La creciente violencia ejercida por las pandillas en Haití ha llevado al gobierno a declarar un estado de emergencia de tres meses en varias regiones, con el objetivo de reforzar la “batalla contra la inseguridad”. La medida afecta a tres departamentos que desde hace meses padecen ataques constantes, en el marco de una crisis que golpea al país desde hace años y que se agravó en 2021, tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse.

El anuncio, hecho público este sábado por el Consejo Presidencial de Transición de Haití (CPT) junto con el Gobierno, establece que un estado de emergencia de tres meses regirá en los departamentos del Oeste, Centro y Artibonite.

Este último, considerado la “canasta arrocera” de Haití, ha sido escenario en los últimos meses de repetidos ataques perpetrados por grupos armados, que han paralizado la vida local y afectado gravemente la producción agrícola.

En su comunicado, el Ejecutivo precisó que la medida busca “continuar la lucha contra la inseguridad y responder a la crisis agrícola y alimentaria” que atraviesa el país.

“La inseguridad tiene un impacto negativo tanto en la vida de los ciudadanos como en los distintos sectores de actividad. Ante la magnitud de esta crisis, es imperativo decretar una gran movilización de los recursos y medios institucionales del Estado para afrontarla”, subrayó el texto.

El comunicado insistió en que, dada la gravedad de la situación, “es imperativo decretar una gran movilización de los recursos y medios institucionales del Estado para remediarla”.

Aunque Puerto Príncipe, la capital de Haití, sigue siendo el principal epicentro de la violencia, las acciones de las pandillas se han extendido a amplias zonas del país.

Según la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, entre octubre de 2024 y finales de junio de este año, más de mil personas fueron asesinadas y otras 620 secuestradas solo en los departamentos de Artibonite y Centro. A finales de abril, decenas de habitantes de esta región cruzaron a pie o nadando el río Artibonite en un intento desesperado por huir de los grupos armados.

Nuevo liderazgo policial y ayuda exterior

El estado de emergencia llega en medio de cambios clave en la cúpula de seguridad. El pasado viernes, el gobierno nombró a André Jonas Vladimir Paraison como director interino de la Policía Nacional de Haití, que actualmente colabora con agentes kenianos al frente de la misión internacional respaldada por la ONU para contener la violencia.

“Nosotros, la policía, no vamos a dormir. Garantizaremos la seguridad en cada rincón del país”, afirmó Paraison en su toma de posesión.

Con experiencia como jefe de seguridad del Palacio Nacional y testigo directo del asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, Paraison sustituye a Normil Rameau, quien estuvo poco más de un año al frente de la institución.

Su gestión estuvo marcada por tensiones con un sector del Consejo Presidencial de Transición, en especial con el primer ministro Alix Didier Fils-Aimé, y por reiteradas advertencias sobre la grave falta de recursos de la policía.

El relevo coincide con la llegada de Laurent Saint-Cyr, influyente empresario, a la presidencia del CPT, organismo encargado de organizar elecciones antes de febrero de 2026. En su discurso de asunción, el pasado jueves, Saint-Cyr declaró la guerra a las bandas armadas, pidió más apoyo internacional y exhortó al envío de tropas adicionales.

“Las bandas no tendrán la última palabra”, advirtió el representante del sector privado en el Consejo, cuyo mandato de seis meses concluirá el 7 de febrero de 2026, fecha prevista para la investidura de nuevas autoridades, en un contexto en el que las elecciones previstas para este año siguen bloqueadas. “Debemos luchar contra estos grupos criminales hasta erradicarlos, para que el pueblo pueda respirar”, añadió.

Actualmente, en el país opera la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití (MSS), liderada por Kenia e integrada por policías de varios países —y en menor medida militares—, que hasta ahora no ha logrado frenar el avance de las pandillas, que controlan el 90 % de Puerto Príncipe y se han expandido hacia otras regiones.

Horas antes de la juramentación de Saint-Cyr, el líder de la banda más poderosa de Haití, Jimmy Cherisier, alias “Barbecue”, amenazó con derrocar al Consejo Presidencial de Transición.

Haití vive desde hace años atrapado en un ciclo de violencia alimentado por poderosas bandas armadas, muchas con vínculos con sectores políticos y empresariales, que se disputan influencia y control territorial. La situación se deterioró gravemente tras el asesinato de Moïse en 2021, que dejó un vacío de poder.

La Organización Internacional para las Migraciones calcula que cerca de 1,3 millones de personas han sido desplazadas en todo el país, mientras que la ONU estima que 4.864 han muerto entre octubre de 2024 y junio de 2025. Los intentos de frenar la violencia —incluida la misión internacional liderada por Kenia y respaldada por Naciones Unidas— no han logrado hasta ahora devolver la estabilidad.

Con EFE y Reuters

France24

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