Es cierto, no puede una encerrarse en las burbujas del olvido que, el patriarcado con su lógica de poder sin importar la época  de avasallamiento tiene como una descomunal abertura para que los hechos históricos se desvirtúen, y las mujeres patriarcales o patriarcalitas asumen esa lógica hacia sus oponentes.

Mujeres ideologizadas por el patriarcado también se suscriben  a la posverdad con sus falsas vestiduras de ´defensoras de los derechos de las mujeres´, ´feministas´, militantes del ´feminismo´, pero: será del  ´feminismo´ de derecha, el patriarcal, que devora  cual caníbales a la verdad. El patriarcalismo, en este siglo XXI, en Occidente, tiene el rostro de mujeres que se hacen llamar a sí mismas empoderadas, y se levantan en las mañanas a traspasar los límites infranqueables como ha escrito Hilma Contreras y, hacen de la Historia, de Clío, un pozo donde se echan las ambigüedades de sus discursos.

Mignon Coiscou de la Mesa de Redacción de Fémina
«NOSOTRAS, las mujeres, que no somos políticas…».

La posveradad es una nueva manera subliminal de  pretender silenciar  al conjunto de la sociedad para que no hagan preguntas incómodas al poder;  es el arma prestada, que se prestan para sí,  quienes fragmentan las Historia a sus conveniencias, manipulan el discurso, encasillan las palabras y, que  pretenden nacer sin alas desde la petrificación de sus almas.

Ahora vivimos el presente, de ciudadanas que interpretan o ´re-interpretan´  el decir servido, para ellas, por el ruido del viento. El porvenir es para ellas,  aquello que no las muestra rebeldes ni subversivas, solo sumisas. Aun teniendo la meta de levantar las controversias. Sin embargo, no existen los milagros cuando se hace una lectura inacabada de la historia o la soberbia se esconde en los escritos  de quienes pretenden incidentar a la Contra-Historia.  La conjura y la conjetura es, una extensión sin reparo de quienes se estigmatizan –por sí mismas- en  mujeres patriarcales o patriarcalitas.

Es por eso que, mi mirada no es fugitiva, y está en contrapunto con la especularidad de la imagen. Siempre es interrogante y, se asoma a comprender la complejidad  con la cual se realizan los castillos de arena y, vemos que caen sin ni siquiera fluctuar;  caen porque son del instante, por y para el instante. Y así, son los espectáculos de la posveradad: son solo espectáculos del instante, creados con el arte de lo efímero, como la posverdad que es risible, sin audacia, porque es indigna, se comporta desde el juego de la mentira y tiene de bastón  a la imprudencia, a escribientes mediatizadas .

La posverdad ahora quiere, también, tener una cuna en el ´feminismo´, aposentarse, merodear en los paralelos y meridianos  del feminismo de la igualdad, ilustrado y de la diferencia. Pero su cuna no puede ni podrá mecerse. Las  manos que están allí, ahí, y cerca de la cuna donde pretende albergar una  criatura/muñeca que no es de carne y hueso, se reserva el derecho natural de huir (la cuna y la criatura/muñeca) de las que tienen pretensiones de ser raptoras de la verdad. La posverdad es obscena,  ni siquiera alcanza la dimensión de ficción.

A un siglo de que  la revista Fémina diera a conocer el surgimiento del «Comité Central Feminista Dominicano» el 10 de mayo de 1925 con «asiento en» Santo Domingo, hay que recordar este hecho y su temporalidad en la geografía territorial y en la geografía imaginaria, sin saber aun, si dicho «Comité» pretendía la hegemonía nacional o el control nacional del feminismo. Lo cual, quizás, bien pudiera darnos una pista para saberlo la Lic. Ana Teresa Paradas, Vicepresidenta del Comité Central de Santo Domingo, que fue parte de su  Directorio junto a Petronila Angélica Gómez (Presidenta General), Consuelo Montalvo de Frías (Vicepresidenta General, quien era, además, Vicepresidenta de la Liga Feminista Dominicana), Carmen González de Peynado (Presidenta del Comité Central de Santo Domingo), Gladys de los Santos Noboa (Secretaria de Actas) y la Profesora Matilde Billini M. (Subsecretaria de Actos).

