Abigail Mejía actuó, públicamente, en contra del neocolonialismo norteamericano en América, desde 1919. Se unió a las luchas de los nacionalistas; hizo uso, indiscutible, de su prestigio intelectual a través de la prensa local e internacional, siendo combatiente con su pluma la cual puso al servicio de la causa. No era partidista (militante de un partido político), pero sí una mujer altamente comprometida, cooperativa, combativa, combatiende y un poco insurgente con una férrea voluntad de denunciar, de hacer uso de la palabra en la opinión pública desde la legalidad.
Su acción era de carácter libertario y patriótico. Era razonable que Abigail encontrara eco en la prensa internacional (en España y Puerto Rico, específicamente). Era interlocutora en Barcelona con intelectuales hispanos. Su fortaleza era su capacidad de pensante. Hizo movilizaciones en Santiago de los Caballeros y en la provincia Santa Cruz de Barahona. Una movilización de conciencias, de conciencias instruidas y no instruidas. Agito, sí agitó; orientó, sí orientó; de hecho, crispó los ánimos de los interventores.
Es así, como el 24 de enero de 1920, en el Teatro Colón de Santiago, Abigail Mejía, en las «Palabras… dirigidas al Poeta Villaespesa» que vino a la República Dominicana por su iniciativa, a dar apoyo a la causa dominicana, la periodista/intelectual dice:
«Santo Domingo, nuestra amada República, era también a la manera de aquella ciudad alegre que vivía confiada sin pensar el día de su asolamiento y ruina…» – de que habló el Profesa y a su Patria aplicó el ilustre Benavente. – Confiada y alegre, gozaba de su libertad y de su sol, sin ocurrírsele pensar que esto fuera sólo patrimonio exclusivo de las grandes naciones. […] Deslumbrada con los ardientes fulgores de su sol, que cada día aquí nace, lo mismo para los grandes que para los pequeños, creyó que la libertad era también así…». Fuente: «Palabras… dirigidas al Poeta Villaespesa en la velada del Teatro Colón, en Santiago (República Dominicana), el 24 de enero de 1920). (Abigail Mejía. Entre Frivolidades. Hermenegildo Millares: Barcelona, 1922): 13.
ABIGAIL MEJÍA: PRIMERA PERIODISTA/CORRESPONSAL TRANSATLÁNTICA DOMINICANA
Luego de su primera publicación en «serie» (para un medio de comunicación del país) en 1920 en la revista dominicana «La Cuna de América» titulada «Hojas de un Diario Viajero» dada a conocer en siete (07) entregas, desde mayo al mes de noviembre, Abigail se inició como corresponsal del periódico «La Información» de Santiago en diciembre de ese año, con un artículo que escribió en San Juan de Puerto Rico, de regreso a España (Barcelona), (84) en alta mar. Iba de regreso a Barcelona, luego de estar en Santo Domingo cuando vino a presentar al poeta Francisco Villaespesa. Tuvo que irse. Estuvo en riesgo de ser encarcelada como otros periodistas dominicanos e intelectuales condenados a prisión, entre ellos, Fabio Fiallo; pero tuvo la inteligencia de preservarse ante amenazas, y produjo, en España, una serie de artículos denunciando la invasión de EE.UU.
Abigail llamada a sus reportajes CRÓNICAS y, de las mismas decía: «Tratando en ellas tópicos de aquí vistos para la gente de allá; y casos y cosas allá contemplados a través de la visión lejana, que cuando se verifica en cristales no empañados ni las agranda ni empequeñece la distancia de aquí […]».
Aquí, entiendo, están las «claves secretas» y, no tan secretas de su trabajo periodístico; de ese género reporteril de la «crónica» que, es observar desde el espacio temporal lo del lugar, o lo que el lugar tiene como atributos. Representar el ambiente. Dilucidar qué suceso ocurre. Ver desde afuera y desde adentro (porque desde adentro se capta la fisionomía y psicología del personaje. Hacer uso del intertexto, pero no abusar de esto; saber que cada ser es un ser existencial, por lo cual, en el mundo y dentro del mundo, solo miramos la metáfora del ser.
¿Qué es, pues, la metáfora del ser?, sino la travesía que hacemos por la vida. Pues así, fue la vida de Abigail: Una travesía todo el tiempo dentro de unos contextos ideológicos que se acentuaron desde la posguerra del 19.
