Pienso que fue Henry David Thoreau quien decía que solo cuando sus piernas comenzaban a moverse, sus pensamientos comenzaban a fluir…

Así como Thoreau, mi interés, aquí y ahora, está en esa dinámica, en el caminar como movimiento que nos conduce al juego de percepciones y nos sitúa en el contexto de pertenencia a un lugar.

Una ciudad que permite caminar se abre a desenvolver más vías de conocimiento y aprendizaje. Por consiguiente, una Bienal de Arte que habita la ciudad entera hace que arte y fisura vayan juntos como destino dinámico y facilitador de una especie de juego entre el sentido de tránsito y el de horizonte.  En otras palabras, eso se traduce a transeúntes encontrando pistas en el camino de su exploración de la ciudad y de sí mismos, talves. De esta manera, caminar es precioso como primer gesto del cuerpo para movilizar un conocimiento, organizar el alma y encuadrar nuestra configuración de paisaje en el espacio externo e interno.

Una Bienal de Arte es un cuerpo amplio de poesía que piensa, aprende, expresa y organiza contenidos del mundo a través de lo que el folósofo renacentista Marsilio Ficino llamaría el Anima Mundi o Alma del Mundo, siguiendo el pensamiento que describe a la psique como fuerza que abarca todas las cosas del mundo. Por tanto, si continuamos siguiendo la senda del mundo con alma o animista, una bienal, como cada cosa de nuestra vida (urbana o no), sería una realización de esa anima mundi… o de este mundo almado, animado, que se expresa en todo, siendo plenamente soberano.

Así, dando lugar a una tensión constante entre todo lo que está determinado y la indeterminación, lo que es evidente y lo no evidente; igual con lo tangible y lo no tangible.  Así como la vida… confusa, compleja, abundante…     La Bienal de Cuenca es el paisaje perfecto para el caminar pausado en reflexión, al ser un evento que invita al movimiento como primera fuerza de desplazamiento y al ocupar diferentes puntos o paradas dentro de la ciudad.

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Ciudad de Cuenca, Ecuador. Cortesía XVII Bienal de Cuenca, 2025.

Con la constancia del movimiento como impulso, ¿cuál sería la experiencia mítica o el mito que atraviesa y que se teje dentro de esta bienal?

El primer pensamiento que me visita es que los antiguos mensajeros en tiempos de la civilización inca fueran corredores antes que nada… ellos se desplazaban para transmitir información recibida, en relevos.

El caminar, por lo tanto, está poblado de aprendizaje y es intencional en una ciudad donde el evento de arte, más importante, parte de un estímulo educador. La Bienal se torna una organización que aprende, crea, incluye, moviliza y respira desde el Arte.

Este movimiento ha sido estimulado por el trabajo del equipo de Hernán Pacurucu, quien es curador, crítico de Arte, gestor cultural, educador y director general de la Bienal de Cuenca. En nuestra conversación, él interpela sobre su firme voluntad de hacer que esta bienal dejara de ser un evento exclusivo de especialistas para abrirse ampliamente a ser un evento de la gente. Misión cumplida y reflejada en los registros de visitas del público en aumento, estimando llegar a los 120,000 visitantes para el inicio del año 2026.

Bajo el paraguas conceptual transversal "The Game"/ El juego, el cuerpo conceptual de la bienal abarca 17 diferentes curadurías. Pacurucu materializa su visión logrando que todas las 17 versiones curatoriales del juego aterricen en Cuenca dentro de un entramado altamente pedagógico y con la inclusión como principio fundamental. Con una estructura organizacional primordialmente pedagógica, el contexto interno promueve la educación dinámica y entrenamiento constante. Cada curador tenía la responsabilidad de ser mentor de un asistente curatorial asignado, que a su vez era un estudiante dentro del programa de formación de curadores de la bienal. Adicionalmente, cada curador, siguiendo las reglas del juego, tenía el compromiso de elegir 3 artistas, 1 de los cuales debería ser ecuatoriano, estimulando así el arte local y su conexión dinámica en conversación con curadores y artistas internacionales.

