Sentada en el patio de su casa, rodeada de un grupo de galones que usa como reserva de agua, Jacinta lava la ropa. “A veces dura hasta tres días para llegar el agua y estos galones, los tanques y el tinaco son mi reserva”, dice, mientras sigue lavando a mano y cuenta el día a día de la normalidad de vida que, al igual que ella, viven los residentes de Katanga, en Santo Domingo Este.
Allí, no todos reciben el servicio de agua al mismo tiempo; depende de la calle, depende de la altura, depende de los días. Hay zonas donde las llaves se abren dos veces por semana y otras donde tienen siete días completos sin ver “ni una gota”.
En República Dominicana, seis de cada diez hogares urbanos recibe suministro de agua potable de manera intermitente de acuerdo con el Banco Mundial, lo que evidencia que a pesar de que el acceso es “casi universal”, el servicio es deficiente y limitado.
En la zona urbana, el 65.26 % de los hogares recibe menos de 20 horas por día, mientras que en la parte rural el porcentaje es de 59.08 %. De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), el promedio de los hogares que reciben el servicio menos de 20 horas ronda el 50 % en general.
Abastecimiento con limitaciones
La gestión directa de los servicios de abastecimiento de agua potable y saneamiento en el país recae en nueve instituciones que tienen cobertura en todo el territorio nacional.
Más del 85 % del territorio está bajo la competencia del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (Inapa), mientras que el Gran Santo Domingo queda bajo la cobertura de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD). Las demás son Coraaplata (Puerto Plata), Coraasan (Santiago), Coraamoca (Moca), Coraavega (la Vega), Coraamon (Monseñor Nouel), Coraabo (Boca Chica) y Coaarom (La Romana).
Para el 2024, el promedio de producción de agua potable nacional era de 51,175,640 m3 (metros cúbicos) y solo el 78.44 % de la población se abastecía del sistema de acueducto público, mientras que el 21.56 % recibía el servicio de otras fuentes (pozos, camiones, manantiales, entre otros).
Aunque el acceso al servicio de agua ha mejorado con los años, aún hay hogares donde para obtener el servicio deben acudir a llaves ubicadas en otras viviendas o comprar a camiones cisterna cuyos precios rondan entre los RD$ 1,000 y RD$ 2,000 dependiendo la zona.
Por ejemplo, en Katanga, cuando hay escases por una semana, los residentes se auxilian de los camiones y pagan por llenar los tinacos y cisternas RD$ 1,000 pesos, mientras que en Herrera, Santo Domingo Oeste, hay calles donde las viviendas reciben el servicio mensual y el costo de los camiones es de RD$ 2,000.
En ambos sectores, el servicio de agua potable es intermitente por calles, lo que hace que viviendas tengan agua y otras no, en un mismo barrio.
“Es normal que pase eso. Ayer la mandaron (el agua), pero teníamos un mes sin que la mandaran”, cuenta Lina, residente en El Libertador de Herrera.
Según el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el acceso al agua pasó de 68.9 % en 2009-2010, a 80 % en 2018 en todo el país. Sin embargo, sostiene que aún persisten disparidades entre la zona rural y la urbana, con un 85 % y 58 %, respectivamente.
Asimismo, la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo (ENCFT) indica que, aproximadamente, nueve de cada 10 viviendas tienen instalaciones o conexiones a la red pública para agua corriente.

Para el mes de septiembre de este 2025 la producción de agua potable estimada por acueductos operados por el Inapa fue de 51,682,400.79 metros cúbicos para unos 13,653,043,182.65 galones al mes.
De acuerdo con José Luis Popa, director de Operaciones del Inapa, más de 7 millones de personas son beneficiados con el servicio. Explica que en esta gestión, refiriéndose a los cinco años que tiene frente a la institución Wellington Arnaud, se ha logrado incluir más de 2.5 millones de dominicanos a la cobertura, aumentando la producción de agua potable en más de un 5 %.
“Diariamente brindamos unos 1, 300, 000 m³ de agua potable, agua tratada en planta potabilizadora. Pero es el doble si se cuenta la de pozo”, indica.
En el caso de la CAASD, se estima que la producción de agua ronda los 400 millones de galones diarios, siendo sus principales fuentes de abastecimiento los acueductos Valdesia Santo Domingo y Jigüey.
