Para encontrarse con una autoridad local o nacional, que supuestamente está para servir a la comunidad y a quien tenga una necesidad y más si es empobrecido…, es mucho lo que hay que afanar para que esa autoridad elegida o funcionario público nombrado, quiera aceptar reunirse con un empobrecido. Sabiendo que su deber es resolver necesidades comunitarias y personales administrando los recursos del erario público…
Sin embargo, encontrarse con el Ser Trascendente, fuente de vida, Creador y Señor del Universo, depende de uno mismo, sea quien sea. A Dios no hay que pedirle audiencia. No hay que caerle atrás. Basta, sólo querer encontrarlo y ahí está, nos escucha y nos da a conocer su Voluntad. Nos ofrece lo mejor para mí y para nosotros. Nos acompaña.
A ese diálogo personal/comunitario con el Ser Trascendente es que le llamamos Oración y a esa relación con Él: Espiritualidad… Eso sí, hay diversas formas de dialogar, que llamamos modos, maneras de oración, que están al alcance del más humilde y del más encumbrado de nuestra sociedad.
La Espiritualidad no es para momentos límites, no es exclusiva, sino para la cotidianidad, es inclusiva: la salud, la política, la economía, la historia, la cultura…; pero… “nos acordamos de Dios cuando truena…”, por aquí anda la raíz de la crisis de nuestra sociedad de hoy: el YO es exclusivista…
Pues bien, el PRIMER MODO DE ORACIÓN es la forma más sencilla y al alcance de cualquier persona porque se basa en lo que uno mismo entiende y conoce: es ir viendo los 10 mandamientos de la ley de Dios uno por uno, lo cepas de memoria o no, sólo es actualizarlos a tu situación personal. Esto nos exige concentración, silencio, sinceridad, transparencia y coherencia. No es cuestión de discurso; es decir, de hablar mucho, no… Es detenerse y ver en lo que fallo más; pedir perdón y acabar hablando de tú a tú con nuestro Señor. Este “modo” es buscar el porqué de lo que hago…, apoyado en la racionalidad; es ver cómo estoy viviendo mi Valor Originario = lo que le da sentido a mi vida = a lo que yo me dedico de por vida…, y ver cómo hacer lo mejor que pueda, teniendo en cuenta cada mandamiento, lo que hago en la vida… Todos los mandamientos desembocan en mi relación con el Otro. ¡La vida es relación!…
EL SEGUNDO MODO de orar es escoger una Oración (Padre nuestro, el Ave María, la Salve…) y contemplar (hacer presente una escena aplicando los sentidos: ver, sentir, oír, gustar, oler, el significado de cada palabra de la oración escogida); sin preocuparme por acabar. Ir suavemente disfrutando el sentido de cada palabra, lo que yo entienda del contenido, quedándome donde más gusto sienta. Si se acaba el tiempo y no he terminado la oración contemplada, se dice lo que resta de la manera acostumbrada; al otro día, comienzo de la manera acostumbrada y me detengo donde me quedé el día anterior; y así, sucesivamente con cualquier oración contemplada. Siempre al terminar pido al Señor lo que más necesito.
EL TERCER MODO de orar es seguir el ritmo de la respiración diciendo una palabra de cualquier oración escogida y en lo que dura la respiración, fijarnos en el significado de esa palabra, que ya hemos profundizado y asumido en el modo de oración anterior. A veces, cuando sabemos una Oración de memora la repetimos como cotorras, sin fijarnos en el contenido…
Se dice que “cada Maestro tiene su librito”; en ese sentido, aquí estamos conociendo “los modos de oración ignacianos”. No son los únicos; en la Iglesia Católica y en el mundo de la espiritualidad existen muchos Maestros; lo importante es que sepamos escoger el Maestro que sintonice con mis intereses, con lo que me gusta, a lo que yo quiero dedicar mi vida para servir a los demás…
A nivel de Espiritualidad descubrir un valor que pueda ayudar a otros es cuestión de tiempo y paciencia. Una cuestión es leer un libro, o escuchar una charla y otra cuestión es descubrir un valor en la vivencia personal por la Opción de Fe Vivida… El tiempo cuenta mucho porque los frutos de la fidelidad a un valor es cuestión de largo plazo.
En la etapa de nuestra niñez, nuestros padres escogieron la escuela o el colegio para nuestro aprendizaje académico. Para el desarrollo de nuestra Espiritualidad, es cada uno que escoge el Maestro. Sólo Jesús, El Maestro, escogió y escoge sus discípulos…
Es muy lamentable que, ordinariamente, no le demos la importancia que tiene la Espiritualidad en el desarrollo y crecimiento de nuestra identidad personal y social.
Estamos acostumbrados a valorar, a cuidar nuestro cuerpo y también la filiación política, así nos lo enseñan en la familia y la escuela, hasta cierto punto…; pero el cultivo de nuestra Espiritualidad lo dejamos en plano secundario; si acaso recibimos acompañamiento espiritual hasta la adolescencia, yendo al catecismo porque la madre nos mandaba…; de ahí en adelante, el cultivo de la Espiritualidad, depende de la decisión personal.
