Mito 3: Los inmigrantes haitianos desplazan mano de obra nacional y deprimen los salarios de los dominicanos (cont.)

 En un mercado laboral como el descrito en la entrega anterior, tan segmentado y con enormes carencias y deficiencias que afectan su desempeño, limitando las oportunidades de acceso a empleos formales, ¿cuáles son las dimensiones de la participación de la mano de obra inmigrante haitiana? ¿Cómo se inserta ésta y cuáles son sus efectos e impactos en el mercado de trabajo dominicano?

Una de las paradojas de la trayectoria del desarrollo dominicano, y en particular de su mercado laboral, es la existencia de un sistema migratorio insular de trabajadores procedentes de Haití, el principal flujo de inmigrantes al país y el de mayor magnitud y antigüedad en el Caribe que inició en la segunda década del siglo pasado en la industria azucarera, articulado con sectores estratégicos de la economía dominicana, como son la agropecuaria, la construcción y el subsector inmobiliario.

Los braceros haitianos, que fueron reemplazando a los inmigrantes cocolos y a los campesinos dominicanos que seguían desertando de las tareas agrícolas de preparación del terreno, siembra y corte de la caña, estuvieron hasta los años de 1970 confinados territorialmente y segregados en el precario asentamiento rural cercano al ingenio azucarero conocido como batey, permaneciendo invisible en los entornos urbanos, especialmente en la metrópoli y las ciudades más grandes.

Si bien la inmigración de trabajadores desde Haití data de más de un siglo, es en las últimas cuatro décadas que adquiere magnitudes relevantes en términos de su incidencia en el mercado laboral dominicano.  El cómo y en qué magnitud ha incidido y sigue incidiendo actualmente la inmigración haitiana en la dinámica de la oferta potencial y efectiva de fuerza laboral en el mercado de trabajo dominicano sigue siendo una pregunta clave para el análisis del impacto de la mano de obra haitiana en el empleo y el desempleo.

Aun cuando una fracción de los braceros inmigrantes haitianos era utilizado desde un principio en otros cultivos agrícolas (café, arroz, habichuela, cacao, etc.) y en las tareas más rudas de la construcción, es desde los años 1980, con la crisis, privatización y quiebra de la mayoría de los ingenios azucareros, el colapso del acuerdo de contratación anual de braceros haitianos entre los gobiernos dominicano y haitiano -el primero suscrito en 1952- y la inestabilidad política en Haití, que la mano de obra haitiana se extiende en la agricultura y los flujos de trabajadores  y de inmigrantes en general se intensifican y se hacen más  variados en términos de la finalidad u objetivo (laboral, por estudios, turismo, negocios, etc.), su forma de penetrar al territorio (aérea, terrestre, marítima), su autorización legal o no (con visado, sin documentación por la frontera), y el tipo de estadía en RD (de residencia habitual en RD, temporal, circular, transfronterizo).

Como vimos en anteriores entregas, los datos disponibles en encuestas de hogar y censos nacionales de población indican un incremento importante en términos absolutos y relativos en los últimos decenios en la participación de la mano de obra inmigrante haitiana en el mercado laboral dominicano. De acuerdo con la ENI-2017, la mano de obra inmigrante de origen haitiano en el empleo equivale a un 7.6% de la población ocupada, en términos absolutos unos 334,000 trabajadores haitianos. Sin embargo, en la agropecuaria y la construcción, los dos sectores que en los que se inserta actualmente más del 60% de los trabajadores haitianos, su participación ha pasado ser mayoritaria, comparado con la nativa. La ya citada encuesta realizada a mediados del año 2008 en el marco del estudio Impacto de la inmigración haitiana sobre el mercado laboral y las finanzas públicas de República Dominicana, coordinado por el economista Aristy Escuder, encontró que el porcentaje de mano de obra haitiana empleada en el sector construcción era de un 49.5%. Otra encuesta realizada en el año 2006 por EPISA S.A. para el Centro Cultural Domínico-Haitiano la estimó en 60% en promedio, aunque, en el caso de los peones dicho porcentaje ascendía al 85%. Este porcentaje duplica el 27% encontrado en el año 2000 en la Encuesta de Mano de Obra en la Construcción (ENMOC) realizada por la Secretaría de Trabajo en el 2000.

Posteriormente, en la encuesta sectorial que realizó en el año 2010 el Ministerio de Trabajo como parte del Estudio sobre los Trabajadores de la Construcción y de la Producción del Guineo en República Dominicana se encontró que en promedio dos de cada tres trabajadores que laboraban en las fincas de guineo y más de la mitad (53.1%) de los que trabajaban en las obras en construcción eran haitianos, elevándose a 60.8% en la provincia Santo Domingo, y a 57.8% en la fase intermedia de levantamiento de estructuras.

Más recientemente, en la Encuesta Sectorial Agrícola (ENAGROT) realizada por el Instituto Nacional de Migración (INM-RD) en el año 2022 para los cultivos arroz, habichuela y plátano –que representa cerca del 50 % del total de los trabajadores ocupados en el sector agropecuario -, se estima que República Dominicana requirió una demanda laboral de 183,646 trabajadores, de los cuales 111,048 (60%) son trabajadores extranjeros. En el caso del sector construcción, basado en los datos de la ENI, la demanda de trabajadores inmigrantes haitianos se estimó para ese año 2022 en 108,790.