Mientras que en Santiago, la capacidad instalada de todos los sistemas de Coraasan es de 184 millones de galones diarios y su producción promedio actual es de 145 millones, pero la demanda es de 190 millones de galones diarios.
Según la corporación, en los últimos cinco años ha aumentado la producción de agua potable en un 29 % con la rehabilitación de diferentes acueductos. Actualmente, en ejecución, están los trabajos de La Noriega I que sumará al sistema alrededor de 15 millones de galones diarios.
Calidad del agua en RD
Desde el mismo gobierno se ha reconocido que el acceso al agua potable y el saneamiento adecuado es fundamental para prevenir enfermedades transmitidas por el agua (diarrea, cólera, fiebre tifoidea, entre otras).
El último informe de estadísticas ambientales sobre la condición del aire, agua y suelo, publicado por la ONE, en 2024, señala que la salud ambiental implica la protección de fuentes de agua dulce, la mejora de la infraestructura y saneamiento, y la prevención de la contaminación de aguas superficiales y subterráneas.
Las corporaciones aseguran que el agua que sale de sus acueductos es de calidad, y que incluso puede tomarse directamente. El problema, coindicen todos, se da en la red de distribución y en las opciones de almacenamiento de las personas, como los tinacos y las cisternas.
Esto lo confirma el director de investigación del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), Carlos Sanlley Pagán, quien ha sido asesor del plan maestro de alcantarillado de Santo Domingo y del plan hidrológico nacional.
“El agua potable que sale de los sistemas de tratamiento de la CAASD, Inapa, y las demás corporaciones es 100 % potable dentro de los estándares internacionales establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero ninguna entidad te puede garantizar que el agua en cada vivienda sea potable, mayormente por dos razones: la condición actual de los sistemas de distribución y el uso de cisternas”.Carlos Sanlley Pagán, director de investigación de Intec.
Indica que algo que todos los gobiernos tienen en común, es la poca atención al mantenimiento de los sistemas existentes. Como ejemplo, cita el mal estado de las tuberías y su falta de reemplazo con los años.
“Muchas tuberías se han agrietado con los años y no han sido reparadas. Además de esto, seguimos usando tuberías que han pasado su periodo de vida útil pero no se han remplazado. Estas grietas y malas conexiones permiten la infiltración de agua y contaminación de las mismas”, destaca el doctor en ingeniería ambiental e ingeniero químico.
Sin embargo, el director de operaciones del Inapa, José Luis Popa, defiende la calidad del agua que sirven. “Aquí las aguas que se produce es agua con calidad, que es la garantía que nosotros damos dentro de nuestros procesos de gestión, de potabilización”.
Explica que el agua captada entra en proceso de potabilización que incluye la coagulación, la sedimentación, la filtración y la cloración.
Cuando el agua está en condición de filtrado, pasa al proceso de desinfección que es la cámara de contacto donde se la aplica el cloro. Es este punto es que el agua se desinfecta de cualquier tipo de microorganismo o bacteria.
“Nosotros como Inapa damos garantía. Óigase bien, de que nuestras aguas servidas o sea, nuestras aguas que disponemos para el consumo humano saliendo de nuestras instalaciones están en altas condiciones bajo las normas nacionales e internacionales para ser consumidas ahí de la llave”, dice.
Esa calidad, aclara, solo es en sus plantas y depósitos de agua, y admite que con la inestabilidad del servicio, “luego que una línea pierde presión, pierde la garantía de calidad”.
Al igual que el investigador Sanlley Pagán, el ingeniero Popa plantea que las condiciones de almacenamiento en cisternas merma la calidad.
“¿Qué sucede cuando el agua llega a esa cisterna y a esos tinacos? Nosotros no tenemos control de la limpieza de esa cisterna y de esos tinacos, por tanto, es posible que entonces la calidad, la presencia del cloro residual que nosotros garantizamos se pierda”, subraya.
¿Qué tan potable es el agua en el Gran Santo Domingo?