Abigail Mejía había iniciado su carrera periodística en Barcelona, en tiempos de la I Guerra Mundial, justo en 1914, cuando publica en «El Hogar y la Moda» su artículo «Vuelven las castañeras…». Fue, entonces, en el difícil «después» que, Abigail escribe como reportera, columnista y corresponsal en momentos en los cuales la emancipación social y política de la mujer era cuestionada, y se atribuía a su falta de capacidad intelectual. Abigail era una esencia de mujer/total. Pionera, indiscutible, del feminismo de la primera ola en la República Dominicana, puesto que feminismo, no es solo militancia de base, protesta, marchas, es, una teoría, un humanismo, una revolución que se impulsa desde el pensar.
Abigail, sin lugar a dudas, a inicios del siglo XX, luego de los trabajos de Mercedes Mota y Rosa Smester en el siglo XIX, es nuestra primera periodista feminista a consciencia, con conciencia de género, que convirtió (a consciencia) a la palabra en un arma y la prensa (innegablemente) fue su Tribuna, su bastión para expresar su visión al futuro de su proyecto feminista, y de otros proyectos culturales y ecológicos.
Sus trabajos eran muy cuidados en el lenguaje; un lenguaje castizo, de correcta gramática, de estilo jovial, con frescura y, a veces, con una fina ironía o un humor femenil.
Su primera corresponsalía (desde alta mar), su primer reportaje lo tituló «De San Juan a Santiago». En este narra sobre las elecciones celebradas en Puerto Rico, cuando triunfaron los Unionistas, es decir, los partidarios «de un Puerto Rico libre e independiente sin ninguna relación de coloniaje con los poderosos Estados Unidos.» Abigail era partidaria de la independencia y dignidad; reportó desde el trasatlántico «Manuel Calvo», siendo Abigail Mejía la primera «mujer transatlántica» dominicana que escribe desde la proa de un barco sus impresiones de viajes, en este caso, su estancia en Puerto Rico después de zarpar, lo cual había hecho anteriormente, en mayo de 1919 desde el vapor español «Cádiz» y el vapor norteamericano «Clyde». Al llegar de nuevo a Barcelona narra cómo la encontró; época de continuos actos de terrorismo, del fascismo y el comunismo. Ella vivía entonces frente al elegante Hotel Ritz.
LA PRENSA POLÍTICA DE ABIGAIL MEJÍA
El 15 de junio de 1920, Abigail, que pertenecía a un núcleo de intelectuales de avanzada, publica el artículo titulado «Volverá la Epopeya…patriotismo y patriotería», en el cual lanza como advertencia a los «patrioteros de ocasión», a los que llama «chaqueteros» que: “Los patriotas verdaderos son a millares, los héroes a montones. No hay más que haber leído un Boletín cualquiera de los ejércitos beligerantes en la pasada Gran Guerra; y, sin eso, recordar solo los nombres de muchos no combatientes, pues no es únicamente con la espada como se demuestra el valor cívico y el patriotismo”.
Añadiendo: «-Concho Primo puede volver: apresurémonos también a…volver la chaqueta…Y sin embargo: ¿No fuiste tú, nobilísimo padre de familia, despotricador ahora contra el yankee, quien celebró su arribo, entusiasmado, al grito de “¡Abajo el desorden…!” Mucho han bailado tus hijas con esos mismos que ahora abominas. –Y tú, alma burguesa de patriota de ocasión, ¿no entonaste el «Hosanna!», cuando a estas playas descendieron los que con gozo proclamaste pacificadores, los que traían el orden, tan necesario a tus negocios? Igualmente, ¿no eres tú quien hasta un ciento de pesos es capaz de dar por un festejo sin objetivo noble, con tal que resuene el tintineo de tus monedas y, en cambio, para otra fiesta de carácter patriótico, te niegas porque eso no habrá de saberse, contribuyendo así al fiasco de la misma? […]// Tendamos, no obstante, un velo sobre esas miserias del presente y miremos con fe y amor hacia el futuro, de donde puede venirnos una nueva luz. // Que la Patria, si llega el fin de su cautiverio y la hora de su liberación, no olvide ciertas cosas; pero que las perdone, pues de tratar sus hombres de vengarla, sería el cuento vuelto a empezar y… no se acabaría nunca//. Si termina algún día esta hora de clase que sufrimos, convengamos en un solo punto con los malos patriotas: en que la dura lección fue bien merecida; pero, quédemos siempre el resquemor de esta duda: ¿Con qué derecho vino Preceptor?…». (Entre Frivolidades, p. 18-22, junio 15 de 1920).
De 1921 a 1924 Abigail fue corresponsal del periódico «La Información». El scrapbook donde reunió los recortes de sus trabajos que estaban en sus archivos, ella enumera (coleccionados) un total de cuarenta (40) envíos como corresponsal. Colocándole una nota manuscrita con la siguiente leyenda:
«Hace quince años… (Crónicas de la España trágica en donde se hace historia de muchos sucesos importantes; narrados por una corresponsal a su periódico (1921-24).»