Desprendiéndose de todo esto y dentro del contexto psicopedagógico organizacional, en puente con la curaduría pedagógica, está la red de eventos educativos para el público infantil, juvenil y geriátrico, estimulados en cada exhibición por preguntas y acontecimientos específicos adicionales. Esta es una bienal personalizada y enfocada en construir vínculos de pertenencia y hacer de la organización un espacio acogedor para personas de diferentes identidades grupales.

Programas e iniciativas como la bienal de puertas abiertas, los kioscos de arte, semilleros de difusión y educación sobre el sentido de la bienal en parroquias locales, concursos con pasaporte de tránsito por las diferentes "sedes" de la bienal, visitas nocturnas, ciclorutas de los trayectos de la bienal y la creación de un álbum de figuritas de la bienal, se tornan reglas y posibilidades de juego que atraen públicos previamente ajenos al arte, enseñando desde el juego a vivir el arte, como un lugar inclusivo y próximo.

Dentro del programa de formación de curadores, que es el diplomado en curaduría y crítica de arte de la Bienal, se realizaron seminarios intensos con los 17 curadores invitados, sus asistentes curatoriales, los artistas y miembros de la fundación, durante el proceso de montaje y en los días posteriores a la apertura, creando un clima rico de intercambio y convivencia en práctica para generar nuevas reflexiones en torno a la bienal, la sociedad, el arte, el presente, el futuro y el seguir construyendo conocimiento riguroso desde la observación, la discusión y la práctica.          Pacurucu nos resaltó intensamente la importancia del trabajo de su equipo al postular el "premio del público", un reconocimiento a los visitantes y su gusto, donde ellos dan su voto por la exposición de su preferencia… realzando, así, que la opinión del público es tan importante como cualquier otra opinión especializada.

"Cada medida y cada herramienta dentro de nuestro proyecto como organización han sido desafíos que luchamos y atravesamos presentando una apuesta para presentar al público el mejor trabajo posible como organización." Señaló Pacurucu, quien recibe la responsabilidad de la dirección de la bienal en 2023, tras su extensa experiencia como gestor y curador independiente dentro del proyecto itinerante internacional de la Bienal Nómade.

Asociación de Palabras para Hernán

Comunidad: arte

Vínculo: amistad

Educación: diversión

Social: para todos

Vida: corta para lo que quiera

Bienal: forma de cambiar a la gente

Privado: formas extrañas para repensar

Público: respeto

Sueño: que hay que cumplir

Ciudad: espacio en plaza colectiva

Cómo me da gusto percibir un ecosistema cultural donde el Arte es el vehículo que lleva la sangre de la ciudad y la manera como la educación basada en él fundamenta, crea y expande aún más raíces, pertenencia y memoria.

Un modelo digno de ser replicado… Gracias Hernán!

Referencias

Entrevista personal

Martínez, A. (2025, noviembre). Entrevista personal con Hernán Pacrucu, Director de la Bienal de Cuenca.

Bienal de Cuenca. (s.f.). Bienal de Cuenca.  https://www.bienaldecuenca.org

Ficino, M. (1998). Anima mundi. Madrid: Editorial Siruela.

Thoreau, H. D. (1854). Walden; or, Life in the Woods. Boston: Ticknor and Fields.

Aurora Martínez

Historiadora, investigadora, curadora y crítica de arte. Como educadora y directora de La Salvaje – Narrativas Curatoriais, exploro el arte como evidencia histórica y como herramienta de transformación personal y colectiva. Mi práctica se sitúa en la intersección entre pedagogía poética, memoria y procesos comunitarios. He liderado proyectos curatoriales en el Caribe, África y las Américas, colaborando con instituciones culturales, académicas y territorios diversos. Actualmente resido en São Paulo, donde continúo desarrollando iniciativas que cruzan arte, educación y pensamiento crítico.

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