Existe un programa de control sanitario en todas las redes del Distrito Nacional y Santo Domingo, que lleva a cabo el Laboratorio de Vigilancia de la Calidad de las Aguas, de la Dirección de Control de la Calidad de la CAASD. Según el último informe de fecha del seis de septiembre de 2025, los porcentajes de los parámetros que debe cumplir el agua servida a la población están sobre el 90 % (buena calidad) y el 73 % (menos calidad), dependiendo de la zona.
La medición está por “departamentos”, sureste, noroeste, este y norte, indicando el índice de potabilidad y el porcentaje de negatividad a bacterias por coliformes fecales. De acuerdo con el informe la parte norte de la provincia, es decir Villa Mella, Guaricano y otros de Santo Domingo Norte es la de menor porcentaje en cada parámetro, indicando menos calidad.
El director de Calidad de Agua de la CAASD, José Mateo, explica que la medición se realiza diario. Cinco colectores del laboratorio salen a recolectar las muestras, midiendo el cloro, la turbidez y los parámetros básicos establecidos por el Ministerio de Salud Pública y la OMS.
“Con eso, entonces, ya inicialmente sabemos por dónde anda la calidad del agua, si tiene cloro, si no tiene, en qué nivel; porque las normas nos piden que sirvamos agua a la población con 0.2 ppm (partes por millón) de cloro. O sea, con esos niveles se garantiza que no haya bacterias, que es lo más preocupante, porque en término físico-químico, en término de minerales y en término de metales, nosotros no tenemos problema, o sea, la preocupación más grande es que se vaya a contaminar en las redes o en la casa, en la cisterna, etcétera”, indica.
Mateo dijo que los puntos de muestreo no se realizan en viviendas, sino en líneas de los acueductos de Valdesia, Haina, Barrera de Salinidad y en salida de los tanques.
En cuanto a la medición explicó que mientras más alto es el número mejor es la calidad del agua, y que los niveles en la parte norte, es decir Villa Mella entre otros sectores, se debe a que la zona no depende de un sistema de agua como Valdesia o Haina, sino de pozos.
“Cada residencial tiene un pozo porque ahí no hay un acueducto formal”. Explica que muchos proyectos habitacionales privados construyen los pozos, quizás no de la forma más adecuada, además dice que la contaminación no es precisamente porque se trate de pozos, sino por el terreno. “Eso antes era una ciénaga, son terrenos rellenos”.
Lo que hace la CAASD es que coloca cloro, pero de acuerdo con Mateo hay tres grandes proyectos desde la corporación que solucionaran el problema. Uno es la adquisición de 50 cloradores que ya están licitados, para ampliar la cobertura de cloración en cada pozo.
El otro proyecto, es la ampliación de Barrera de Salinidad para mandarla a la gerencia norte y abastecer a Villa Mella, el ensanche Ozama y Tamarindo. También, el proyecto de la presa de Hatillo, que va exclusivamente para todo Villa Mella, Guaricano y dar agua a los Alcarrizos, Pedro Brand, entre otros.
Según el director ejecutivo del Gabinete del Agua, Gilberto Reynoso, el agua que se sirve en Santo Domingo es de “muy buena calidad”, pero se contamina en el camino.
El experto en el manejo del recurso hidráulico, sostiene que también hay un problema en los hogares con el almacenamiento, donde asegura, puede recibir “niveles elevados de contaminación”.
Como el almacenamiento es producto de la intermitencia en el servicio, Reynoso, recuerda que actualmente existe el Pacto Nacional del Agua, que conlleva un proyecto específico para regularizar tanto la disponibilidad como la cantidad de agua servida, el cual está diseñado hasta el 2036.
“En el 2036 debemos culminar con el Pacto Nacional del Agua y entregarle a cada hogar dominicano agua en oportunidad y calidad”, puntualiza.
Para este proyecto se habla de una inversión superior a los 8,000 millones de dólares y abarca, además de mejorar el acceso, la construcción de presas y regulación de las mismas, para asegurar que cada región del país tenga suministro adecuado. Cuenta con finamiento del Banco Mundial, BID y el Banco Centroamericano.
¿Es el almacenamiento un problema de contaminación?
La intermitencia en el servicio del agua potable en el país hace que los dominicanos recurran a opciones de almacenamiento como tinacos, cisternas, tanques y galones. El 5.47 % de los hogares recibe agua de camión tanque (Enhogar 2022), es decir, que a ese porcentaje no recibe el servicio todos los días del acueducto a la vivienda.