Abigail publicaba su crónica por mes, de manera ininterrumpida en «La Información». Pero como escribía para distintos medios («La Información», el «Listín Diario», «La Vanguardia», «El imparcial»), ella cuenta que por cuatro o cinco crónicas al mes recibía 30.00 pesos que, al cambio se convertía, en España, en 50 duros. Señala, además, que «Era la primera vez que se pagaba así el trabajo intelectual de una CRONISTA.»
¿De qué escribía Abigail Mejía? Sobre política, convulsiones sociales, sindicalismo, vida artística y literatura española. Sobre la Guerra colonial o de pacificación del RIF de 1921 y los 18 meses de cautiverio, una guerra que se inició justo en 1909. Sobre el Directorio y la tiranía; sobre héroes anónimos; sobre cine y teatro, etc.
No obstante, Abigail se mantenía al pendiente de qué sucedía en la República Dominicana con la situación política, y cuenta que siempre estaba a la espera de los «paquetes de la prensa dominicana». Aunque vivía en la región de Cataluña, Abigail era antiseparatista. Ella fue testigo de excepción, en 1924, de una agitación a favor del separatismo. Bombas, movimiento sindical. Se hablaba de «Barcelona pacificada y conquistada» por el General Primo de Rivera, luego del Directorio y, antes del gobierno de Romanones. Al parecer, Abigail era una articulista (una de las pocas latinoamericanas que ejercía como periodista en Barcelona), que opinaba, sí opinaba sobre política que, en el Despacho del Jefe del Gobierno español tenían conocimiento de que, una mujer tuviera conocimientos y conciencias de lo que se llama «la actualidad», la «actualidad de los sucesos», y no fuera una mujer indiferente, de piedra, fosilizada. Es el mismo Gral. Primo de Rivera quien le comunica por carta que sus «artículos» le eran conocidos. Es así como su talento, o, desenvolvimiento periodístico en la época de la Dictadura de Primo de Rivera, que tenía su cuerpo de control sobre la prensa y de represión, son desglosados, tratados, vistos y leídos, lo cual ocurre en septiembre de 1924.
Era la época de la Abigail Mejía joven, avizora, audaz, que trillaba un sendero propio. Era la mujer que se «lanzaba» a las calles a conocer las contradicciones humanas en un terreno lleno de angustias, pero de admirables vidas y acontecimientos que «cronicar». No he visto aún, un solo periodo de su vida (periodista) en que ella (aun fuera un debate) se dejara neutralizar por el opuesto. Es por esto que es inmortal esta frase de ella, que extraigo de uno de sus artículos:
¿«Cuánto vale la virtud en este siglo»? [Ver: «España Heroica» La Información (septiembre 7, 1921. Escrito en Barcelona en agosto de 1921], al referirse a lo que aún (un siglo después) es constante en el diario existir y, que ella categóricamente expresa, porque vale para todos (políticos sin escrúpulos y cuando el «cuarto poder» o vinculantes plumas del «cuarto poder» echan a un lado la dignidad, por lo que ella llama: «Juegos de ambiciones. Anhelo del poder en la bonanza.» Dando como último golpe a esta expectante forma de actuar, el instrumento, el código oculto que trae toda relación de fuerza en las sociedades donde aves raris, no alentadoras de conciencias puras, actúan: «Sábese que con dos armas se puede vencer: hombres y dinero». [Ver: «Hombres pájaros» La Información (octubre 21, 1921)].
Considero que, esta «prensa política» de Abigail Mejía aún no ha sido objeto de estudio. Tal vez, quizás, en el exterior, en el extranjero, a nivel internacional, es Abigail Mejía la primera mujer en ejercer la «prensa política». Es justo y noble decir que, nuestra autora estuvo al pendiente desde 1919 (a través de la prensa y por medio a la prensa) hasta meses antes de su fallecimiento en marzo de 1941, a los destinos nacionales de sus dos amores geográficos y espirituales: España y República Dominicana).
Es en 1921 que Abigail inicia su colaboración con el periódico «La Vanguardia» de Barcelona, en el año de la Conferencia del Desarme. Antes, en 1914 había publicado en «El Hogar y la Moda» y, en 1915, en «El Cine» de esta ciudad condal.
Abigail recopila en su primer libro publicado en Barcelona, en abril de 1922, los artículos de «prensa política» que había dado a conocer en los periódicos de Barcelona y Santo Domingo con el sugerente título «De mi tierra».
