El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se reúne este 18 de agosto con su homólogo estadounidense, Donald Trump, en Washington, respaldado por sus aliados europeos y tras la cumbre sin acuerdo del pasado viernes entre el líder de la Casa Blanca y Vladimir Putin. EE. UU. aseguró que Moscú aceptó que Occidente ofrezca garantías de seguridad a Kiev, pero Trump descarta la adhesión de Kiev a la OTAN y la recuperación de Crimea, al tiempo que presiona por un pronto fin de la guerra.
Un desafiante encuentro frente al presidente de EE. UU., Donald Trump, que se ha autoimpuesto como mediador de un alto el fuego entre Ucrania y Rusia.
Luego de la cumbre del pasado viernes 15 de agosto en Alaska entre Trump y Vladimir Putin que terminó sin un acuerdo, el turno ahora es para Kiev y sus aliados europeos, este 18 de agosto, en la Casa Blanca.
A continuación, las claves de los principales desafíos que deberán abordar Kiev y Europa, frente a Washington y Moscú:
1-Las presiones y cambios de retórica de Trump
En la víspera de la reunión en la capital estadounidense, el presidente Donald Trump atizó la presión a Volodímir Zelenski al señalar que el presidente de Ucrania puede poner fin a la guerra rusa “casi de inmediato” si lo desea.
Pero Trump-determinado a encontrar un fin rápido de la invasión tras sus fallidas promesas de terminar la guerra- apela a que la nación atacada por Moscú desde hace más de tres años se acoja a los requerimientos del Kremlin.
Y es que el líder de la Casa Blanca ha vuelto a ser enfático en que Ucrania debe hacer concesiones dolorosas: descartar la recuperación de la provincia de Crimea, en el sur de su país y anexada por Rusia en 2014, y abandonar sus ambiciones de unirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
"El presidente Zelenski de Ucrania puede poner fin a la guerra con Rusia casi de inmediato, si así lo desea, o puede seguir luchando" (…) No se recuperará la Crimea que Obama le dio… Y no a la entrada de Ucrania en la OTAN. ¡Hay cosas que nunca cambian!", declaró Trump en su plataforma Truth Social.
Las declaraciones del líder republicano que desde su primer gobierno se ha mostrado afín a Putin llegan tras la esperada cumbre que sostuvo el pasado viernes 15 de agosto con el líder del Kremlin, en Alaska, pero que terminó sin un acuerdo que conduzca a un alto el fuego, el principal objetivo de las discusiones.
Aun así, Trump señaló que se trató de una reunión “extremadamente productiva” y con “avances”, pero no especificó cuáles fueron, y terminó presentando esa cumbre como una especie de previa para evaluar las posibilidades de alcanzar una tregua.
Sin duda, un cambio de tono con respecto a sus declaraciones días antes de la cumbre, cuando amenazó a Moscú con “aranceles del 100%” si no acordaba una vía para terminar la invasión. Esas advertencias estuvieron seguidas de cambios de plazos y dilaciones, como quien lanza la advertencia a un niño por mal comportamiento, pero sin que terminen siendo ejecutadas.
Al menos hasta el momento y es que la retórica de Trump frente a Putin y Zelenski se ha mostrado cambiante en lo corrido de su segundo mandato. Sin embargo, mantiene su postura de terminar la guerra a como dé lugar, aunque signifique grandes pérdidas o sacrificios para la nación invadida y una guerra que deja miles de muertos en ambas partes.
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2-Las promesas y exigencias de Putin para acabar la invasión a Ucrania
Tras la cumbre del pasado 15 de agosto, el enviado de Estados Unidos, Steve Witkoff, aseveró que Vladimir Putin avala que EE. UU. y Europa puedan ofrecer garantías de seguridad a Ucrania, similares a las de la OTAN, como parte de un posible acuerdo para poner fin a la guerra.
Sin embargo, no está claro cuáles serían sus alcances y limitaciones, ya que el líder del Kremlin insiste en imponer la exigencia de que su vecino país no forme parte nunca de la alianza transatlántica al alegar presuntas amenazas a la seguridad rusa si los aliados de la OTAN se extienden aún más hacia el flanco de sus fronteras.
Para Ucrania es, en cambio, una decisión soberana y una de sus mayores aspiraciones, consagrada incluso en su Constitución como objetivo de política exterior.
"Logramos la siguiente concesión: que Estados Unidos podría ofrecer una protección similar a la del Artículo 5 que es una de las verdaderas razones por las que Ucrania quiere estar en la OTAN (…) Fue la primera vez que escuchamos a los rusos aceptar eso" declaró Witkoff en el programa "State of the Union" de ‘CNN’, refiriéndose a la promesa de Moscú como algo “revolucionario”.
Pero en Kiev la desconfianza es enorme y no es para menos. No es la primera vez que Rusia promete una disposición para acabar un conflicto militar con Ucrania, para años después retomar la guerra y ampliar sus aspiraciones de ocupación. El antecedente más reciente es la llamada guerra del Donbass, en 2014, cuando se anexó la provincia de Crimea, en el sur de Ucrania.
