Nos narramos como una forma de definir lo que somos y lo que queremos llegar a ser. El poeta y psicólogo Noé Zayas en ocasión nos suele argumentar en ese sentido que Nos narramos en lo cotidiano, desde que despertamos hasta que nos acostamos, y en ese discurso donde nos narramos, nos hace seres consientes. Desde este punto, puedo inferir al respecto, que somos arquitectos diurnos de una narrativa artística de nosotros mismos. Despiertos vamos enlazando las acciones propias de la vida, como una cotidianidad que inicia al cepillar mis dientes y que culmina al final del día cuando pongo en reposo mi cuerpo. Nos narramos hombres, vestías, niño, mujer, cosas o sombra. Desde nuestra forma de percibirnos, hasta como somos percibidos por otros, somos narrativas. Somos la suma que se repite entre historias y la narración perfecta de Dios.
La dramaturgia dominicana hecha por mujeres, se puede precisar que surge a partir de los años del 1900. En ese aspecto se pueden destacar la presencia de grandes féminas dedicadas a escribir obras de teatro, dentro de las que podemos destacar a Virginia Elena Ortea con su obra LAS FEMINISTAS, dramaturga considerada como la autora de la única Zarzuela conocida de la Republica dominicana. En los años siguientes distinguidas dramaturgas se destacan, entre las cuales se pueden referir entre muchas más a Delia Weber con su obra VIAJEROS (1913), a Margarita Vallejo con su HISTORIA DE CARACOLES (obra infantil, 1916); Delia Quezada con su puesta en escena de su obra QUISQUELLA Y LA OCUPACION AMERICANA; a Carmen Natalia y su obra LUNA GITANA (1917). ).
Posterior a esos primero años, la figura de mujeres escritoras era ensombrecida por la del hombre, y tras muchos años donde estas estuvieran desarrollando su arte, ocultas por el visor machista del mundo literario solo para hombres, es para los años del 1990 cuando se produce el boom para la literatura femenina. En cuanto a la dramaturgia hecha por mujeres para el teatro dominicano, se destacan para esta generación de los 90, escritoras como: Chiqui Viciso quien en 1997 ganó el premio Nacional de Teatro con su obra WISH-KY SOUR. A Maitreyi Villamán, cuyas obras son percibidas como críticas a los tabúes femeninos. Josefina Báez, escritora de temas sobre inmigración dominicana. A Lisandra Ramos y su obra MARIPOSAS, escritora de vida de mujeres heroínas. De forma más regional, podemos destacar a la francomacorisana Lucia Taveras, dramaturga y actriz de teatro, gestora teatral tanto en el país como en el extranjero, cuyos principales temas a tratar en su obras son de índole migratorios, conflictos nacionales y de homofobia. Dinorah Coronado escritora de temas infantiles, tiene en este sentido en su repertorio más de once obras dramáticas en la actualidad.
Elisabeth Ovalle, destacada actriz de teatro, gestora teatral, dramaturga y directora de Teatro de origen francomacorisana. Obtuvo un Master en Artes Escénicas (Madrid 2015-16, en la URJC); Licenciatura en Teatro (UASD), egresada de la Escuela de Arte Dramático de la Escuela de Bellas Artes (1984-87), y cursos de Guion de cine, Actuación etc. Laureada en distintas distinciones a nivel nacional e internacionales, dentro de las cuales podemos referir: Primer lugar en Dramaturgia, obra Por Ahora y a Piece Work, (concurso Casa de Teatro 1993); Selección de su obra La Espera para publicarse, por la editora Paso de Gato (México); El Premio Nacional Cristóbal de Llerena, con la obra La Espera (2024); Nominada al Casandra, hoy llamado Premios Soberanos como Mejor Actriz del año, con la obra Alerta Roja; participación en más de 65 obras teatrales, con la dirección de 8 de sus propias obras y fue maestra de Dramaturgia en la Educación Artística en varios centros educativos. Entre muchas más distinciones aquí no referidas. En la actualidad, es Directora Orquestal del Ministerio de Cultura, Presidenta de la Fundación Absoluto Teatro y Directora del Festival Internacional de Teatro de Mujeres Sobre las Tablas.