Así como los promedios globales esconden diferencias sectoriales importantes, tampoco dan cuentan de las variaciones territoriales en las magnitudes relativas de la participación de la mano de obra inmigrante haitiana. En el estudio Inmigración haitiana, empleo y desemplo en RD (Mejía Santana, 2017) se encontró que en 43 de los 385 municipios y distritos municipales (MDM) del país la participación de la mano de inmigrante haitiana en la fuerza laboral total supera la quinta parte o el 20%. En 11 de ellos (localizados en la Frontera, la línea noroeste y la región Este) supera el 30%, y sólo en 4 de la franja fronteriza es mayor de 40%.

Los municipios y distritos municipales con las más bajas tasas de ocupación en general no son los de mayor porcentaje de trabajadores inmigrantes haitianos: 83 de los MDM presentan muy bajo nivel de ocupación (por debajo de 30%), y en 29 de ellos dicho nivel es menor de 25%. Este grupo de municipios y distritos municipales son en su mayoría pequeños, con una población promedio de 5,162 habitantes y un porcentaje promedio de mano de obra inmigrante haitiana de 8%, por debajo del promedio nacional. Están localizados en su mayoría en la zona fronteriza.

Si bien el porcentaje de los MDM en los que los dominicanos presentan tasa de ocupación muy baja (por debajo de 30%) es dos veces mayor que en el caso de los haitianos (26.4% versus 10.5%), y por el contrario, el porcentaje de MDM con las tasas de ocupación muy alta es menor en el caso de la población nativa (3.1% frente a 13.1%), en la mayoría de los 121 MDM la presencia de mano de obra haitiana es relativamente baja (por debajo de 5%). Sólo en 18 de esos MDM el porcentaje de mano de obra haitiana es relativamente alto (supera el 20%). Los 101 MDM en los que la tasa de ocupación de la población nativa es muy baja son en su mayoría pequeños y muy pobres, con baja presencia de mano de obra haitiana.

En relación con el tipo de inserción de los inmigrantes haitianos en el mercado de trabajo, si bien se ha diversificado notablemente en los últimos años, casi dos de cada tres sigue laborando en la agropecuaria y la construcción, y en igual proporción laboran en ocupaciones de baja calificación, de acuerdo con la ENI-2017. La fuerza laboral inmigrante haitiana se inserta mayoritariamente en cinco sectores de actividad económica: 35.7% labora en el sector agropecuario, 26% en la construcción, 16.5% en el comercio, 10.4% en otros servicios (domésticos, vigilancia privada, etc.), y 3% en hoteles, bares y restaurantes y 3.8% en la industria manufacturera.  Esta composición sectorial de la mano de obra inmigrante haitiana difiere significativamente de la correspondiente a los dominicanos. Entre éstos últimos sólo el 12% labora en el sector agropecuario, y apenas 6% en la construcción.

De manera similar a la composición sectorial, la distribución de la mano de obra haitiana por ocupación es muy diferente a la de los dominicanos. Un 44.4% de los trabajadores inmigrantes haitianos son trabajadores no calificados, más de la mitad de los cuales (54.4%) son peones agropecuarios, 17.4% son peones de la construcción, y 7.3% son vendedores ambulantes. Y contrario a lo que plantean algunos economistas locales, que la inmigración haitiana aumenta la informalidad laboral, el grado de asalarización de la mano de obra inmigrante haitiana es mucho mayor que el de la nativa: entre los primeros, casi tres de cada cuatro (73%) son obreros o empleados asalariados, mientras que entre los nativos son cerca de la mitad (49%). En cambio, el cuentapropismo es mucho menor entre los inmigrantes haitianos (20.5%) que entre los nativos (49%).

Con respecto a los niveles educativos, los trabajadores inmigrantes haitianos constituyen una mano de obra mucho menos educada que la nativa. El nivel de analfabetismo de los inmigrantes haitianos que realizan alguna actividad económica es tan elevado como el de la población inmigrante haitiana, pues 27 de cada 100 son analfabetos. Esta prevalencia de analfabetismo es cuatro veces mayor que la de los nativos, que es de apenas 6.5%. Sin embargo, si se analiza la educación de los inmigrantes laborales haitianos por período de llegada se observa que las cohortes más recientes con respecto a la más antigua tienen menor nivel de analfabetismo y mayores niveles educativos.

Ahora bien, ¿cuál es el nivel de participación en la actividad económica, de empleo y desempleo de los trabajadores inmigrantes haitianos en comparación con los nacionales nativos? Veamos a continuación.