Ana Teresa Paradas, Vicepresidenta del Comité Central de Santo Domingo

Consuelo Montalvo de Frías, que residía en San Pedro de Macorís, había asumido más responsabilidades en las  labores en la Mesa de Redacción en Fémina, luego de  que María L. Ángeles de Canino abandona la revista después de octubre de 1923, justo al año de su fundación desconociendo los motivos. Quizás esta es la razón por lo cual la Mesa de Redacción  fue ampliada integrándose  a su Consejo  cinco reconocidas mujeres de la sociedad capital, entre ellas, Mignon Coiscou de González.

De lo que se cumple un centenario de su fundación,  en este 10 de mayo de 2025, es del «Comité Central Feminista Dominicano», en Santo Domingo, luego de que  en 1923 Petronila Angélica Gómez (1883-1971) recibiera una la invitación de Elena Arizmendi de  Dursch (1884-1949), desde New York, en su rol de Presidenta de la  «Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispano-Americanas» , designándola «para fundar el Comité de Cooperación Internacional de la Liga, en República Dominicana» [1]

El 10 de mayo de 1925 Petronila funda, en Santo Domingo, el «Comité Central  Feminista Dominicano» el cual preside, en el local del Kindergarten No. 1 de Profa.  Mercedes María Amiama Blandino (1874-1964), ubicado en la Avenida Duarte No. 10. [2].

Se puede leer la «Exposición Inaugural» de Petronila Angélica Gómez  del «Comité  Central  Feminista  Dominicano» en Fémina,  Revista de Literatura, Ciencias y Artes consagrada a la mujer. [3]

No obstante, próximo al año y medio de Petronila Angélica Gómez dejar constituido el «Comité  Central  Feminista Dominicano», en la edición de su revista Fémina del 15  septiembre de 1926, Año 5, No. 90, la voz autorizada de Ella, que es la directora del medio de comunicación da a conocer esta ´declaración´, afirmación o como se dice «necesaria aclaración» ante la opinión pública, la cual cito textualmente: «NOSOTRAS, las mujeres, que no somos políticas, porque no estamos afiliadas a Partidos Políticos […]», lo cual puede interpretarse, desde la racionalidad, sin interés de provocarles tensiones innecesarias a las militantes de la posverdad  que, las mujeres que estaban y se conocían  como integrantes del «Consejo de Redacción» de Fémina no eran ni se asumían como políticas, es decir, no tenían interés  de estar integradas a la vida pública como políticas; ese es el argumento que se comprende en estas líneas. Más adelante en el mismo texto, la directora (Petronila) afirma sin ningún tipo de sesgo, para aclarar aún más entendemos su postura: «Nosotras, las mujeres, no aspiramos como suelen afirmar algunos insensatos, a conquistar el Poder Público. Esa labor no es para nuestra incipiente misión. Esa labor es remota. »

Petronila Angélica Gómez sí fue profeta en su tierra. Una frase de ella que rescaté en el documental Las Sufragistas. Un documento para la Historia en el 2008, y que desde entonces he conservado como el bastión único de la verdad, de la verdad de Petronila, fue la que  escribió para la edición de Fémina del 15 de julio de 1934: «La Historia es inalterable; ella dará el veredicto. »  [4]

Solo que, a este texto de conjuro, de sentencia, de vórtice del vacío existencial, le faltó añadir que, es a la Contra-Historia a la que le tocará dar el veredicto, aquella que se escribe desde el feminismo de la diferencia.

NOTAS

[1]  Fémina. Año 2. Agosto 31 de 1923. Nro. 26:7.

[2]  Fémina. Año 3, San Pedro de Macorís, Mayo 15 de 1925. No. 67:11.

[3]Fémina.  Año 3. San Pedro de Macorís, Junio 30 de 1925. No. 70.

[4]Petronila Angélica Gómez. Contribución para la historia del feminismo dominicano. Editorial Librería Dominicana. Ciudad Trujillo, 1952, página 106.

Ylonka Nacidit Perdomo

Investigadora Senior de Género-Escritora

Desde finales de la década del 90, guiada por Catherine Vanderplaats de Vallejo, de Concordia University, en Montreal, investiga la obra de autoras decimonónicas del siglo XIX, y del XX; contraponiendo al silencio impuesto y a la historia oficial, una mirada en contrapunto que quiebra y pone en conflicto -desde una enunciación de territorialidad biográfica- los estereotipos en torno al sujeto femenino, para crear desde el conocimiento una metáfora propositiva de la memoria colectiva que pertenece a todas las mujeres que “nacen” y se hacen, narrando desde el discurso de la diferencia su universo, su imaginario y su itinerario cotidiano.

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