Está bien tener un fin hacia el cual viajar; pero al final lo que importa es el viaje. —Ursula K. Le Guin
Todavía nos quedan once días de la temporada de Sagitario, y con tantos planetas —Sol, Mercurio, Venus y Marte— reunidos allí antes de la Luna Nueva sagitariana, este es un buen momento para profundizar un poco en esta energía.
Sagitario es el viaje. Es el movimiento que permite que la conciencia siga expandiéndose. En este signo se manifiesta aquello que en Virgo apenas aparece como intuición —la presencia de otro orden, de algo que está más allá y que organiza lo de aquí. Si vemos a los signos como estadios evolutivos, como en Escorpio experimentamos la muerte y la destrucción como parte constitutiva de la vida, en Sagitario entendemos que cada final libera energía para seguir adelante con mayor vitalidad.
Es el último fuego, y es mudable (oscilación). Aquí se sintetiza el vaivén sutil de Libra con el dramático de Escorpio. Es una oscilación que avanza con dirección, con propósito, como el cabalgar de un caballo siguiendo la flecha, ambos símbolos sagitarianos.
En Escorpio, la conciencia aún está envuelta en el dilema de lo consciente y lo que está más allá de la consciencia. En Sagitario aparece una integración de esto y una jerarquía. Se diferencia lo que está aquí, lo que está más allá y el "yo" que navega entre los mundos. La conciencia ha atravesado el dilema de las polaridades y puede navegarlas sin conflicto. De allí su fama del signo más positivo; ya no interfiere en el proceso de la vida y se entrega.
Y esto lo podemos ver hermosamente reflejado en la escritura-vivencia de Evaristo, donde la escritura surge desde el cuerpo y sus memorias, sin negación, disminución ni idealización de las vivencias
La persona sagitariana tiende a ser vital, entregada y confiada en que la vida encontrará su camino. Pero esta confianza puede volverse negadora cuando Sagitario se olvida del aprendizaje de Escorpio. Su fe (palabra muy sagitariana) puede manifestarse en insistir en ideas que le sostienen desde un nivel de no conflicto, y allí aparece un riesgo de poner su gran confianza más en las ideas que le dan sentido que en la vida misma; puede perderse en su ideal y juzgar desde allí, cerrando sin querer su capacidad de comprensión y apertura.
Sin embargo, lo que su energía realmente pide es confiar plenamente. El sentido de la vida en Sagitario es la vida misma, la experiencia por la experiencia misma. Sagitario es el movimiento constante, una flecha sin blanco, el viaje eterno. No es una energía fácil de encarnar, porque psicológicamente estamos condicionados a llegar a un objetivo, y a medida que los signos avanzan en el zodiaco, se vuelve más desafiante vivirlos desde su energía más pura.
Aunque es el signo más optimista, puede tender a crisis existenciales cuando sus ideales se caen. Su manera de salir de allí es encontrando algo nuevo que le vuelva a dar dirección. El aprendizaje de Sagitario está en comprender que la verdadera fe no está en las ideas, sino en la experiencia misma de la vida, en dejar de buscar la flecha en el afuera y convertirse en esa flecha, en no olvidar su pasaje por Escorpio y permitirse atravesar el dolor sin negarlo.
Esta temporada de Sagitario
Entramos en Sagitario el 21 de noviembre con el corazón sensible, con temas relacionales removiéndose. Con el retrógrado de Mercurio en Escorpio, salieron a la luz dinámicas sobre intimidad, cómo compartimos nuestra energía y nuestros recursos, qué damos de nosotrxs a quién, a qué, y por qué. También se activó una conciencia más cruda sobre cómo nos relacionamos con nuestro dolor, con la culpa y con la vergüenza. Sagitario nos encontró lidiando con esas emociones tan difíciles de enfrentar, en una invitación a sostener esas partes nuestras con compasión.
Y fue justo desde esa incomodidad que esta temporada empezó a destrabarse. Mercurio arrancó directo el 29 de noviembre y salió de Escorpio hoy, 11 de diciembre, aunque seguirá en su fase post-sombra hasta el 16, cuando la niebla comenzará a disiparse. Hasta entonces, seguiremos en intercambios y conversaciones que nos confrontan con emociones complejas, pero ahora con mayor perspectiva y un sentido más claro de resolución.
Saturno y Neptuno ya están directos, y su conjunción en Piscis nos invita a cultivar imaginación, intuición y confianza en nuestra brújula interna. Es un período para alimentar nuestros sueños y reconocer nuestra capacidad de materializarlos. Estamos fortaleciendo la base emocional que sostendrá el fuego y la valentía que nos traerán estos planetas cuando ambos entren en Aries a inicios de 2026.
Venus estará en Sagitario hasta el 24 de diciembre, recordándonos que el deseo necesita horizonte y que su expansión es esencial para nuestro crecimiento en este momento. Este tránsito nos invita a cuestionar nuestras ideas sobre el amor y a explorar formas de querer que van más allá de los límites del amor romántico.