Ya hemos profundizado en cinco modos, maneras de mucha importancia en la Espiritualidad: 1. La Meditación. 2. La Contemplación. 3. Aplicarnos los Mandamientos. 4. Buscar el Sentido de cada palabra en una Oración que sepamos. 5. Rezar despacio, al ritmo de la respiración. Estos cinco ejercicios, juntos con el discernir, forman un conjunto, que identifican la espiritualidad ignaciana. Aquí está la raíz del MÁS…, siempre podemos Más y mejor porque somos “imagen y semejanza” del Ser Trascendente. Somos un cuerpo/espiritual. Cuyo nacimiento es un gozo para la Comunidad Familiar y Amical.
Nuestra vida no termina aquí. Aquí comenzamos “estando de paso”. El nuevo nacimiento, el definitivo, va acercándose cada día que pasa, como el alumbramiento de una madre, que tiene un proceso de 9 meses; pero nosotros no sabemos cuándo, cómo, ni dónde…, vamos a nacer a la Plenitud de Vida con dolor para la Comunidad Familiar y la Comunidad Amical y alegría para quien da el paso a la Plenitud de Vida como un espíritu/corporal. Llegamos a la Casa de Nuestro Padre, a la Familia de Dios.
Nos hemos acostumbrado a vivir el día a día y al no cultivar la Espiritualidad Personal, que nos hace trascender el horizonte vital, algo tan conocido como el morir…, el nacer a la Plenitud de Vida, que es Ley de vida, se nos hace algo desconocido, doloroso e incomprensible…
A veces, por prejuicios religiosos y porque rechazamos comportamientos personales hipócritas…, dejamos de cultivar la Espiritualidad y el látigo de los políticos de la élite social y de los agayuses, que nos usan para lograr sus intereses individualistas, nos mantiene en una forma de nueva esclavitud con docentes en sindicatos politizados embruteciendo el estudiantado, nos cosifican, más que humanizarnos y hacernos conscientes de nuestra finitud trascendente enseñándonos a cultivar la Espiritualidad…
Cultivar la Espiritualidad, la vida de Oración, nos da autonomía, nos da un estilo de vida, define una personalidad y podemos actuar con fidelidad a los valores y a las ideologías. Una cuestión es educar politiquiando, que tiene en cuenta los intereses de los maestros politiqueros, y otra asumir una política educativa, que tenga en cuenta el interés del estudiantado, del país y de las familias.
Si en la formación de los humanos nos quedamos a medias, cuidando el cuerpo e intereses individuales, es una formación mediocre, nunca llegaremos a satisfacer el Buen Vivir en una Cultura de Paz.
Si nos fijamos bien en los partidos políticos tradicionales, PR, PRSC, PRD, PLD, PRM se están desintegrando porque no son fieles ni a valores, ni a las ideologías, fueron fieles al caudillo fundador y cuando desaparece el caudillo se desintegra el partido. La fidelidad a los valores es lo que le da estabilidad y sentido a las personas, a lafamilia, los sindicatos y a los Partidos Políticos.
Los llamados “tránsfugas”, persona que se afilian a los partidos buscando beneficio individual, en cada campaña electoral están en un partido distinto, sobre todo son dirigentes y gente de chalina en adelante…, y también aquellos que se casan con un partido político buscando migajas, botellas, “los forofos” son peores que los tránsfugas…, porque apoyan la corrupción y la impunidad de su partido por “caballá”…
La época de la teocracia, pasó. La época de las dictaduras, pasó. La época democracia para ricos, está pasando junto con el populismo. Los tránsfugas y forofos serán los sepultureros de los partidos tradicionales.
El populismo es conducido por los que quieren enriquecerse con la política corrupta y clientelista, quieren hacer creer a los empobrecidos que con “el dao” van a cambiar la estructura de la sociedad que beneficia a los ricos. Es por eso que siempre en cada campaña electoral hablan de CAMBIO y sólo cambian los nombres de los nuevos enriquecidos y el empobrecido continúa con la cruz acuesta… ¿Quién es culpable? ¡Aparéjeme ese cangrejo!!!
Aquí, está la raíz de que la EDUCACIÓN, LA ESCUELA, ande tan mal en República Dominicana. La élite social dominicana, que conduce nuestra sociedad no le interesa que el Pueblo aprenda mucho; mientras el Pueblo menos sabe es más fácil de engañar dejándole caer boronitas en la campaña electoral y durante los cuatro años del período de gobierno; entretenerlo con visiticas dominicales, con bono luz, bono comida, bono gas, bono individual… Un Pueblo embrutecido, analfabeta, empobrecido es fácil de gobernar: El que engaña al Otro…, no cree en Dios.
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