En mi calidad de lector sin dogmas, ni fronteras, llegó a mis manos esta obra, sobre la cual, todavía no sé, si es o no, un ensayo, o un cuento. No es cine, ni es una novela.
Dada las características del discurso inicial, expuesto por la autora, se trata de un relato muy personal sobre la situación de salud de una familia, cercana a la autora, al momento de que, uno de los integrantes de esa familia, recibe los resultados médicos que le indican que está padeciendo de Alzheimer.
Según hemos consultado, "los problemas de la memoria son uno de los primeros signos de la enfermedad de Alzheimer. Los síntomas varían según cada persona y pueden incluir:
Dificultad para encontrar o para expresar palabras, en comparación con otras personas de la misma edad;
- problemas espaciales y de visión, como no estar consciente del espacio que los rodea;
- deterioro en el razonamiento o criterio, lo que puede repercutir en las decisiones que toman".(Ver https://www.
alzheimers.gov, de fecha 9/12/25). - De entrada, me permito aclarar que yo no soy médico…, ni soy psiquiatra, ni psicólogo; pero, como lector racional, me sumergí en los linderos de este relato, hasta sentir, no compasión; sino el deseo que fluye en algunos de sus personajes, por resaltar su pasión por existir y ser un sujeto de bien, enfrentado al la desmemoria o al olvido.
Al tener frente a mí, el panorama de salud de en esta obra, sentí el deseo de continuar leyendo y vivir su drama humano, digno ser contado, con la emotividad que se desborda en este relato.
"Freddy y Tito": por las calles de la desmemoria", está "Dedicado a quienes nos enseñan a amar, a pesar del olvido" (Ver portada de la obra citada).
La edición de esta obra fue a cargo de Sadie Hernández Cajio, de "Living Word Publishing House". El diseño de la portada y la diagramación interna, correspondió a Sofía Baus Carrera. Las citas bíblicas fueron tomadas de las versiones "Reina Valera 1960″, NVI y NBV". U.S.A.-2024. La obra está registrada con el I.S.B.N. #9798335296105.
La autora dedica la obra "a mi hermosa y pequeña familia: Herta, Miguel, Oliva y José Miguel. No los cambiaría por nada, ni por nadie".
(Ver pág. 3, obra citada).
En su estructura temática, la obra contiene un prólogo, escrito por Máximo Mata, pastor del "Centro Cristiano de la Cosecha", Unión City, New Jersey, U.S.A.(Págs. 7/9); una introducción (Ver págs.11/14, bajo la firma de la autora, la Ing. Herta Montero.
Además, nos presenta una relación temática de treintaiuno (31) capítulos, desde los cuales nos relata sus vivencias frente a esta familia cercada y atrapada por los percances que genera el mal de Parkinson, en quienes lo padecen, incidiendo en la dinámica y en el panorama espiritual de sus más cercanos, como ocurre en el caso de Tito.
Cada uno de estos 31 capítulos, está calzado por una nota introductoria o por una cita de algún autor de la preferencia de la autora. Esas citas, pueden ser consultadas por los lectores o las lectoras, en unas fuentes de información y consulta que la autora ha organizado, para mayor información al respecto (Ver pág. 201, obra citada).
Y hablando de consultas, también, al final de la obra, hay uno datos que recogen información sobre la vida y el quehacer profesional de la autora, en caso de que requieran tener más información al respecto.
(Ver págs. 202/203, obra citada).
Desde un tratamiento fundamentado en los valores cristianos-católicos, la autora nos va contando lo allí ocurre, de una forma armónica, como quien se entiende ser parte de la trama y también se involucra, en aquel ambiente contra el olvido, hasta ser parte integral de la trama.
La familia, el recuerdo o la memoria, son los núcleos del relato que aquí se nos presenta, como parte de un vivir o de un existir, más allá de la desmemoria a que empuja el Alzheimer y sus secuelas.
En este relato hay un narrador omnisciente, quien es parte del acontecer y dominar el suceder presente y futuro de lo que se cuenta.
Es un contar de hechos que atraviesan el convivir familiar y sin importar que se llame o no Freddy o su esposa Ana Luisa, la verdad es que la desmemoria se impone y pone en desequilibrio el espacio familiar.
He aquí, donde un mal (Alzheimer), induce a un bien, a la unidad familiar y la expresión de cariño recíproco, como equipo, en solidaridad.
Y como "cada día trae su propio afán", el enfrentamiento con el Alzheimer, ya no es un fastidio de don Freddy, en este relato, sino que se ha convertido en la faena completa de una familia, conllevándola a la unidad familiar.
(Ver capítulo 25, pág.147).
Hay aquí una lección de vida: Desde lo que creemos un mal, se puede desprender una imborrable lección de amor y de perdón, como ocurre en este relato. De lo que creemos negativos, puede brotar una lección positiva para nuestra vida.
En este relato, hay tres (3) fundamentos semántico-filosóficos que sirven de soporte expresivo, al discurso vital y familiar que aquí nos aguarda. Me refiero al amor a mi mismo y a los otros; al perdón, sin importar las consecuencias materiales o espirituales, y, por último, me refiero a los sentidos de confraternidad familiar, como soporte y base del convivir espiritual y social en el hogar, como centro del vivir en equipo.
Los personajes participantes en este relato cuentan su propia historia y nos convoca, como lectores (as), a ser parte de su contar o de su relatar, para envolvernos en la tensión de Don Freddy; doña Ana Luisa; Tito; la Editora y los otros personajes que se entrecruzan por los linderos comunicacionales de este relato.
Reitero, yo no soy médico, ni psicólogo, ni psiquiatra. Tampoco soy religioso, aunque creo en la existencia de un ser espiritual
(Dios), más allá de los espacios materiales o terrenales, y, les puedo decir que, en la lectura de este libro, he encontrado una clave que todos tenemos y que debemos despertamos en nuestro ser, me refiero a la misericordia interna, frente a los otros, haciéndolos ser parte de nuestro vivir.
Esta es una obra para, desde su lectura, reencontrarnos con nuestro real YO existencial.
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