La condición de ser inmigrante procedente de Haití implica una mayor participación en la actividad económica, un mayor nivel de ocupación y un menor nivel de desempleo que los nativos. Estos últimos están afectados por el desempleo en mayor medida que los inmigrantes internos nacionales y los inmigrantes haitianos. Como era de esperarse, los inmigrantes haitianos participan en la actividad económica en mayor proporción que los dominicanos. Actualmente  83 de cada 100 inmigrantes haitianos en edad activa participan de alguna actividad económica, y sólo 66 de cada cien dominicanos también lo hacen. El nivel de ocupación de la población inmigrante haitiana en edad de trabajar es consistentemente mayor que el de los dominicanos. En la actualidad, el grado de ocupación de los primeros supera en 30% el de los segundos: 60 de cada 100 dominicanos están ocupados, mientras que 79 de cada 100 haitianos lo están. La probabilidad de que un inmigrante haitiano en edad activa (15-64 años) esté ocupado es 1.68 veces mayor que la de un dominicano en esas mismas edades, residente en la misma zona, de igual sexo, y residente en la misma región. El crecimiento del empleo de inmigrantes haitianos supera con creces el empleo de los dominicanos, pero sólo el 4.4% de los empleos netos creados en los últimos 15 años han sido ocupados por inmigrantes haitianos, porcentaje se ha incrementado en los últimos años, de acuerdo con la ENCFT del Banco Central.

Con relación al desempleo, los datos de todas las encuestas evidencian claramente que el desempleo, tanto en su versión ampliada como en la abierta, afecta más a los trabajadores dominicanos que a los inmigrantes haitianos. Sin embargo, puede apreciarse una cierta tendencia a la reducción de la brecha de desempleo entra nativos y haitianos desde fines de la pasada década debido a un mayor incremento del desempleo en trabajadores haitianos, que se acerca cada vez más a los niveles de los dominicanos.

Si bien, por un lado, en todas las ramas de actividad la generación de nuevos empleos y el ritmo de crecimiento del empleo de mano de obra haitiana supera con creces el de la nativa, y, por otro lado, en todos los sectores de la economía los trabajadores dominicanos son más afectados por el desempleo que los inmigrantes haitianos,  las ramas o sectores de actividad económica menos dinámicos en términos de generación de empleo y los más afectados por el desempleo no son aquellos en los que laboran en mayor proporción los inmigrantes haitianos.

Los dos sectores de mayor presencia de la mano de obra inmigrante haitiana -la construcción, la agropecuaria- están entre las que exhiben mayor dinamismo en el empleo y cuyos trabajadores presentan las menores probabilidades de estar desempleado. Si se compara el nivel de desempleo en estos dos sectores con el de aquellas ramas de actividad con los más bajos porcentajes de inmigrantes (industria y finanzas) se observa que en general los dos primeros no son los que presentan mayores niveles de desempleo. El sector agropecuario se ha mantenido a lo largo de los años como el sector menos afectado por el desempleo, por debajo del promedio nacional, y la construcción, en un nivel intermedio de desempleo, con un nivel y una evolución muy parecidos. Salvo el caso de hoteles, bares y restaurantes, las mayores probabilidades de caer en situación de desempleo las tienen los trabajadores insertos en ramas con muy bajo uso de mano de obra inmigrante haitiana: industria manufacturera, energía y agua, transporte y comunicaciones y finanzas y seguros.

Estos hallazgos a nivel global y sectorial son confirmados por el análisis territorial del empleo, el desempleo y la mano de obra inmigrante haitiano realizado a nivel municipal. En general, los municipios y distritos municipales (MDM) con mayor porcentaje de mano de mano de obra inmigrante haitiana en su fuerza laboral total no tienden a ser los de menor nivel de empleo y/o los más afectados por el desempleo y viceversa, los MDM con más baja presencia de inmigrantes haitianos no tienden a ser son aquellos con menor desempleo y mayor nivel de empleo. Utilizando un modelo de regresión con variables de inserción laboral (rama, ocupación, categoría de la ocupación, sector (forma/informal), demográfica (edad, sexo), territorial (zona y región) y una de capital humano o proxy de calificación (nivel educativose encontró que un trabajador dominicano que labora en la misma rama o sector, con similar ocupación y categoría en el empleo, nivel educativo y edad, el mismo sexo y residente en igual zona y región tiene una probabilidad apenas 18% mayor que un trabajador haitiano de estar desempleado.

En síntesis, si bien se registra un crecimiento importante en la magnitud de los flujos de mano de obra haitiana a República Dominicana en los últimos años, el componente inmigratorio de origen haitiano en el crecimiento de la oferta laboral no parece incidir en el nivel de empleabilidad y participación de la población dominicana en el mercado de trabajo ni en el desempleo.

Julio César Mejía Santana

Demógrafo y Estadístico

Demógrafo y Estadístico. Egresado del Doctorado en Ciencias, especialidad en Estudios de Población, El Colegio de México, A.C., México, D.F. y de la Maestría en Estudios Sociales de Población del Centro Latinoamericano de Demografía de la CEPAL, en Santiago de Chile. Egresado de la carrera de Estadística en la UASD. Publicó en el año 2010 el libro Empleo y desempleo y desempleo En República Dominicana: La controversia de las cifras oficiales. Actualmente coordina y dirige dos publicaciones científicas periódicas del Observatorio Ciudadano del Mercado de Trabajo: el anuario Barómetro del Mercado de Trabajo y Notas de Coyuntura Laboral, de periodicidad semestral.

Ver más