El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, acudió al Despacho Oval para abordar los temas bilaterales que conciernen a su país, Sudáfrica, y a Estados Unidos. Pero, en cambio, se encontró con la acusación frontal de su homólogo sobre un supuesto "genocidio" que se estaría cometiendo contra la población blanca del país. Estas palabras tensionan a un país que ha sufrido la persecución racial de blancos a negros, por más de 40 años, durante el apartheid.
Donald Trump protagonizó otro tenso encuentro en su propio terreno con el máximo mandatario de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, quien se encuentra de visita oficial en la capital estadounidense, Washington.
La reunión, que comenzó con un apretón de manos entre ambos, tuvo su punto álgido cuando Trump proyectó un vídeo para el deleite de todos los asistentes, Ramaphosa incluido, donde se denunciaba un supuesto "genocidio" contra la minoría blanca afrikáner.
Cinco minutos de proyección donde se mostraba a políticos africanos dando discursos a favor de la violencia contra los blancos e imágenes de montículos y cruces que, según Trump, representan más de 1.000 agricultores asesinados.
El máximo mandatario sudafricano, que rechazó tal definición, le propuso a Trump “reiniciar” las relaciones bilaterales sin dar mayor importancia a las acusaciones que enfrentaba.
"Si realmente hubiera un genocidio contra los agricultores afrikáners, te aseguro que estas personas no estarían aquí, incluido mi propio ministro de Agricultura", dijo Ramaphosa.
Entre ellos, además, estaban los –admirados por el mismo Trump– golfistas Ernie Els y Retief Goosen.
"Los están ejecutando, y resulta que son blancos, y la mayoría agricultores. Es una situación difícil. No sé cómo se explica", se preguntaba Trump.
Trump insistió: existen "miles de historias" que confirman la persecución.
El ojo puesto en Sudáfrica
La forma que encontró Trump para cocinar la futura reunión que mantendría con Ramaphosa fue invitar a su país, la semana pasada, a 49 afrikáners en calidad de refugiados. Según confirmó el Departamento de Transporte de Sudáfrica, el grupo partió desde el Aeropuerto Internacional O.R. Tambo, en Johannesburgo, en un vuelo chárter con destino al Aeropuerto de Dulles, en Washington D.C.
El ministro sudafricano de Relaciones Internacionales y Cooperación, Ronald Lamola, afirmó que “no existe absolutamente ningún dato” que respalde la supuesta persecución de los afrikáners. Por lo tanto, el movimiento ya provocó un encontronazo diplomático justo antes de que ambos mandatarios se sentasen en el sofá del Despacho Oval.
Pero hay más: en marzo, Trump suspendió toda ayuda y cooperación exterior con Sudáfrica, alegando que el país confisca tierras a granjeros blancos y mantiene una postura hostil hacia Israel en la Corte Internacional de Justicia.
La acusación viene después que el gobierno de Ramaphosa promulgase una ley de expropiación para intentar revertir las desigualdades raciales heredadas del 'apartheid', dice Sudáfrica, y permite expropiar tierras sin pagar compensación en casos de interés público. Los afrikáners, por lo tanto, vuelven al centro del huracán.
¿Quiénes son los afrikáners?
Afrikáners, bóeres o neerlandeses del Cabo. Este colectivo, que recibe tantos nombres como adjetivos, son un grupo étnico de origen europeo cuya llegada se remonta al año 1652 cuando atracaron en Cabo de Buena Esperanza y se asentaron fundamentalmente en diversos territorios de Sudáfrica.
Con el tiempo algunos contingentes también se instalaron en otros lugares, como Namibia, Botsuana, Zimbabue, Zambia y Angola.
Cuando el continente africano fue blanco de colonizadores –en este caso, de neerlandeses– un gran número siguió los pasos de sus ancestros y emigraron al sur de África.
En Sudáfrica, en concreto, se harían con el control de la llamada Unión Sudafricana y, mediante el Partido Nacional, llegarían al poder en 1948. Durante más de 40 años gobernaron el país con mano de hierro e implantaron lo que se conoce –verdaderamente– como 'apartheid'.
¿Qué fue el apartheid?
En idioma afrikans se traduce como 'separación' y fue un brutal sistema de segregación que duró más de 40 años que consistía en la creación de lugares separados para los diferentes grupos raciales, donde las personas de piel blanca tenían exclusividad para votar y que ejercía una prohibición de matrimonios o de relaciones sexuales entre blancos y negros.
Pero, según los datos, solamente el 21% de la población era blanca. Por lo tanto, ante un sufragio prohibido para la mayoría negra, los blancos eran los que se llevaban el poder a casa.
Por ello, las restricciones eran para la población negra, mientras que la blanca, gozaba de privilegios. Ello causó una convulsión en la sociedad que se llevó, según la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, la vida de al menos 7.000 personas.
En 1966, la Asamblea General calificó al apartheid como un crimen contra la humanidad y en 1984 el Consejo de Seguridad respaldó tal determinación. En cuanto a la Convención sobre el Apartheid, lo definió como “actos inhumanos cometidos con el propósito de establecer y mantener la dominación de un grupo racial de personas sobre cualquier otro grupo racial de personas y de oprimirlo sistemáticamente”.
Un conflicto olvidado
El negro capítulo del apartheid finalizó en 1991 y en 1994 Mandela ganó unas elecciones democráticas y pacíficas con más del 62 por ciento del voto popular. Aunque la población sudafricana no olvida esos años, Trump se ocupó de poner sobre la mesa del Despacho Oval el mismo tema, pero lo hizo en el sentido opuesto.
"En general, son agricultores blancos que huyen de Sudáfrica, y es muy triste verlo. Espero que podamos tener una explicación", declaró ante los medios.
Frente a él, Elon Musk –nacido en Pretoria– asentía. Él también se ha ocupado de su parte: Grok, el chatbot de inteligencia artificial de la red social X, se preocupa por la política racial sudafricana y publica afirmaciones no solicitadas sobre la persecución y el "genocidio" de los blancos.
Ramaphosa, en la reunión, se limitó a decir que si bien la delincuencia es un problema en Sudáfrica, la mayoría de las víctimas de la violencia "no son blancos, sino negros". Y, siendo directo con la cuestión que preocupa a Trump, el de la expropiación de tierras, recordó que aunque la Constitución protege la "inviolabilidad de la propiedad de la tierra", su Gobierno también tiene el derecho de expropiar terrenos para uso público.
Con AP y EFE
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