral se convierten en un difícil obstáculo para las personas sordas.
De ahí que las organizaciones y fundaciones dedicadas a salvar estas barreras hayan sido fundamentales para la comunidad sorda dominicana. El Instituto para Sordos Santa Rosa y la Asociación Pro-Educación del Sordo (APES) son dos de las asociaciones sin fines de lucro apoyadas por la Asociación Popular de Ahorros y Préstamos (APAP), como parte de su estrategia de inclusión de personas con discapacidad, APAPTodos.
Consuelo Saviñón Mera es la directora del Instituto para Sordos Santa Rosa, fundado en 1973. “Nuestra misión es ayudar a la educación y formación de las personas sordas, con la meta de lograr su inclusión. Por eso animamos a que las empresas amplíen sus programas de contratación de colaboradores con discapacidad auditiva”.
En su opinión, en República Dominicana todavía las organizaciones están haciendo apenas “sus primeros pininos” en el terreno de la inclusión. En sus estatutos, el Instituto para Sordos Santa Rosa tiene un mandato claro: “(…) promover los cambios culturales requeridos para que la ciudadanía cree conciencia, desarrolle sentimientos solidarios y supere la discriminación contra la población especial en general y sobre todo las personas con discapacidad auditiva”.
Educación, formación
Mirna Brugal de Jana es la presidenta de la Asociación Pro-Educación del Sordo (APES), institución creada por Luis Manuel Tejeda Pimentel y su esposa Beatriz Castillo de Tejeda en 1967. El nacimiento de su hija, con discapacidad auditiva, les hizo ver la dificultad que encontrarían para su educación y decidieron hacer algo al respecto.
Cincuenta años como voluntaria y doce como presidenta de APES han dado a Mirna Brugal de Jana una experiencia invaluable sobre la comunidad sorda en el país. 800 bachilleres graduados le hacen sentir un profundo orgullo sobre la labor que realizan desde la Escuela Nacional para Sordos en sus sedes en Santo Domingo y Santiago: “el apoyo de APAP llegó en un momento especialmente difícil. Pudimos renovar áreas y fortalecer programas educativos que eran fundamentales en nuestro trabajo en beneficio de los alumnos”.
Poco a poco, el esfuerzo de las asociaciones que trabajan por la comunidad sorda dominicana va dejando su huella. Por ejemplo, la promulgación de la Ley 43-23 que reconoce la lengua de señas en la República Dominicana.
La Asociación Popular de Ahorros y Préstamos implementa desde el 2014 APAPTodos, un programa de inclusión financiera de personas con discapacidad, entre ellas, las personas sordas. La capacitación de sus empleados en lengua de señas busca asegurar que sus sucursales cuenten con personal capacitado, entre ellos ejecutivos de negocios. De igual forma, la entidad ha desarrollado canales accesibles como ChatAPAP para que las personas sordas puedan recibir un servicio inclusivo.
La discapacidad no define
Ya en el tramo final de su educación universitaria, Guillermo Alfonso Sepúlveda encara un futuro lleno de oportunidades. Becado cien por ciento en el programa Dale Un Chance de APAP, terminará en octubre sus estudios de Administración de Empresas en APEC.
Estudiante brillante, cursó sus estudios en las aulas del Colegio Bautista Cristiano del que destaca el apoyo brindado por profesores y compañeros. La hipoacusia que sufre desde su nacimiento le obligó a esforzarse el doble: “sé leer los labios y con audífonos puedo oír. Pero necesito prestar y recibir una atención particular, porque no puedo seguir una conversación si hay ruido de fondo, hablan rápido o intervienen más de dos personas. En todo, el esfuerzo debe ser doble”.
La disposición de profesores y compañeros allanó el camino. Su madre, Mayra Sepúlveda siente que todavía la sociedad no alcanza la sensibilidad suficiente para la inclusión efectiva de las personas con condiciones especiales, sean cuales sean éstas.
Y aunque Guillermo se considera autodidacta en la lectura de labios “aprendí solo, es como un don”, sí señala la ayuda y consejos recibidos de su profesor de inglés, Axel August. El maestro, procedente de Dominica, venía de un centro educativo para personas con discapacidad auditiva, por lo que su papel en la educación de Guillermo fue crucial.
Guillermo se mueve con soltura en la comunidad sorda y en la oyente. Su hipoacusia no lo define.
El programa Dale un Chance, de APAP, también abrió la oportunidad de estudiar a Nomar Rodríguez. Con un intérprete, se graduó en marzo de este año de Publicidad en UNAPEC. El joven, nacido en Las Matas de Farfán ha recorrido un largo camino hasta este logro. Su discapacidad auditiva es una consecuencia de unas fiebres que sufrió al poco de nacer. La firme decisión de su familia le ha empujado hasta donde está hoy. El futuro, como en el caso de Guillermo, se presenta apasionante.
APAP comprometido
Para la Asociación Popular de Ahorros y Préstamos la inclusión de personas con discapacidad auditiva no es “tema de un día “, para APAP es una línea de acción en sus programas de responsabilidad para con la comunidad. Con Guillermo, por ejemplo, no solo se manifiesta en la beca completa de sus estudios, sino que también le proporciona audífonos de última tecnología.
APAP se asegura además de que sus eventos sean inclusivos contando siempre con un intérprete de lengua de señas y capacita a sus ejecutivos de negocios en esta lengua para poder dar realmente un servicio inclusivo.
La inclusión de personas sordas no es solo un aporte a esta comunidad, es un avance hacia un mundo donde las posibilidades sean más amplias para ellos y sus familias.
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