(Versión resumida)

La poesía, más allá de la definición que queramos darle, ya sea como manifestación esencial del lenguaje y el pensamiento humanos, como expresión más elevada de una lengua en una cultura o como lenguaje del espíritu que, desde la singularidad cultural, lingüística y social persigue lo universal; la poesía, subrayo, se resiste a ser doblegada por los derroteros marcadamente inhumanos que, desgraciadamente, exhiben la soberbia de los poderes económico y armamentista en un mundo globalizado, dominado por la mano invisible de un mercado  salvaje, insensible, mercurial y sordo a los reclamos de eliminación de los extremismos totalitarios en Estados antidemocráticos, del integrismo religioso, de la presunción de supremacía racial o cultural, de la pobreza y de las desigualdades jurídico-políticas, económicas y sociales.

La poesía, que conjuga hermosamente lo pensado y lo sentido, lucha en favor de la preservación de los valores humanísticos, en un mundo cada vez más compelido por el espectáculo efímero de las transformaciones tecnológicas y por el ruido y la desinformación, en perjuicio de la comunicación y de la verdad, generados por la aceleración digital, el consumismo delirante y la degradación de los principios democráticos y de los vínculos humanos fundacionales, vitales y duraderos.

La poesía, definida en sus elementos básicos como hecho ostensible de lenguaje simbólico:

Según Paul Valéry. Es ética de la forma,

Antonio Machado. Es Palabra en el tiempo, “diálogo del hombre con su tiempo”,

Apollinaire. Es el espacio el lugar primordial del acto poético;

Lezama Lima.  Es caracol nocturno en un rectángulo de agua,

Manuel del Cabral. Es como el agua misma, tan pura y limpia que, a la postre, da al poeta un enorme trabajo poder mirarla;

Emily Dickinson. Es el sentido sufrido del cual no habrá sobre la tierra, fuego alguno que logre calentar;

Rosario Castellanos. Es lugar simbólico de pensamiento, reflexión crítica y comprensión solidaria acerca de la condición de opresión de la mujer en una cultura patriarcal y deleznable;

Ernesto Cardenal, Es aquel vehículo de la imaginación y el espíritu orientado a profundizar el compromiso en la lucha por una mayor justicia en la faz de la tierra.

Octavio Paz. Es acto de comunión y como auténtica morada de la memoria de las culturas, las lenguas y los pueblos.

Esa, junto a la creación de que hacen gala los poetas nacionales e internacionales que se dan cita en esta celebración, es la poesía que no cederá al requiebro y, por el contrario, seguirá siendo puente que unirá los pueblos solidarios del mundo, para, como expresó en su Alegato de 2002 nuestro homenajeado Ángel González, intentar salvar, por medio de la palabra, algo de lo que el tiempo mismo destruye, algo de aquello que fue modelando el pensamiento y el sentimiento del ser humano a través de la historia. Eso que solemos llamar civilización o humanidad.

De esa misión salvadora de lo humano que conlleva el compromiso de la poesía en nuestro tiempo, es misionero cada uno de los congregados en esta XIV Semana Internacional de la Poesía de Santo Domingo.

De ahí la importancia para nosotros de llevar recitales de poesía y conferencias, como un estímulo inigualable a la lectura y a la creatividad a través de la palabra, a centros educativos de niveles básicos, tanto públicos como privados, a universidades, a entidades culturales de Santo Domingo, Santiago y Baní, a espacios públicos de tradición cultural como La Cafetera en Ciudad Colonial, entre otros.

Porque hacer que la poesía permee la vida y las actividades cotidianas de los individuos es la mejor forma de reconocerla como eslabón idiomático y estético entre el presente y el porvenir de la sociedad.

Durante estos días, desde hoy hasta el próximo domingo 26 de octubre, los lectores y amantes del arte poético en nuestro país podrán disfrutar de los particulares acentos y la diversidad lingüística de quienes, como sugería Shelley, harán que la poesía quite el velo de familiaridad de las cosas, incluyendo las más trágicas y desgarradoras, para que sean vistas y conocidas con cierto hálito de esperanza; para que, como aspiraba Jorge Luis Borges, arraigado en Platón, poder contemplarlas con asombro en vez de simplemente mirarlas con costumbre.

