La Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett), antigua Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET), además de actuar drásticamente y sin tomar en cuenta los serios daños que provoca que su programa Parquéate bien, tiene otros abusos en su haber que no les han sido señalados adecuadamente.

Los agentes de Digesett actúan con prepotencia, con desprecio al ciudadano común, y pareciera que están autorizados a abusar de la dignidad de las personas para hacer cumplir con sus programas de regularización del tránsito vehicular en el Gran Santo Domingo.

Desprecian a los ciudadanos, no escuchan razones, se llevan los vehículos de las vías y no notifican el lugar donde los llevan, aparte de que se entienden por encima del bien y del mal.

Un ciudadano afectado por estas políticas abusivas y desproporcionadas nos escribió, a propósito del editorial de Acento de este viernes, diciendo lo siguiente:

“Hola. Ayer, me llevaron mi vehículo. Estaba en una calle ancha, donde tengo 8 años parqueando. Allí vive un hijo, en el Evaristo Morales. Es algo irracional, con una grúa, no te dicen donde lo van a llevar ni te dan un recibo de comprobante de que se lo llevaron. Cuando fui a buscar mi vehículo, aquello estaba lleno. Oí a un Digesett, pronunciar el despectivo 'Popy'. Queda por Acento, donde llevan los vehículos (27 de Febrero con calle Dr. Defillo). Sentí resentimiento y abuso de poder, de parte de esa gente. Tienen mucho poder, sin estar preparados emocionalmente”.

Es deseable que los ejecutivos de Intrant intervengan y contribuyan con reconducir este objetivo, compartido por todos, pero adecuándolo a una circunstancia particular, que no hay parqueos suficientes, que no hay espacios o solares para ubicar la enorme cantidad de vehículos existentes, y que el sistema colectivo de transporte del país no es adecuado y obliga a todo el que puede a hacer esfuerzos para dotarse de un medio individual de transporte.

Digesett tiene otro gravísimo problema. La renovación de la licencia de conducir de un automóvil utilitario no debe pasar de 900 pesos por un período de dos años. Sin embargo, eso es mentira, porque los sistemas de Digesett parecen diseñados para asignar multas a diestra y siniestra a todo el que está en posesión de una licencia y se encuentra en la base de datos de Digesset.

Un ciudadano que adquirió un vehículo nuevo en noviembre pasado, con un préstamo de Autoferia Popular, acudió esta semana a renovar su licencia, y encontró que tenía cuatro multas de mil pesos cada una, incluyendo dos multas asignadas un mismo día.

Ese ciudadano nunca había tenido un diálogo con un agente de Digesett, ni había sido notificado de que tenía ninguna contravención por conducir temerariamente o violación de las leyes de tránsito.

Una de las multas era por conducir con una licencia vencida. Jamás ningún agente le había solicitado la licencia, aparte de que no la utiliza, porque cuenta con una persona que conduce el vehículo y mantiene su documentación al día.

Otra cosa es que personas que no son propietarias de vehículos, pero tienen licencia, cuando han acudido a renovarla, se encuentran con multas varias por violaciones a las leyes de tránsito. Otras personas que tienen licencia, pero viven fuera del país, también encuentran multas en sus historiales.

¿Qué está pasando? Que para renovar una licencia de conducir, por parte de un ciudadano que no ha violado ninguna ley de tránsito, tiene que pagar 7 mil y hasta 8 mil pesos, dependiendo de la cantidad de multas que le asignen en el sistema de Digesett y de las cargas por mora que le asignen también.

Eso está pasando, y nos parece que las autoridades están en la obligación de revisar esas macabras actuaciones de los responsables de organizar y mejorar la calidad del tránsito en el país. Del modo en que lo están haciendo están provocando mucho daño, especialmente a la imagen de transparencia, justicia y equidad que quiere transmitir el gobierno.