Este 26 de junio, en el Día Internacional de la Lucha contra Drogas, la Organización de Naciones Unidas desgrana en un informe que 316 millones de personas consumieron algún tipo de estupefacientes entre 2023 y 2024, lo que representa un 6% de la población mundial y un aumento del 28% en una década. Además, destaca la correlación existente entre narcotráfico y crimen organizado para desafiar al Estado con el uso de la violencia, la corrupción y el control territorial.
El ’Informe Mundial sobre Drogas 2025′ de Naciones Unidas, que recoge datos de 2023 y 2024 y fue publicado este jueves 26 de junio, advierte que el consumo y la producción de estupefacientes ilegales se encuentra en niveles drásticamente elevados.
Las causas, según cita, radican en la inestabilidad global y un número cada vez mayor de personas en situación vulnerable.
El informe, que corre a cargo de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, hace especial hincapié en el número de ciudadanos que consumió algún tipo de droga entre los años estudiados y concluye que 316 millones de personas consumieron estupefacientes en todo el mundo, lo que supone el 6 % de la población adulta y un 28 % más que hace diez años.
En cuanto al género, explica que las mujeres representaron una cuarta parte de todos los consumidores.
La droga más consumida fue el cannabis, con 244 millones de consumidores, seguida de los opioides –61 millones–, la cocaína –31 millones–, el éxtasis –25 millones– y las anfetaminas –21 millones–.
Los datos del informe ponen el acento en la producción de cocaína, droga que batió su propio récord de producción en 2023 con más de 3.700 toneladas, un 34 % más que el año anterior y cuatro veces más que en 2014. El incremento, dice, se debe sobre todo a una expansión del cultivo de hoja de coca en Colombia y a mejoras en la eficiencia de los laboratorios ilegales.
Por el contrario, el mercado global de opiáceos cayó debido a una producción de opio en Afganistán que se redujo un 93 % desde 2022. El precio del opio se multiplicó por diez y la escasez de heroína provocó un mayor consumo de opioides sintéticos, como los nitazenos. La ONU alerta que algunos son 500 veces más potentes que la heroína. El fentanilo, por ejemplo, provocó más de 48.000 fallecimientos en Estados Unidos en 2024.
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Drogas “invisibles”
Naciones Unidas alertó de cifras récord en la incautación de metanfetamina y un número sin precedentes de nuevas sustancias psicoactivas. Al no depender del clima o tierras de cultivo, las drogas creadas en laboratorios, como las metanfetaminas, el 'éxtasis' y los opioides sintéticos, la producción se hace más fácil.
"América del Norte y Asia Oriental y Sudoriental siguen siendo los mercados de metanfetamina más grandes y activos, representando cerca del 80 % de las 482 toneladas de esta droga incautadas a nivel mundial en 2023", indica el informe. En cuanto a la producción, indica que Asia Oriental y del Sudeste sigue siendo el epicentro mundial, aunque también dice que se detectan laboratorios en América Latina y Europa con más frecuencia.
También se expone el aumento del tráfico ilegal de productos médicos entre 2015 y 2023, entre ellos la codeína, el tramadol, la ketamina, el fentanilo y la metadona. Muchas de estas sustancias, a menudo falsificadas, suponen un importante riesgo para la salud y alimentan mercados en expansión, especialmente en Asia y África.
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Narcotráfico, la actividad más lucrativa
Cientos de miles de millones de dólares en todo el mundo, con economías mayores que el Producto Interno Bruto (PIB) de muchos países, y que financian organizaciones criminales con poder para desafiar a Estados y corromper instituciones. Los datos aproximados permiten hacerse una idea de una situación desafiante.
Solo en Estados Unidos, el mercado minorista de drogas generó 146.000 millones de dólares en 2016, el 0,8 % del PIB de la mayor economía del planeta. En la Unión Europea, ese mercado alcanzó los 31.000 millones de euros en 2021, equivalente al 0,3 % del PIB comunitario.
El vínculo entre el narcotráfico y el crimen organizado también se pone en relieve. Según dice, estas economías ilegales sostienen actividades criminales y alimentan organizaciones que pueden desafiar al Estado con el uso de la violencia, la corrupción y el control territorial. Por ejemplo, grupos como el Cártel de Sinaloa en México, la Camorra napolitana en Italia o el Primeiro Comando da Capital en Brasil, imponen normas internas, ejercen control sobre territorios y usan la violencia de forma generalizada para proteger sus operaciones y reputación.
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Con medios locales y EFE
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