Estoy en desacuerdo con la posición de la mayoría de los gobiernos de los estados miembros de la UE, incluído el de España, de negarse a ceder ante la evidencia de que Rusia ha ganado la guerra a Ucrania. Y a quienes les han asesorado, armado y se niegan a admitir que no hay otra salida que permitir que se haga la paz por territorios y cese la matanza.

Esa actitud no tiene en cuenta el motivo precipitante de la guerra: que para Rusia, Crimea y parte del litoral del Mar Negro es esencial para su seguridad nacional y que la trama para admitir a Ucrania en la OTAN era un acto típico de provocación, que iba a tener una reacción de Moscú.

De manera irresponsable, algunos funcionarios, como la ex embajadora en Kiev de EE. UU, sectores nacionalistas hiper reaccionarios polacos, dirigentes militares de la OTAN y políticos faltos de visión de conjunto, han tratado de provocar a Rusia, desde antes y sobre todo, después del motín de Maidan.

Este fue calificado por los aparatos de propaganda en occidente como revolución democrática, y en Rusia como un golpe de Estado contra las autoridades legalmente elegidas.

El hecho de fondo es que la UE y el Departamento de Estado confundieron la Rusia de Putin con la de Yeltsin. Gorbachov y Yeltsin; se plegaron, uno ingenuamente y el otro por interés político y personal, a los dictados de los gobiernos de EE.UU y de la UE.

Putin, aupado a primer ministro por Yeltsin, le sucedió a su muerte. La clique familiar y empresarial que rodeaba a Yeltsin pensaba que este seguiría fiel a las prácticas de obediencia a los dictados occidentales a cambio de ellos seguir enriqueciéndose.

Pero Putin creó sus propios oligarcas y se dedicó a fortalecer el aparato militar y de seguridad y a mejorar la economía. Su proyecto era restablecer a Rusia como potencia militar y que se reconociera su papel. Que no se siguiera minusvalorándolos, pese a haber adoptado el capitalismo.

Desde EE.UU, seguidos por la UE, querían hacer de Ucrania una avanzadilla militar con cohetes dirigidos a Moscú (a solo 600 kms), lo cual rompía con la política de contención propugnada por G. Kennan, y que permitió una coexistencia pacífica dentro de la Guerra Fría, respetando límites, zonas de influencia y sin caer en fragrantes provocaciones.

Cuando la URSS lo hizo (provocar a EEUU con los cohetes que Jruschov permitió instalar en Cuba), los EEUU se pusieron en zafarrancho de combate. Ese acto irresponsable es el mismo, mutatis mutandis, que querían hacerle a Rusia los provocadores belicistas en el seno de la OTAN, junto a políticos sin visión estratégica.

Con el agravante que ya Rusia era un país de economía social de mercado, que mantenía relaciones comerciales mutuamente beneficiosas con Occidente, incluído EEUU, Alemania, Reino Unido y otros países de la UE. El deseo ruso era potenciar esos intercambios comerciales, prueba de ello el Nordstream II, volado en un acto terrorista que solo beneficia coyunturalmente a los políticos de Kiev y a los provocadores dentro de la OTAN y perjudica a Alemania, que se encuentra en recesión económica con inflación. Y de manera indirecta favorece políticamente a los extremistas de derecha de AfD.

Ya lo dijo Kissinger al inicio de la guerra de Ucrania, que lo que se estaba haciendo desde Occidente, pretendiendo que Ucrania entrase en la OTAN, era un acto irresponsable inadmisible para Rusia. Y que llevaría a un conflicto peligroso para Europa y para la paz mundial.

Si en algo tiene razón Trump es en querer parar esta guerra inútil e irracional. Y el tiene la llave para hacerlo: no dar armas a Kiev. El presidente Trump calcula en 500 mil millones de dólares lo gastado por su país en este acto irresponsable de Biden, Blinken y comparsas. Y se lo quiere cobrar a Zelenski en tierras raras y otros minerales.

Zelenski, que ha sabido ser un buen recaudador y que ha tratado de implicar a los países de la OTAN sobre el terreno en la guerra, no ha podido lograrlo, salvo el verbal de Macron, un presidente débil, sin apoyo popular, que ha manifestado que estaría dispuesto a enviar tropas francesas sobre el terreno. Un brindis al sol.

