Leí con alegría el inicio de la construcción de una nueva terminal de pasajeros en el Aeropuerto Internacional de las Américas (AILA), José Francisco Peña Gómez, de 35,000 m², con una inversión de 250 millones de dólares y una capacidad adicional para recibir cada año, más de 4 millones de pasajeros.

­Esta terminal estará lista para el 2028. El proyecto incluye una nueva plataforma de aviación de 50,000 m², con capacidad para operar hasta 13 aeronaves simultáneamente, y 900 nuevas plazas de estacionamiento para vehículos.

En pocas palabras, nuestro aeropuerto se pondrá finalmente al nivel de lo que es hoy nuestro país, el destino turístico número uno del Caribe.

Sin embargo, hasta ahora no se ha mencionado si nuestro nuevo aeropuerto será adaptado para todos los pasajeros, independientemente de su condición física. Es decir, si contaremos con un aeropuerto totalmente accesible, tomando en cuenta los parámetros internacionales de construcción y operación para personas con discapacidad.

De igual forma, tampoco se ha detallado qué medidas se implementarán para garantizar que esta nueva terminal sea amigable con el medioambiente y la sostenibilidad. Un aeropuerto moderno debe reducir al máximo su huella ecológica.

En un país que recibe casi 12 millones de visitantes al año, la infraestructura aeroportuaria no puede quedarse atrás. Nuestro aeropuerto debe reflejar la calidad, la modernidad y la hospitalidad que ofrecemos como nación. Por lo tanto, esta nueva terminal que se construirá en el AILA – administrado por AERODOM -,  deberá ser más que un espacio funcional: debe ser un símbolo de sostenibilidad e inclusión.

Esta es una oportunidad magnífica para dar un salto hacia la verdadera accesibilidad universal, siguiendo al pie de la letra los parámetros internacionales que rigen los aeropuertos de clase mundial preparados para personas con discapacidad, y de paso servir de ejemplo a seguir para los demás aeropuertos del país.

Un aeropuerto “accesible” no se limita a contar con sillas de ruedas. La accesibilidad total implica diseño, tecnología, capacitación y visión. Significa pensar en cada paso de la experiencia del viajero con discapacidad —visual, auditiva, física, intelectual o psicosocial— desde que llega a la terminal hasta que aborda su vuelo.

La accesibilidad y sostenibilidad son actualmente dos compromisos ineludibles.

A nivel internacional, existen estándares y organismos que certifican la calidad ambiental y de accesibilidad de los aeropuertos, como el Airport Carbon Accreditation (ACA), que valida la reducción de emisiones de carbono, y la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), que establece lineamientos globales para accesibilidad y sostenibilidad en infraestructura aeroportuaria.

Estoy segura de que, siendo nuestro aeropuerto miembro de la red global francesa VINCI Airports, estará consciente de los requerimientos que señalo. Nos toca a los dominicanos asegurarnos de que los implementen.

Un verdadero aeropuerto accesible incluye:

  • Señalización táctil y visual en varios idiomas y formatos, incluyendo braille y alto contraste.
  • Sistemas auditivos asistidos para personas con hipoacusia.
  • Rampas y elevadores con medidas reglamentarias y funcionamiento impecable.
  • Mostradores y áreas de check-in adaptadas a distintas alturas.
  • Baños completamente accesibles, con espacio para acompañantes y barras de apoyo.
  • Entrenamiento especializado para el personal, en atención inclusiva y asistencia segura.
  • Áreas de descanso adaptadas y zonas de embarque con espacios reservados.

Para construir un aeropuerto amigable con el medioambiente y propulsor de la sostenibilidad, serían necesarios, entre otras cosas, los siguientes requerimientos:

  • Eficiencia energética, incorporando paneles solares y sistemas de iluminación LED inteligentes.
  • Gestión responsable del agua, con plantas de tratamiento y sistemas de reutilización.
  • Reducción de emisiones, a través de transporte interno eléctrico y facilidades para aeronaves más limpias.
  • Manejo integral de residuos, con separación y reciclaje desde su origen.
  • Construcción verde, utilizando materiales certificados y de bajo impacto ambiental.

La inversión en accesibilidad y sostenibilidad no es un gasto: es una declaración de principios. Es decirle al mundo que en República Dominicana todos los viajeros son bienvenidos, que nuestra hospitalidad no conoce barreras y que entendemos el turismo como una experiencia que debe ser disfrutada por todos, sin excepciones.

En la era en que los destinos compiten no solo por belleza o infraestructura, sino también por valores y compromiso social, tener un aeropuerto internacional 100% accesible y sostenible nos pondría en una posición de liderazgo en la región.

La inclusión y la sostenibilidad no son opcionales. Son derechos y deberes de nuestro tiempo. Y la próxima terminal aeroportuaria de Santo Domingo puede y debe ser el ejemplo.

Magaly Toribio

Mercadóloga y Hotelera

Magaly Toribio, Hotelera y mercadóloga por convicción, politóloga para intentar entender el mundo, amante de las palabras y la buena lectura. Ex- viceministra de turismo, reconocida en múltiples ocasiones por los principales gremios del sector turístico nacional e internacional. Experta en marketing turístico y gestión sostenible de destinos turísticos. Investigadora, académica y consultora privada de empresas, universidades y destinos turísticos. Presidente de la empresa TARGET Consultores de Mercadeo y creadora de la primera empresa del país suplidora de soluciones de movilidad para turistas con discapacidad, Scooters DR.

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