Pocas veces la izquierda democrática había alcanzado tanto poder en América Latina, como el que tiene en la actualidad. Es cierto que estamos en una época de predominio de la derecha y la ultraderecha. Sin embargo, la izquierda se encuentra en una situación precaria porque los presidentes izquierdistas del continente se encuentran en franco deterioro.
Nunca antes la izquierda había contado, a la vez, con gobiernos en Chile, Bolivia, Brasil, Uruguay, Venezuela, Colombia, Nicaragua y Cuba, por solo mencionar los más conocidos y los que más suenan en los medios de comunicación.
Luis Arce en Bolivia tiene tan baja popularidad que desistió de presentarse como candidato a la reelección en las elecciones presidenciales del próximo domingo 17 de agosto. El Movimiento Al Socialismo se encuentra fraccionado. Evo Morales fue impedido constitucionalmente de presentarse a las elecciones. La derecha se prepara para ganar las elecciones, especialmente por el fraccionamiento de los grupos progresistas. Las encuestas dan como posible ganador al empresario Samuel Doria Medina, con una proyección de un 19,6% de preferencia, seguido del ex presidente Jorge Quiroga con el 16,6% y Andrónico Rodríguez, el candidato mejor posicionado de la izquierda, que apenas llega al 13,7%. Cuando el presidente Luis Arce midió sus aspiraciones tenía menos de un 5% de simpatía.
En Chile habrá elecciones presidenciales este año, en domingo 16 de noviembre, y el presidente Gabriel Boric se encuentra en una racha de impopularidad que sobrepasa el 60 por ciento. Su partido participó en las primarias de la coalición que gobierna Chile y perdió claramente la candidata de Boric, del Partido Socialista, Carolina Tohá. Ganó Jeannette Jara con el 60.3 por ciento de los votos. Quedaron fuera Carolina Tohá (Partido Socialista) que obtuvo un 27,9 %; Gonzalo Winter (Partido Frente Amplio) logró un 9 % y Jaime Mulet (Partido Federación Regionalista Verde Social) registró un 2,7 %. La ultraderecha y la derecha en Chile han sido y siguen siendo poderosos y no está claro quién podría ganar las elecciones de noviembre, tomando en cuenta la baja popularidad del gobierno de Boric.
El Colombia el desastre no puede ser mayor. Gustavo Petro ha realizado un gobierno altamente cuestionado, ética y moralmente en ruinas, con disensiones de todo tipo, con familiares involucrados en su gestión que son identificados como corruptos, y con grandes disensiones dentro el gabinete. Las elecciones presidenciales colombianas serán el 31 de mayo de 2026.
Luis Ignacio Lula Da Silva nunca había estado tan mal en una gestión de gobierno, como lo está en la actualidad. Ha perdido apoyo, credibilidad y liderazgo. Ha dedicado gran esfuerzo a las tensiones geopolíticas internacionales, pero internamente se desmorona su gobierno. Lula ha tenido motines parlamentarios, a los que se han sumado aliados del gobierno, que tienen incluso ministros, y Lula no ha podido recomponer su alianza para gobernar el país. Lula administra una crisis fiscal y ha dicho que estará obligado a recortar las políticas sociales. Lula tiene la ventaja de que las elecciones presidenciales de su país serán el 4 de octubre del 2026, y tal vez tenga tiempo de replantearse el gobierno con transacciones que le faciliten una reforma fiscal “amigable”.
Venezuela resulta más que un desastre y sale del cuadro democrático que tienen Brasil, Chile, Bolivia y Colombia. Dos fraudes electorales consecutivos, con un gobierno sin legitimidad y sin poder echar adelante ningún proyecto de redención. Si esa es la izquierda, ya dicen en muchos lugares, que sea la derecha la que alcance el poder, porque Venezuela con el socialismo del siglo XXI es el mejor ejemplo de cómo destruir un país.
Lo mismo puede decirse de Nicaragua, en donde la dictadura de Daniel Ortega ha roto todas las amarras democráticas y ha colocado a su esposa como vicepresidenta, y destruido todas las instancias judiciales y congresuales, apresado a los opositores, los ha deportado, y a los que no ha hecho un gran esfuerzo para que se mueran, como pasó con el propio hermano del dictador, Humberto Ortega, quien fuera comandante de las fuerzas armadas sandinistas. Una vergüenza para toda la izquierda y para todo el que se proclame simpatizante del socialismo o de la revolución democrática.
Países gobernados por la derecha, como Argentina, El Salvador, Ecuador, presentan un cuadro de mayor éxito político, en las gestiones de estos gobernantes, también autoritarios y negadores de derechos. Y lo peor de todo, es que luce que el gobierno de los Estados Unidos, con Donald Trump a la cabeza, parece estar dispuestos a impulsar y consolidar gobiernos de ultraderecha en todo el continente. Y ese parece ser uno de los factores por los que Trump está imponiendo sanciones arancelarias a Brasil, para que dejen de perseguir a Jair Bolsonaro. Insólito.
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