La Luna Llena de esta temporada fue el 4 de diciembre, en Géminis, iluminando lo que aún no hemos dicho. Con Mercurio —regente de Géminis— todavía en su fase de post-sombra, este plenilunio funcionó como un reseteo narrativo, un espacio para nuevas preguntas y conexiones. ¿Qué preguntas surgieron para ti? Escríbelas, mantenlas cerca y observa hacia dónde te llevan en los próximos seis meses y cómo van evolucionando las respuestas.
Mercurio entra en Sagitario hoy, y nos va a ayudar a poner palabras a todo lo que la Luna Llena abrió. Lo que estaba enredado empieza a tomar forma y dirección. El 15, Marte entra en Capricornio, marcando un cambio claro en cómo movilizamos nuestra fuerza vital. Después de semanas impulsados por la visión, el entusiasmo y el deseo de expansión sagitariano, Capricornio aterriza todo esto, ayudándonos a estructurar nuestra energía para no agotarnos y para sostener lo que queremos construir a largo plazo.
Casi al cierre de la temporada llega la Luna Nueva en Sagitario, el 19. Después de tantas revelaciones y ajustes, esta Luna nos ofrece un reseteo profundo. Es un espacio para redefinir nuestro horizonte, para apuntar más lejos —incluso aunque no sepamos todavía hacia dónde.
Durante demasiado tiempo se nos ha marcado qué es “aspirable”, qué sueños son “realistas”, qué metas son “adecuadas” para cada cuerpo. Pero Sagitario no responde a esas fronteras. Esta temporada nos recuerda que la confianza en nuestro fuego interno es guía suficiente, que ningún sueño es demasiado grande si nace desde ahí.
Voces sagitarianas
Ahora veamos cómo esta energía se manifiesta en ciertas personalidades. Para Sagitario, me parece fundamental mencionar a la escritora brasileña Conceição Evaristo —de Sol, Marte y Lilith en Sagitario— y su enfoque de escritura-vivencia. Sagitario es el signo de la sabiduría, pero no de la que se acumula a través de libros o teorías, sino aquella que nace de la experiencia vivida. Como vimos en la primera parte de este texto, para Sagitario el sentido es la vida misma, la experiencia por la experiencia misma.
Y esto lo podemos ver hermosamente reflejado en la escritura-vivencia de Evaristo, donde la escritura surge desde el cuerpo y sus memorias, sin negación, disminución ni idealización de las vivencias. Desafía a la escritura eurocentrada, desligada del cuerpo y aferrada a un “universal” que borra las particularidades de quienes escriben. La escritura de Evaristo es expansiva (Sagitario), marca un viaje y una historia donde no solo habla desde su propia experiencia, sino que también escribe desde las memorias compartidas con las mujeres de su vida, desde una voz colectiva.
Allí se revela otro rasgo clave del signo: una esperanza radical que no niega ni olvida el dolor —un Sagitario que recuerda su paso por Escorpio—, pero tampoco se queda detenida en él. Su obra insiste en la vida, apuesta por la comunidad, por la transmisión de saberes y por la dignidad que persiste incluso cuando la historia ha sido brutal.
“Pero también pensaba que toda vida conlleva un riesgo, y el mayor riesgo es no intentar vivir”, escribe Evaristo. Una frase que podría ser lema de Sagitario.
El sentido de la vida en Sagitario es la vida misma, la experiencia por la experiencia misma. Sagitario es el movimiento constante, una flecha sin blanco, el viaje eterno
Cierro con un poema de la escritora puertorriqueña-dominicana y sagitariana, Ana Castillo Muñoz, de su libro Corona de flores. En él encontramos una impronta Sagitario de romper el mandato, caminar su propio camino y honrar lo heredado sin permitir que limite su expansión.
Si tú me honras, ¿también aplica el mandamiento?
Para ti no.
Tus normas están perfiladas en una sola vía.
¿Dónde fallamos nosotros, los hijos?
todo-el-tiempo;
Caminar por un sendero que he ido creando.
Que no construiste tú.
¿Acaso te molesta?
Ahora decido la lentitud en mi paso.
Porque así me lo enseñaste.
porque tu,
Aunque no quieras, eres mi ejemplo a seguir.
La imagen de esta semejanza,
La misma que te cruje los dientes.
Te obliga a mirarme a los ojos.
Ten la decencia de hacerlo.
Vete en mí.
Reflejada en mis pupilas.
Ahora recorro el camino de piedras blandas.
Que me tocó cimentar.
Despacio.
Firme.
Abriendo mis alas en cada pisada.
Porque ya no camino bajo tu sombra,
Vuelto alto.
Entre otras voces sagitarianas están Niní Cáffaro, Tina Turner, Michel-Rolph Trouillot, Sandra Cisneros, Quince Duncan, Arundhati Roy, Sonya Renee Taylor, Nalo Hopkinson, Edgar Austin Mittelholzer, Chadwick Boseman, Janelle Monáe, Carlos Garnett. ¿En quién piensas tú cuando piensas?
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