Las guerras nunca salen gratis. Zelenski dice que la ayuda militar europea ha sido mayor en euros que la de Washington. 130 mil millones la UE y 113 mil millones la de EE.UU.Trump tiene otros datos. Ojalá se aclare el monto de la ayuda militar y en otros conceptos y que se persiga por actos de corrupción a políticos y militares del entorno de Zelenski, que se han hecho multimillonarios con la sangre de los caídos y vendiendo armas a narcos internacionales y otros criminales y felones.

No tiene razón Macron y los gobiernos de los Estados miembros de la UE y sus ministros de exteriores en afirmar que a Ucrania se le tiene que respetar su territorio. Esa afirmación implica la imposibilidad de firmar la paz, ya que saben muy bien que en Europa casi todas las guerras han conllevado rediseños de fronteras, particiones y otras condiciones muchas veces onerosas, como la Paz de Versalles que condenaba a Alemania a pagar a Francia, en dinero o recursos, cantidades que hubiesen impedido su crecimiento económico. Algo que criticó Keyness.

Parece mentira que Trump, tan vilipendiado, con razón, sea en esto más diplomático (no en las formas, pero si "en la cosa en sí"), realista y pragmático. Más estadista en este asunto, en suma, que muchos gobernantes europeos y que la flamante Presidenta de la Comisión Europea Van Der Layen.

En el caso de España, el gobierno actuó de acuerdo a la posición predominante en la UE, alineándose con la OTAN y el gobierno de Biden. Hoy la situación ha cambiado y en la Presidencia imperial está en un Trump que tiene otra visión de la defensa de los intereses de su país.

Considera Trump que los europeos tienen los medios para pagarse su defensa y seguridad. Que los EE.UU no tiene que ser el "paga Fantas" militar de Europa, y que el interés geopolítico de Polonia, Estonia Lituania y Letonia y, su anti rusismo, no tiene que ser el principio rector de la política norteamericana.

Esa misma consideración deberá regir la política exterior española. No tenemos que ser anti rusos,ni incondicionales de nadie. Tampoco exigir que otros países adopten, en o fuera de Europa, nuestro sistema político a rajatabla. Tenemos que buscar el interés de España, el beneficio mutuo, el bien común europeo y la causa de la PAZ.

Todo lo demás es "metafísica", porque si algo ha quedado claro, "urbi et orbi", es que las democracias "liberales" europeas se aplican para sus fronteras, pero fuera de ellas lo que rige es el puro y duro interés particular de cada Estado. E incluso peor, el seguidismo al gobierno de Biden y antes de los demás gobiernos norteamericanos.

El gobierno de Biden ha sido nefasto para la causa de las democracias del mundo, porque nadie puede, salvo que sea un cínico redomado, proclamar ante Rusia la vigencia de "un mundo regido por normas", mientras mira indiferente la matanza en Gaza.

O peor, como ha hecho Biden y Blinken, entregar bombas y municiones por decenas de miles de dólares a Netanyahu para destruir un alto porcentaje de las viviendas, apenas dejar unos pocos de hospitales en pie, y asesinar, directa e indirectamente, según la revista científica "The Lancet" , no a casi 50 mil personas sino a 160 mil, buena parte mujeres, niños y ancianos.

No tienen ninguna autoridad, ni moral ni política, esos gobernantes europeos que se proclaman archi defensores del derecho internacional ante Rusia y miran para otro lado en Gaza.

No se atrevieron a condenar ni rechistar ante la vergonzosa política anti humanitaria de Netanyahu y su gobierno de fascistoides y de partidos ultras religiosos. Han perdido autoridad democrática y sus pueblos no están contentos con sus acciones. Esa es la realidad.

Politicamente hay que ver que está siendo disfuncional para que las izquierdas no hayan podido articular las demandas populares y sean partidos de derecha radical, económicamente neoconservadores o neoliberales, y politicamente nacionalistas y de tendencias autoritaria y neo fascistas quienes recaben el apoyo popular.

Carlos Julio Báez Evertsz

Politólogo y sociólogo

Doctor en sociología y politólogo. Autor de los libros Desigualdad y clases sociales, Madrid, 2017; La modernización fallida, Madrid, 2012; Partidos políticos y movimiento popular en la RD, Madrid, 2011; Dominicanos en España, españoles en Santo Domingo, UASD, 2001; La comunicación efectiva, INTEC, 2000, y recientemente ha publicado Rosa Luxemburgo hoy. Su legado para la izquierda democrática, 2021.

Ver más