En la magnífica obra "Emilio o de la educación”, Jean Jacques Rousseau, relevante filósofo de la Ilustración, fue partidario de una educación auténtica, que forme al sujeto para los desafíos de la vida y, en cierta medida, para que respete los derechos del otro.

Según su parecer, la educación debería ser flexible, abierta, plural, fructífera y nunca autoritaria, ni mucho menos, sesgada.

El doctor Abinader, desde siempre, rechazó los principios, métodos, teorías y esquemas decadentes de la educación inauténtica e irracional. Pensó, no sin razón, que la mejor educación forma al sujeto de manera integral.

Según su parecer, se trata de una educación que jamás desvirtuaría los hechos, ni ocultaría la verdad; tampoco rendiría culto a falsos valores, ni mucho menos a la razón díscola y desentendida de sí.

Cabría destacar que el doctor Abinader usó la razón, correctamente, con sentido crítico, plural y flexible.

Además, en todo momento, mantuvo el rigor, la responsabilidad y eficiencia en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Fue muy respetuoso de las opiniones y creencias del otro. Nunca, siquiera por un instante, maltrató a sus alumnos. Al contrario: siempre les dio la oportunidad de expresar su parecer sobre tal o cual hecho. Jamás lo condicionó para que aceptasen su forma de ver y pensar.

No se puede menos que decir que el doctor Abinader, en el ejercicio de su límpida, transparente y fructífera vocación educativa, fue comprensivo  y cordial con los estudiantes.

Su ejemplar vocación de impartir docencia le valió el aprecio y admiración de sus alumnos. Su apasionante vocación de enseñar la combinó muy bien con el oficio de escribir. Publicó diversos artículos en varios medios de circulación nacional y escribiría numerosos obras que reflejan su gran dominio de la palabra, la sintaxis, la concordancia y el discurso escritural en sus más diversas formas. Ello demuestra que supo armonizar el pensar con el decir.

En verdad, no solamente fue gran político, gerente, educador y empresario, sino también excelente escritor.

Muchos, injustamente, quizás por desconocimiento o malas intenciones, pretenden, vanamente, silenciar su admirable calidad escritural. Nadie, por más que lo quisiese, podría tapar el sol con un dedo. No. No….Algo parecido ocurriría con la escritura ejemplar, sustanciosa, fluida e impecable del doctor Abinader. Sus escritos, una vez leídos, nadie resistiría leerlos una y otra vez.

Más que pocos escritores, probablemente azuzados por intereses espurios, procuran, a través de sus obras, ininteligibles y carentes de fuerza argumentativa, desorientar y confundir, la más de la veces, con metamensajes subliminales. Por eso no rebasarían  las construcciones abstrusas y cargadas de sofismas.

Contrario a ellos, el doctor Abinader escribió de manera clara y entendible, siempre a favor del bien y nunca del mal. Su discurso escritural no contraviene, ni siquiera de soslayo, la verdad, la cual, de acuerdo Heidegger, no sería sino búsqueda permanente.

Como se ha de saber, la verdad rara vez deviene en realidad tangible. Habría de ser así y no de otro modo, ya que está oculta entre el ser sensible e ininteligible. De ahí que sea indispensable desocultarla para determinar los significados de sus particularidades intrínsecas.

A simple golpe de vista se puede apreciar que los escritos del doctor Abinader no encubren la verdad. Iluminado por la luz de la razón, desveló verdades que pasaron desapercibidas para las miradas desatentas de los  sesgados por las tinieblas de la ignorancia.

Para escribir bien, es necesario leer, imaginar, razonar, creativamente y, sobre todo, poseer no pocas  experiencias.

Gracias a su vastas experiencias, conocimientos y sobradas lecturas, el doctor Abinader haría obras de gran valor lógico, estético y cultural.

Entre ellas, cabría mencionar:

.Ideas económicas y sociales.

.Comentarios acerca del ahorro.

.Bosquejo de un estudio económico.

.La corrupción administrativa en América Latina”

.La sociedad bajo escrutinio.

.El globo. una monedad mundial.

.Verdades históricas.

.El desarrollo económico y social de la República  Dominicana.

.Poemas antiguos.

.Poemas soñados.

.Contando los días.

.Canto al Líbano y al Libanés.

Esas y otras obras están, a todas luces, bien escritas, con notable sobriedad, concisión y deslumbrante belleza estilística.

Ello demuestra, sin el menor asomo de duda, que el doctor Abinader no solo fue buen educador, político, empresario, economista, abogado, poeta, narrador, especialista en finanzas y excelente administrador de la cosa pública, sino también magnífico escritor.

El reconocido narrador, periodista, abogado, poeta y crítico literario Luis Beiro afirmaría, no sin razón: “Ojalá que nuestros hombres se  dedicaran a escribir como lo hacemos el doctor Abinader. Solo de esa forma tendremos valiosas referencias para no perder el ánimo en medio de los torbellinos socio políticos del presente histórico”.

Además de esas palabras tan ciertas como inolvidables, la directora del Departamento Ibérico de la prestigiosa Universidad de Harvard expresaría al doctor Abinader una verdad más clara que el agua: “Usted escribe muy bien”. Al respecto no habría la menor duda, ya que Abinader fue buen escritor que manejó sin prejuicio alguno el pensamiento, la palabra y certeza del buen decir.

Varios escritores con el puñal de la ira clavado en la mirada y el escozor del odio entre las venas se empecinan, rabiosamente, en no reconocer el mérito ajeno.

Movidos por el desdén y las incomprensiones, pretenden, de manera inútil, silenciar a los buenos talentos.

Al respecto, Schopenhauer no faltó a la verdad cuando dijo que en la vida no había nada más envidiado que el talento ajeno.

El doctor Abinader nunca oiría las voces agoreras de los pesimistas desgarrados y envidadores del talento del otro.

Con sólidos conocimientos, gran talento y firmeza de carácter,  dejaría su impronta indeleble en la educación, la escritura y otros ámbitos del saber.

Sus libros llenos de ideas, conceptos argumentos, sabiduría y percepciones agudas y penetrantes, son testimonios innegables de que el doctor Abinader un escritor avezado, con fina inteligencia y voluntad inquebrantable y templanza de espíritu, para dar a conocer a la opinión pública su manera de sentir, percibir y pensar.

Sus no pocos artículos y libros diversos, son ejemplos paradigmáticos de  formas escriturales seductoras, claras y diáfanas.

Ello no sería casual, ya que el doctor Abinader leyó y relevó a los grandes maestros del ensayo, cuyo dominio requiere de mucha cultura.

Sería justo decir que fue culto, de vastos y variados conocimientos. Por eso, dominó el ensayo y lo escribió con pulcritud, mesura y claridad. Lo hizo, siempre alejado de lo banal, la lujuria y lo superfluo.

Joseph Mendoza

Joseph Mendoza. Comunicador social y filósofo con postgrado en Educación Superior, obtenidos en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Magister en filosofía en un Mundo Global en la Universidad del País Vasco (UPU) y la UASD. Además, es profesor de la Escuela de Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Tiene varios libros, artículos y ensayos publicados y dictados conferencias en la Academia de Ciencias de la República Dominicana.

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