Las cisternas son un gran problema para la calidad el agua, porque no se tiene control de cómo son construidas, afirma el investigador Sanlley Pagán.
Sostiene que la mayoría de las cisternas permiten infiltración de aguas del subsuelo a las mismas. “En el país se utilizan mucho los pozos sépticos y existe una mala gestión de los mismos permitiendo que aguas residuales penetren los acuíferos. Aguas residuales pueden moverse y llegar a infiltrar en las cisternas creando problema. Otro punto importante es que existen microorganismos naturales del agua que pueden reproducirse en cisternas grandes con poco movimiento y sin desinfección agregada, como las pseudomonas”.
Otro aspecto relevante, de acuerdo con el ingeniero ambiental y químico, tiene que ver con los pozos de abastecimiento de agua, ya que un gran número de edificaciones se suplen de pozos privados personales.
“La calidad de esta agua varía por localidad, pero de seguro requiere algún tipo de tratamiento antes de ser apta para consumo humano. Durante el levantamiento del Plan Maestro de Alcantarillado se realizó un estudio de 120 pozos privados al rededor del Gran Santo Domingo y el 100 %, sin importar que tan profundo estuviera presentó contaminación por aguas residuales y bacterias coliformes”, afirma.
Aguas residuales, la cenicienta del sector
Se estima que el 80 % del agua potable se convierte en agua residual. Hace tres años, la producción de agua a nivel nacional fue de 130 m3 (metros cúbicos) por persona, mientras que a nivel provincial alcanzó los 168 m3 por persona, de acuerdo con el Boletín de Estadísticas Ambientales publicado en 2024.
Estos niveles de producción de agua, quiere decir que en 2022 cada persona generó aproximadamente 104 m3 de agua residual que podría terminar vertida sin tratamiento previo, afectando negativamente a la salud ambiental o a las condiciones de los cuerpos de agua, según el informe realizado por la ONE.
En el 73 % de los hogares, el método utilizado para el vertido de aguas residuales es el pozo séptico, que por lo regular se encuentran en el patio. Y el porcentaje de viviendas con inodoros conectados al sistema de alcantarillado es de un 21 %.
Para Fredy Domingo Poche, director Tratamiento de Aguas del Inapa, el saneamiento de aguas residuales es “la cenicienta del sector”, debido a la poca inversión y el déficit actual en la cobertura.
Explica que el agua residual se mide en base a la cantidad de agua potable que se sirve, pero que esta cobertura (recolección y tratamiento), admite es muy baja.
“Nosotros andamos con un déficit de más de un 80 y pico, casi el 90 %. Es decir, es bien grande, porque lamentablemente la parte de saneamiento es como dice la cenicienta del sector, no se ha invertido mucho”, sostiene.
Dice que en esta gestión es donde más se ha estado invirtiendo en ese sentido y se ha ido recuperando el alcantarillado sanitario, con proyectos que se desarrollan en los municipios Pimentel, San Francisco de Macorís; Castillo, provincia Duarte; Fantino en Cotuí y el iniciado en San Cristóbal.
Aunque no especificó el monto de la inversión actual, asegura que es elevado y que la planificada para el próximo año es mayor, precisamente para disminuir la brecha existente entre agua potable y aguas residuales.
“Yo siempre he dicho que eso no es una brecha, es un abismo, porque cuando tú hablas de una diferencia de un 80, un 90 % de diferencia, es mucho”, manifestó
Hay comunidades urbanas dentro del territorio competencia de Inapa que no cuentan con sistemas de tratamiento, por ejemplo, en Mao ahora es que se le está construyendo el alcantarillado sanitario.
“Es una comunidad bastante grande y no tenía alcantarillado sanitario hasta ahora que se le está construyendo. En Dajabón tampoco tenemos sistema de alcantarillado sanitario. El déficit es grande”, indica.
Agrega que estas clases de inversiones no se ven, pero que son de gran impacto. “Cuando tú no haces el saneamiento, se nos contaminan precisamente las aguas que le estamos sirviendo a la población y vienen los brotes de enfermedades, pero también impacta el medio ambiente, impacta los peces….impacta todo”.