Durante estos días disfrutaremos del poder simbólico, de la magia y la belleza en la poesía de José Luis Rivas y Alí Calderón, desde México; de Miguel Ángel Zapata y Denisse Vega Farfán, desde Perú; de Esther Ramón, desde España; de Miguel Ángel Nater, desde la hermana isla de Puerto Rico; de Sylvie kandé, desde Francia; de Gian María Annovi, desde Italia; de Carlos Aldazábal, desde Argentina; de Fakhry Ratrout, desde Palestina y Nicaragua; de Fabricio Estrada, desde Honduras; de Samuel Gregoire, desde Haití; de Luis Méndez Salinas, desde Guatemala, y desde Estados Unidos, en digna representación de la diáspora dominicana en esa nación, nuestro querido y admirado Rei Berroa, creador y director del Maratón de la Poesía en Español en Washington, D C, y junto a Fernando Cabrera, creador de la celebración planetaria del Día Mundial de la Poesía.

Esperamos que puedan arribar al país los poetas chinos Wang Shuman, Wang Tingzhang y Yan Siping, quienes han retrasado su llegada por problemas de rutas aéreas.

En su andadura poética de estos días serán acompañados por un entusiasta grupo de lo más granado de la poesía dominicana contemporánea, a quienes también agradecemos su participación.

Nuestra gratitud a la destacada artista visual Rosa Elina Arias, quien en esta ocasión dedica su paleta a nuestra insigne poeta Salomé Ureña, con obras que podremos apreciar en la Casa de Italia.

Son muchas las instituciones a las que debemos expresar nuestro profundo agradecimiento por su contribución a hacer realidad esta nueva fiesta de la poesía y del encuentro de lenguas y culturas en nuestro país.

No quisiera dejar de mencionar, el Ministerio de Cultura y las universidades Autónoma de Santo Domingo (UASD), Iberoamericana (UNIBE), Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), Universidad APEC (UNAPEC), Madre y Maestra (PUCMM), el Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU) y el Colegio Lux Mundi. Además, destacamos el  tradicional apoyo de embajadas como las de Francia, España, Italia y República Popular China.

Agradecemos a centros culturales que se unen siempre a nuestra celebración por la poesía, como el Centro León, el Centro Perelló, la Fundación Lileón, la Casa de Italia, el Centro Cultural de España y AECID Cultura Santo Domingo, el Centro Cultural Taíno Casa del Cordón, la Casa Mella Russo, Tertulia Urbana y la Fundación Espacios Culturales. Finalmente, y no por ello menos importante, agradecemos y reconocemos el respaldo recibido de empresas comprometidas con la promoción de la educación, la lectura y la cultura como son el Banco Popular Dominicano, el Banco de Reservas, Novus Plaza Hodelpa, INDUBÁN, Cooperativa de Maestros (COOPNAMA) y Confor Matic, entre otras.

Nuestra mayor gratitud a cada uno de los integrantes del Comité Organizador de la Semana Internacional de la Poesía de Santo Domingo, especialmente, a Mateo Morrison y su equipo humano de la Fundación Espacios Culturales, así como a la directora ejecutiva de esta decimocuarta edición, la poeta, ensayista y catedrática Ibeth Guzmán.

Al cabo de prácticamente un año de trabajo, aquí estamos, dejando inaugurada nuestra fiesta de la poesía y la confraternidad de pueblos de distintos continentes, unidos por nuestra fe inquebrantable en una paz universal duradera y en el respeto a los derechos humanos fundamentales.

Bienvenidos, poetas de países hermanos y dominicanos. ¡Que viva la poesía!

Muchas gracias.

José Mármol

Escritor

Nació en Santo Domingo el 30 de abril de 1960. Egresado de la carrera de Filosofía de la UASD, ha coordinado el Taller Literario César Vallejo y el Círculo Literario del Instituto Tecnológico de Santo Domingo. Es Fundador de la Colección Ergo de Poesía Contemporánea Dominicana. Poeta y ensayista, su poesía propone conjugar el sentir, el pensar y la reflexión sobre el decir en el espacio del verso. Ha sido Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña (1987), Premio de Poesía Pedro Henríquez Ureña (1992), Premio Casa de Teatro (1994) y accésit del Premio Internacional "Eliseo Diego" (1994) de la revista Plural. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, francés e italiano.

Ver más