Las posibles concesiones territoriales que EE. UU. pudiera hacer a Rusia fue justamente una de las grandes preocupaciones de Ucrania frente a la pasada cumbre en Alaska y si bien, de momento, resultó ser un alivio que así como la cumbre Trump-Putin terminó sin ningún acuerdo también concluyó sin ninguna concesión de ese tipo, Moscú no claudica en sus ambiciones territoriales.
El Gobierno ruso ya ha declarado en reiteradas ocasiones-y lo reiteró el pasado 2 de junio cuando concluyó la segunda ronda de conversaciones directas en Turquía-que el Ejército ucraniano se retire de regiones de su propio país. En concreto, en el llamado “memorando de paz”, Rusia exigió que Ucrania retire por completo a todas sus fuerzas militares de cuatro regiones que Moscú se anexó en cuestionados referendos en septiembre de 2021, calificados por Occidente como ilegales.
Se trata de las provincias de Donetsk y Lugansk, en el este, y Jersón y Zaporizhia, en el sur. El Kremlin hace esa exigencia pese a que las tropas invasoras no controlan completamente esos territorios. Las fuerzas rusas controlan el 75% de Donetsk, el 99% de Lugansk, el 69% de Jersón y el 73% de Zaporizhia.
Actualmente, Rusia ocupa alrededor del 19% del territorio ucraniano.
Para Ucrania es innegociable. Retirar a sus hombres de allí representa dejar en vano las muertes de miles de hombres en sus filas que por más de tres años han luchado para mantener las fronteras de su país y, por supuesto, perder grandes franjas de territorio y con ello su soberanía.
Pero Putin no quita el dedo del mapa imaginario que aspira “recuperar”, ya que reiteradamente se ha mostrado como un nostálgico de la desaparecida Unión Soviética y en aras de los que considera una geografía histórica ha llegado, incluso, a declarar que toda Ucrania le pertenece, debido a que “rusos y ucranianos son un mismo pueblo”. Palabras en las que no reconoce a su vecino como una nación independiente, al tiempo que sigue destruyendo su territorio y aumentando las víctimas mortales.
Este es uno de los mayores puntos de fricción y desafíos que difícilmente se pueden resolver. El pasado 15 de agosto, Putin aseguró que está dispuesto a llegar a un acuerdo de tregua, pero siempre y cuando se resuelvan las “causas fundamentales” del conflicto. Y para el hombre que ha gobernado Rusia por más de 20 años, esas razones abarcan los territorios que reclama y los supuestos perjuicios que Kiev causaría con sus decisiones políticas y militares con las que por años ha buscado acercarse a Occidente y alejarse del dominio ruso. Con ello, sus aspiraciones de pertenecer tanto a la OTAN como a la Unión Europea.
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3-Los puntos no negociables de Kiev y Europa
En el marco de la defensa de sus fronteras, los aliados europeos han remarcado en los últimos días que Ucrania debe no solo ser incluida, sino tener una posición decisiva en eventuales concesiones territoriales.
Zelenski, cuyo Gobierno se rehúsa a que su país ceda territorio a la nación invasora, el pasado 13 de agosto aseguró que en aras de un acuerdo de tregua Rusia volvió a exigir que el Ejército ucraniano se retire de Donetsk, perteneciente a la gran región del Donbass, en el este, lo que Kiev sigue rechazando fehacientemente.
“El principio de que las fronteras no se pueden modificar por la fuerza debe seguir vigente. Las negociaciones deben incluir sólidas garantías de seguridad para Kiev. Las Fuerzas Armadas ucranianas deben poder defender eficazmente la soberanía de su país y seguir haciéndolo. También deben poder contar con la ayuda occidental a largo plazo”, subrayó el canciller de Alemania, Friedrich Merz, el pasado 13 de agosto, al término de una cumbre virtual que los líderes europeos, incluido Zelenski, sostuvieron con Trump, entonces de cara a la cumbre de Alaska.
Las exigencias de las potencias europeas, como Alemania, Francia, Reino Unido y Países Bajos también están condensadas en la postura de la llamada ‘Coalición de los Voluntarios’ y en ese sentido, las naciones del Viejo Continente piden que Ucrania cuente con “garantías de seguridad sólidas y creíbles para defender eficazmente su soberanía e integridad territorial”.
En esa misma línea, los aliados ratifican que están dispuestos a desplegar una fuerza armada en suelo ucraniano, posterior a un eventual alto el fuego entre Kiev y Moscú.
Desestiman así la hasta ahora exigencia de Putin de que Ucrania detenga sus esfuerzos de movilización militar y que se congele el suministro de armas occidentales para el país atacado. Ahora, con su reciente postura de permitir garantías de seguridad a Kiev, según lo declarado por Witkoff, falta ver las salvedades y especificaciones de Moscú para ese escenario.
Con Reuters y medios locales
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