El experto explica que del agua que se convierte en residual, que se estima es un 80 %, solo se recolecta y se trata entre un 10 % y un 20 %, “no más de ahí”. Indica que cada vez que se construye un acueducto, más grande es la brecha entre agua potable y agua residual.
Es decir, explica, cuando se invierte en un acueducto debe estar acompañado de un alcantarillado, con recolectora y planta depuradora de agua residual.
Aunque esta fuera de su jurisdicción, el director de tratamiento de aguas de Inapa afirma que el sistema de alcantarillado en el Gran Santo Domingo, tiene más de 50 años. “A excepción de la planta que se hizo en la Jacobo Majluta, hay recolectoras aquí en Santo Domingo de más de 100 años prácticamente que se hicieron, que fue en el casco urbano, la Zona Colonial y esa zona por ahí”.
Destaca que la historia del alcantarillado es vieja y larga, porque se ha dejado muy atrás. “Todo el mundo se ha olvidado de la parte del saneamiento. Pasa que nosotros siempre nos acordamos de los problemas cuando los tenemos encima. Siempre estamos trabajando en emergencia y eso es lo que hay que evitar. Por ejemplo, este plan que se tiene en la dirección ejecutiva ahora de hacer un plan maestro y comenzar a ejecutarlo el próximo año. Eso es precisamente lo que tiene que hacerse y no abandonarse”.
El alcantarillado solo colecta el 11 % del agua residual y el resto se infiltra y contamina el agua del subsuelo y hasta que eso no se corrija, es un “problema grave”, plantea el director ejecutivo del Gabinete del Agua.
Al igual que Poche, Gilberto Reynoso, sostiene que la inversión es cuantiosa, y que los gobiernos históricamente no ven, “porque es agua negra que está en el subsuelo”. Refiere que las inversiones en tubería y planta de tratamiento no demandan la atención que amerita, lo que evidencia el escaso valor que se le ha puesto a intervenir las aguas residuales.
En el caso especifico de Santiago, Coraasan asegura que ha invertido en los últimos cinco años más de 5,000 millones de pesos en proyectos de agua potable y saneamiento.
También que ha aumentado en un 25 % la recolección de aguas residuales con obras de saneamiento, destacando que para 2020 se recolectaron 58,851,024 m3 en el sistema de alcantarillado sanitario de Santiago y para 2024 fue de 75, 441,006 m3.


Agua suficiente, con un mal uso y poca cobranza
El agua en República Dominicana es suficiente para la población y usos productivos. Así lo asegura Reynoso. El riego consume entre el 82 y 85 % de todo el recurso y el agua potable para las diferentes provincias es un 20 %.
“De ese 20 %, se utiliza el agua con muy baja eficiencia, se pierde más o menos el 60 % del agua que debe aprovecharse para el consumir la población y del 60 % que se convierte en perdida, un 10 o un 11 es agua residual, que a la vez es el elemento de mayor peligro que tiene República Dominicana, la degradación de sus aguas”, explica el experto.
La pérdida se debe a varios factores, pero uno de ellos es el escaso valor que el dominicano le da al agua, porque el costo por el servicio es considerado poco, no como ocurre con la energía eléctrica.
El consumo por habitantes, según Reynoso es de 200 litros diarios, pero hay ocasiones que sube hasta 500 litros diarios, lo que considera mucho, tomando en cuenta lo que se paga por el servicio.
El metro cubico de agua cuesta a la población 6 pesos, y potabilizar al Estado y llevarlo a los hogares más de 30 pesos el metro cubico.
El 70 % de los hogares dominicanos conectados a la red de abastecimiento de agua no realizan pagos por los servicios de agua potable y saneamiento, según el documento de la pospuesta del Pacto por el Agua 2021-2036. También, indica que alrededor de 5 mil millones de pesos son aportados por el Gobierno central a los diferentes prestadores de servicios de agua.
Al Inapa le cuesta producir un metro cubico de agua alrededor de 40 pesos, asegura el director de operaciones de la entidad.
“Nosotros comercializamos ese metro cubico a 6 pesos, o sea, tenemos un déficit económico en la ecuación ahí, lo cual ya te crea una situación crítica en términos económicos”, sostiene José Luis Popa.