Son sus artículos concernientes al régimen militar de EE.UU., en nuestro país: «El cuento del tío Samuel (Historia americana muy verídica)» [Hojas Selectas, junio 1918, Barcelona]; «Una opinión. Carta al Sr. Director de «Las Conquista»; Santo Domingo» [«La Conquista»; Santo Domingo, 1920]; «Volverá la Epopeya… Patriotismo y Patriotería» [Santo Domingo; R.D., Junio 15, 1920]; «El caso de Santo Domingo» [«La Vanguardia»; Barcelona, 1921]; «Más sobre el caso de Santo Domingo. Un pueblecito que no se resigna.» [«La Vanguardia»; Barcelona, 1921].
Además, tenía una columna en el periódico «El Siglo» de Venezuela que se llamaba «Lo que pasa en España».
Para 1923 Abigail da a conocer en el periódico «El Día Gráfico» de Madrid su artículo «La Mujer en Santo Domingo». También desde el 18 de mayo publicaba, en portada de este mismo medio, una columna denominada «Croniquilla de España» sobre diversos temas.
En 1924, año de la desocupación de la República por las tropas de EE.UU., Abigail tenía una columna en el periódico «El Imparcial» de Puerto Rico que se llamaba «Correo de España».
Así, después de su regreso de España, al país, en agosto de 1925 publica en «La Opinión» «De mi Peregrinación a Roma y a Lourdes», serie ilustrada con fotografías de su autoría. Fueron nueve (09) entregas desde el mes de septiembre a diciembre.
Las publicaciones de Abigail Mejía en «Series» en periódicos, es decir, en la prensa escrita y en distintos medios de la República Dominicana y el exterior, donde ejerció como ninguna otra intelectual, comunicadora, analista, polemista, orientadora, articulista y reportera transnacional durante dos décadas, son un total de doce, además de otros entregas y tribunas que aún permanecen dispersas en la prensa local e internacional, tal cual ella misma las clasificó y dejó consignadas, desde 1919 a 1939, cuando da a conocer su Historia de la Literatura Dominicana en el «Diario del Comercio» como folletín y, en BARCELONA desde 1914, cuando publica en «EL HOGAR Y LA MODA». Todos estos años de vida pública suman un total de veinticinco (25), siendo sus últimas entregas a la prensa en 1940, a pocos meses de fallecer a la edad de cuarenta y cinco años, sumando un total de ejercicio de veintiséis años de periodismo, más de la mitad de su vida.
De Abigail Mejía he vivido todo el vértigo de lo que cuesta hacer visible a una pionera del feminismo de la primera ola. Además de ir detrás, hacia el hallazgo, de sus textos inéditos, iconografía y artículos de prensa dispersos en diarios. Mi encuentro con ella fue anhelado y, provocado. Fui discípula de su único hijo, Abel Fernández Mejía.
Abigaíl fue protagonista de primer orden de un momento muy complejo de la historia del siglo XX en la República Dominicana. Se enfrentó al modelo patriarcal de una sociedad que orbitaba en un régimen despótico y tiránico. Hizo la subversión. Derrumbó los estereotipos de la capacidad intelectual de las mujeres. Tuvo a la escritura como recurso para darle fundamento a sus posiciones teóricas, feministas y políticas. Su ejercicio periodístico sobre diversos temas (filología, crítica literaria, feminismo, historia y opresión genérica) le permitió hacerse eco en la opinión pública y, por supuesto, en la tribuna.
Una enfermedad inesperada eclipsó su existencia el 15 de marzo de 1941, faltándole un mes para cumplir 46 años y, un año antes de que se les reconociera la ciudadanía a las mujeres de la República Dominicana. No pudo ver realizado su sueño de ser ciudadana, por el cual luchó, por más de tres décadas. El destino le jugó esa cuartada.
Y PARA CONCLUIR…
Cuando una MUJER es víctima del olvido, por la causa que fuera, está amortajada; es una existencia que el androcentrismo, y el binarismo establecido por el orden cultural masculino/femenino no enuncia ni termina de comprender. Por eso le otorgan perpetua tumba.
Desvestirla de esa indefinición entre el ahora y el después, afirmarla como ser, reconstruir la totalidad de su vida, redescubrir sus obras publicadas o inéditas, es como ir hacia un horizonte donde se deben derrumbar todos los símbolos fálicos en que vivió con sus contemporáneos y coetáneos generacionales. Ir tras ella, es asumirla desde la muerte, cortejarla, recordarla en cada estación con todas las dificultades que pudieran presentarse; es mostrar primero que estuvo viva, que su ausencia como referente fue una violencia al saber y del saber.
Por eso es que proclamo que el reconocimiento a la grandeza humana de la obra de Abigail Mejía «es una gloria que [su] sepulcro reclama»: la inmortalidad para su nombre.
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