Elegir un papa es un proceso complejo

Por el tiempo en que fueron elegidos, por los electores del Colegio Cardenalicio, Benedicto XVI y Francisco, probablemente a la fecha de esta entrega tengamos papa. Si es así, se confirmaría, a posteriori, mi pronóstico como el de muchos analistas o, simplemente, el ejercicio premonitorio habría fracasado, pero seguro con algunos aciertos.

Elegir un nuevo papa es un proceso complejo, pues está influido por una variedad de factores: religiosos, dogmáticos, políticos y sociales. En lo religioso habrá que tener en cuenta la  fidelidad doctrinal, ya que se busca un cardenal que sea fiel al magisterio de la Iglesia y a los principios fundamentales del catolicismo; espiritualidad y testimonio de vida, ya que se valora la santidad personal, la vida de oración y la dedicación pastoral y capacidad pastoral, pues se busca un líder capaz de guiar espiritualmente a más de mil millones de católicos en todo el mundo; y que conozca la evolución de la Iglesia Católica, la que ha experimentado cambios significativos en los últimos años, como la creciente secularización en algunos países, la diversidad de interpretaciones de la doctrina y la creciente participación de laicos en la vida de la iglesia.

En cuanto a lo dogmático será necesario ver su postura teológica. Y es que se considera la posición del candidato respecto a temas claves como la moral sexual, bioética, política, sacramentos, ecumenismo y diálogo interreligioso, donde hay una diversidad de opiniones de los cardenales electores; conservadurismo vs. progresismo, esto así porque algunos cardenales prefieren un papa que mantenga una postura conservadora, mientras que otros buscan alguien más abierto a reformas, dentro de los límites de la doctrina para representar la diversidad de la iglesia y que posiblemente pueda dar continuidad a las posturas del papa Francisco en varios aspectos.

En lo político, dentro y fuera de la iglesia habrá de tenerse en cuenta el  equilibrio geográfico, debido a que se puede considerar la procedencia del candidato para reflejar la diversidad de la iglesia y la representación territorial, como lo serían los continentes africano, asiático, europeo y americano; poder dentro del Colegio Cardenalicio, esto es,  las influencias, alianzas y bloques entre cardenales, como lo son los “curiales” vs. “pastorales”;  las relaciones diplomáticas, para lo cual  se toma en cuenta la capacidad del candidato para manejar las relaciones internacionales, es decir con gobiernos, organizaciones internacionales y otras religiones.

En el aspecto social. Hay que tener en cuenta la capacidad de comunicación, pues en la era de los medios globales, es importante que el papa sepa comunicar eficazmente con los fieles y el mundo; sensibilidad a los problemas contemporáneos como los desafíos medioambientales, la pobreza, la discriminación, la migración, los abusos sexuales dentro de la iglesia, la polarización política y social y la representación de los fieles que también pueden influir el deseo de elegir un papa que refleje las preocupaciones y realidades de las comunidades más numerosas o marginadas. Es relevante la pastoral social, dado que el papa tiene un papel fundamental en la promoción de la justicia social y la defensa de los derechos humanos, lo que puede ser decisivo en la elección de un líder que pueda abordar estos desafíos de manera efectiva.

Pero también tiene que ver la elección del nuevo papa con un complejo contexto político tanto a nivel internacional como dentro de la Iglesia Católica. Los conflictos globales, la crisis del multilateralismo y las tensiones sociales.

Los conflictos globales, tales como la guerra en Europa del Este, los conflictos en Oriente Medio y las tensiones en Asia-Pacífico crean un ambiente de inestabilidad que puede influir en las decisiones de los cardenales.  De igual forma la crisis del multilateralismo, ya que la fractura de este y el creciente proteccionismo de los estados fortalecen el papel de la Iglesia Católica como actor global, lo que puede afectar la elección de un papa que pueda mediar en conflictos y defender los intereses de la comunidad internacional.

Ahora bien, veamos dos ejemplos claros de cómo influyeron estos factores en las elecciones de Benedicto XVI, en 2005 y Francisco en 2013.

Elección de Benedicto XVI.

Su nombre anterior era cardenal Joseph Ratzinger. De nacionalidad alemana. Los factores determinantes en su elección fueron, en lo religioso y lo dogmático, que Ratzinger fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (el “guardián de la ortodoxia”) durante décadas. Su elección fue vista como una continuidad del pensamiento teológico de Juan Pablo II. Tenía una postura conservadora y firme frente a los desafíos modernos a la doctrina católica como los del relativismo moral y la secularización.

