Las noches de los lunes, en Santiago, no se acaban, le roban amaneceres a las luces que se deslizan en cascada, como silente protagonista, desde el techo al escenario. Este tramo de la eternidad lleva 17 años y, sin embargo, nace a cada instante con la sorpresa de un tono, una voz, una improvisación o la interpretación de un clásico del jazz que puede llevarnos desde bossa hasta al swing, bebop, cool jazz, hard bop, free jazz o sencillamente fusión.

Estoy llegando, siempre…

La ciudad corazón se hace un poco más romántica si vemos la calle Del Sol desde los angostos balcones de lo que fue la Academia Santiago. Mientras en el fondo se organizan las sillas, las mesas, el bar, se aguarda a que la sinfonía anticipada de probar sonidos se produzca y de paso a un silencio breve.

Hablamos de jazz y en el concho que cruza debajo de la casona que es Theatron, nos recuerda que estamos en la cuna del merengue típico, por qué no de la bachata y hasta del son… así somos los santiagueros, nos regodeamos en nuestro chovinismo provinciano.

Cukín Curiel sale a escena

Cukín

Llega la hora del espectáculo. Es el mejor anfitrión que puede tener la vida un lunes por la noche. Las risas afloran, la complicidad se arma. Y es que en este pueblo, el primer día de la semana ha sido para el jazz. Lo son desde las míticas “Descargas de los lunes” en Casa de Arte, con protagonistas de primer orden en la música de los músicos. Una ciudad musical, con tradición de bandas, escuelas, orquestas, conciertos, talentos, virtuosos, académicos y público, uno fiel y exigente que irremediablemente se afirma en la militancia cultural.

De esa tradición jazzística vienen Cukín Curiel y Fátima Franco, muy jóvenes dieron sus primeros pasos sobre la tarima, arrebatando aplausos y sonrisas, armando una complicidad que en esta etapa los encuentra con casi dos décadas de labor ininterrumpida.

Como coordinadores ha servido el espacio para dotar a Santiago de permanencia en la agenda cultural de la ciudad, convirtiéndose en un referente. Ahora que hablamos de turismo cultural y de diversificar la oferta, esta cita es uno de los productos más acabados para ofrecer, ya como la genuina experiencia que ofrecen al inicio de semana o aprovechando sus capacidades y experiencias para potencializarlo en festivales.

Lunes de Jazz es un concepto, una marca, un emprendimiento cultural. Es todo eso y es también una familia, un club de amigos, un refugio, un bálsamo, un hálito de esperanza en tonadas de furiosa paz.

Con 17 años de música y pasión en la Ciudad Corazón, este encuentro semanal, que comenzó en 2008, no es solo un evento musical, sino un jam session único, donde músicos locales e internacionales se reúnen de forma espontánea y sin más que el deseo de tocar, exploran los sonidos del jazz clásico, latino y sus múltiples fusiones.

Disfruto concentrarme en los instrumentos

Me confieso un irremediable fanático del que considero el percusionista más versátil, el Cukín.

A ambos los conozco desde hace años. Recuerdo el concierto en ArteVivo en el que conocí a Fátima, entonces Cukín era su enamorado, o al menos eso pretendía. En la Benito Monción, la que ahora es remozada, recoge estampas de las amistades y a la memoria viene el aprecio inmenso a su tío Julio, con quien trabé amistad siendo un estudiante de Bellas Artes, y a su padre, don Papi, un caballero en el sentido pleno de la palabra.

Han crecido, se hicieron adultos y se ha reproducido (así como suena, con una hija que será, según los augurios, artista). Ambos cargan la estirpe de trabajo honesto y serio, por eso la ciudad ha celebrado la construcción de una continuidad, una tradición, que sobrepasa el lugar y el día, la convocatoria para la amistad puede hacerse para celebrar presencias o solazarnos en dolorosas ausencias.