Detalla que aunque se está trabajando a fin de mejorar la eficiencia en el servicio, se necesita que ciudadano pague por el agua que recibe y al mismo tiempo tenga la educación del buen uso y no desperdicio.
La facturación del Inapa es muy baja. La cobranza se estima en un 30 % , cuando por lo menos debería estar en un 60 %.
“Nosotros estamos haciendo todo: estamos captando nuevos clientes, cambiando los sistemas de cobro, creando facilidades, creando puntos e inclusive con programas contratados con otras empresas para crear esquema de despacho de facturación y cobranza de las mismas, facilitando puntos de cobro”, explica Popa.
Considera que la baja cobranza se debe a la cultura del pueblo. “Al dominicano no le gusta pagar”.
En tema de cobranza, la de mayor eficiencia es Coraasan, cuyo costo de producción es de 52.34 pesos el metro cubico. Actualmente sus recaudaciones representan el 70 % del servicio facturado.
Coraasan cuenta con 200 mil 843 clientes y 810,475 habitantes reciben el servicio.
Compra de agua embotellada por el poco acceso
La población más pobre y con menos acceso al agua potable invierte hasta un 11 % de sus ingresos en la compra de agua embotellada y otras formas de abastecimiento, según datos del Ministerio de Economía. Sin embargo, el Banco Mundial sostiene que el 40 % de los hogares dominicanos más vulnerables destina un 12 % de sus ingresos para adquirir agua y, de ese porcentaje, un 95 % es para la compra a empresas privadas de agua embotellada.
La razón, según la entidad internacional, es la baja calidad del servicio que obliga a la población a recurrir a agua embotellada, cuyo costo es más elevado, generando un fuerte impacto en sus bolsillos. Además, plantea que lo que se debería destinar es un 5 % de los gastos del hogar en servicios de agua y saneamiento.
En el país existe un promedio de 760 plantas procesadoras de agua y hielo registradas en la Dirección General de Medicamentos, Alimentos y Productos Sanitarios (Digemaps), sin embargo, la estimación es que superan las 1,200.
Desde enero 2021 hasta septiembre 2025 se han clausurado 654 plantas procesadoras de agua por incumplimiento de la Ley general de Salud 42-01 y su reglamento 528-01. Para que puedan operar, además de esta ley, estas empresas deben cumplir con las normativas NORDOM 1, 53, 64, 581 y 618.
Digemaps dijo a Acento que han realizado estudios a estas aguas, por medio de muestras depositadas en el Laboratorio de Evaluación de Productos de Consumo Humano (LEPCH), que en algunos casos las no aptas para consumo han resultado con bacterias: ecolis, coliforme, klebsellia, pseudomonas y aerobios.
Digemaps no especificó nombres de las empresas ni zonas de comercialización.
Aseguró que para garantizar la calidad, condiciones de operación, regulación y control, con miras a garantizar la salud de los consumidores, se realizan inspecciones, monitoreos, clausuras, e investigaciones a las diferentes plantas de agua.
El agua para consumo humano contaminada con microbios puede transmitir enfermedades diarreicas, el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. De acuerdo con la OMS, esta contaminación causa 505, 000 muertes cada año a nivel mundial.
Un pacto por el agua
En agosto de 2023 se firmo un acuerdo nacional para gestionar el recurso hídrico en la República Dominicana, llamado Pacto por el Agua 2021-2036. Este acuerdo sostiene que la demanda del agua ha crecido en un 58 % de su disponibilidad. En regiones como Yaque del Norte y Yaque del Sur, la demanda supera el 100 % .
Sostiene que la baja cobertura del servicio de alcantarillado y tratamiento de las aguas residuales han ocasionado un "deterioro acelerado de la calidad de los cuerpos de agua superficiales, subterráneos y marinos costeros", generando como consecuencia una reducción significativa en la disponibilidad de agua limpia.
Por esto, plantea, se hace necesario poner en práctica "acciones para la recolección y depuración de las aguas residuales; gestión sostenible del recurso en sus diferentes usos, políticas económicas que incentiven el uso eficiente del recurso, y campañas de concientización ciudadana".
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