En lo político y eclesial tenía un enorme peso dentro de la Curia Vaticana y era muy respetado por muchos cardenales. Era una figura central del grupo dominante en el Colegio Cardenalicio, lo que facilitó su rápida elección, en apenas dos días.

En lo social no fue elegido por su carisma mediático, sino por su claridad intelectual y su autoridad doctrinal. Representaba un perfil más “intelectual” en un mundo que enfrentaba crisis ideológicas.

La elección de Francisco.

Su nombre anterior lo fue Cardenal Jorge Mario Bergoglio. De nacionalidad argentina. Los factores determinantes fueron: En lo religioso y dogmático, que, aunque ortodoxo en doctrina, Francisco era visto como más pastoral y reformista, con una fuerte inclinación hacia la misericordia y el servicio a los pobres. Tenía una visión más flexible y pragmática sobre cuestiones complejas como el papel de la mujer, la moral sexual y la estructura eclesial.

En lo político eclesial, su elección fue también una respuesta a las críticas hacia la Curia Romana, con la intención de reformarla y fue una figura de consenso entre cardenales de diversas regiones, especialmente los que deseaban descentralizar el poder del Vaticano.

En cuanto a lo social, se trata del primer papa de América Latina, una región con el mayor número de católicos del mundo. En un momento de crisis por los escándalos de abusos sexuales, se buscaba una figura más humilde, cercana y creíble. Su opción preferencial por los pobres, su estilo sencillo y su comunicación directa respondieron a una demanda global de una Iglesia más auténtica y comprometida socialmente.

Ambas elecciones reflejan cómo el perfil del papa puede cambiar radicalmente dependiendo del contexto y las prioridades del momento.

Pero, ¿Cuál es el perfil y tendencias para el nuevo papa?

Hasta el momento en que escribo este artículo, el cónclave convocado tras el fallecimiento del papa Francisco el 21 de abril de 2025 aún no había anunciado al nuevo pontífice. La elección se lleva a cabo en la Capilla Sixtina, donde 133 cardenales menores de 80 años deliberan en sesiones secretas. El proceso puede extenderse varios días, y se espera que el anuncio oficial se realice con la tradicional frase Habemus Papam desde el balcón de la Basílica de San Pedro.

La elección del nuevo papa dependerá de múltiples factores, incluyendo la visión que se quiera para el futuro de la Iglesia y las alianzas dentro del colegio cardenalicio. Si acerté, la tendencia y opiniones de tantos otros nos ayudaron. Si no, fallé en mi primera incursión como prestado clarividente, pero basado en elementos objetivos que no siempre determinan el resultado.

¿Pero, quién será papa? Es probable que ya lo hayamos sabido antes de esta publicación. Si acerté, por el perfil que he indicado entonces mi primer ejercicio como clarividente ha sido exitoso. En caso contrario, me beneficiaré de indulgencia plenaria, la que siempre es impartida por el Santo Padre al momento de presentarse ante el mundo como nuevo pontífice de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

Carlos Salcedo Camacho

Abogado

Abogado, litigante, asesor jurídico, estratégico e institucional de diversas personas, empresas e instituciones. Dirige desde 1987 su firma de abogado, Salcedo y Astacio, con oficinas en Moca y Santo Domingo. Tiene varios diplomados, postgrados y maestrías, en diversas ramas del derecho, como la constitucional, corporativa, penal y laboral. Autor y coautor de varias obras de derecho y en el área institucional. Columnista y colaborador de las revistas Estudios Jurídicos, Ciencias Jurídicas y Gaceta Judicial y periódicos nacionales y de obras internacionales como el Anuario de Derecho Constitucional, de la Fundación alemana Konrad Adenauer. Desde el año 2010 es articulista fijo del periódico El Día. Ha sido redactor y coredactor de diversas, leyes y reglamentos. Ha sido profesor en la PUCMM y en diversas universidades, tanto en grado como en maestrías. Conferencista en el país y en el extranjero, en diferentes ramas de las ciencias jurídicas y sociales. Fue Director Ejecutivo de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus) (2001-2003). Director Estratégico del Senado de la República y Jefe del Gabinete del Presidente del Senado de la República (2004-2006). Fue asesor ejecutivo y el jefe del Gabinete del Ministerio de Cultura (2012-2016).

Ver más