Músicos y música de todo el mundo

Santiago es una tierra de talentos. Una característica de este espacio es que veteranos y jóvenes (de todas las edades) intercambian experiencias, exploran sonidos y producen ideas. Decir nombres es un pecado, pero de los rostros habituales saltan a la memoria Smarlly Belliard (piano), Kendrix Peña (bajo), Eustiquio Céspedes (flauta), Emmanuel Cueto (batería) y por supuesto la voz la pone Fátima Franco y Cukín Curiel la percusión.

Sin protagonismos, sin egos, sin estrellatos efímeros y vanas glorias. Así son los artistas que asisten a este convite urbano, lo saben desde Samuel Borbón o Rafelito Mirabal o Fellé Vega, hasta internacionales como Stanley Jordan (EE.UU.), Paul Lay (Francia) y Ramón Vásquez (Puerto Rico), entre otros.

Este escenario abierto ha permitido que el jazz dominicano dialogue con influencias globales, creando un repertorio ecléctico que abarca desde estándares clásicos hasta fusiones contemporáneas. Cada lunes, entre 15 y 20 músicos suben al escenario, ofreciendo una experiencia única que combina espontaneidad y calidad.

Siempre el jazz

Se dice fácil, pero un camino de casi veinte años es largo. La travesía se ha detenido en el Bar Moisés Zouain del Gran Teatro del Cibao, La 37 por las Tablas, Soho Rooftop en Bella Terra Mall y ahora Theatron, en el centro de Santiago. Cada lugar constituyéndose en escenario de nuestras vidas, el decorado de la escena que corre mientras se vive el jazz.

En el soundtrack de nuestras vidas están los sonidos de los lunes. Aquí el jazz ha encontrado un lugar especial en el corazón cultural de la ciudad, convirtiéndose en un movimiento que fusiona la energía de las raíces caribeñas con la libertad expresiva del género, estableciéndose como un pilar de la escena musical santiaguera.

Fátima y Cukín han creado comunidad, los asistentes comparten su pasión por el género mientras descubren nuevas interpretaciones viendo y escuchando una orquesta múltiple y diversa, cuyo vínculo es solo la autenticidad, el deseo de tocar y el respeto a la vida, celebrar la amistad que tanto cuesta preservar en estos días de amores líquidos.

Fátima, dueña de una de las voces más poderosas del canto santiaguero, y Cukín Curiel, con su gracia y virtuosismo, convocan por amor al jazz y un deseo de evolucionar artísticamente. Lo que comenzó como una reunión informal de músicos locales, ha evolucionado hasta convertirse en un punto de encuentro para artistas de renombre y nuevos talentos, atrayendo a un público diverso que aprecia las improvisaciones en vivo y la atmósfera íntima.

Los lunes, nunca nos despedimos

Fe. Mucha fe es lo que se ha necesitado para apostar a una actividad muchas veces financiada por sus propios promotores. Queda el beneficio de hacer lo que se ama.

Lunes de Jazz ha perseverado gracias a la constancia, la unión y la fe de sus organizadores y participantes. Este esfuerzo colectivo no solo ha enriquecido la vida cultural de Santiago, sino que ha posicionado a la ciudad como un bastión del jazz en el Caribe.

Así seguirá siendo…

Existen retos mayores como ciudad: el respaldo, la promoción y asumir la agenda que debe ser.

Los lunes, cuando la cerveza aflora, cuando se encuentra uno con tanta gente a la que quiere tanto, la felicidad es el aplauso genuino de un corazón agradecido.

Esta actividad es un bálsamo para corazones heridos por la cotidianidad, lo vano y lo fatuo.

Cukín y Fátima nos esperaran. Nosotros esperamos al lunes siguiente.

Luis Córdova

Crítico de arte

Conozco la fórmula de engordar sin casi comer. Gozo de paz sin hacer yoga. Vivo en el lugar donde nací. Confío en el prójimo -y he sobrevivido-. Disfruto del arte e incurro en la reiterada ingenuidad de votar en las elecciones. Insisto en ser gestor cultural y narrador. Escribo crónicas sobre artes visuales y he sido docente a nivel de grado y maestría en varias universidades.

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