Un punto a destacar, es que todas estas dramaturgas dominicanas, al igual que Elizabeth Ovalle tienen como eje central denunciar temas tales como: el contexto dominicano, la inmigración, violencia doméstica, sexual, igualdad de género, problemas sociales y todo lo concerniente a las diversas situaciones cotidianas de mujeres dominicanas. En lo concerniente a Ovalle, es una dramaturga considerada como una de las más destacadas defensoras del teatro dominicano. En muchas ocasiones se le escucha defender su postura como gestora teatral defendiendo el papel de la mujer en los escenarios y es firme al sostener Que la Pasión define al dramaturgo, y Que El dramaturgo es libre para crear siempre. Defiende el hecho de que se dedica a la dramaturgia debido a que le Permite examinar los problemas de la sociedad y escribir sobre esos temas con el fin de enviar un mensaje a la misma. Todo cuanto escribe desde esta óptica, es resultado de las experiencias vividas en los Estados Unidos, ya que según expresa, tuvo la oportunidad de ver como los dominicanos desarrollaban su vida allí, sopesando todas y cada una de las dificultades que a diario les llegaba. Es de ese escenario que la dramaturga narra sus historias.
Rojas, C. en su artículo publicado en el periódico digital Listín Diario, expresa su punto de vista sobre la importancia que tuvo la presentación de las obras dirigidas por Ovalle, puso en escena para el II Festival Internacional de Teatro Mujeres sobre las Tablas, en donde se maravillaron de ser espectadores de tantas Voces femeninas en escena. También fue emocionante porque se realizó la presentación el 25 de Noviembre del 12017, en ocasión a la conmemoración del Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer; obra dirigida por Ovalle y presentada por su Fundación Absoluto Teatro. En donde se puede percibir que las obras presentadas trataban temas de corte femenino, representando la violencia, las pocas oportunidades y el rol indescriptible que juega la mujer en su cotidianidad
Ovalle caracteriza sus personajes femeninos como heroínas. Examina el rol femenino en el teatro dominicano, y de allí ha logrado percatarse de la poca participación que esta tiene en ese campo artístico, como sus méritos no son tan bondadosos como los es para el hombre y el casi nulo reconocimiento que se da al teatro femenino en este país. En ese sentido, la dramaturga defiende el hecho de que hay que escribir más sobre la mujer dominicana. Cito: Hay que hablar de los diferentes tipos de violencia que esta enfrenta, de las enfermedades, de las carencias económicas y espirituales, entre otras cosas. Sus principales obras dramáticas son: Por Hora, La Locura de Eva, A La Espera, Por Hora y A Piece-Work, Alerta Roja, Escenario, Pinchos y Rolos, La Reina del Tecnicolor, Al Filo del Final. En su mayoría, todas premiadas dentro y fuera del país.
Sentimos su huella en cada parlamento en el texto. La entendemos como una verdad cruda, sin artificios ni encomiendas. Sentimos que una mujer escribe sobre mujeres. Que alguien ha visto la marca en cada una de sus semejantes y ha decidido ir por la denuncia a toda costa. Esto lo podemos apreciar especialmente en su obra CONMIGO NO, obra dramática donde la autora nos describe a qué niveles nefastos puede llegar la violencia a condicionar la vida de una mujer. La dramaturga en estos parlamentos comparte la crudeza con que la vida golpea las mujeres en su cotidianidad. El ambiente de la obra se puede percibir en un barrio cualquiera de santo Domingo, entre callejones y bullicio, cuarterías en arriesgadas construcciones que almacena docenas de familias en una sola edificación. Los elementos de escenografía consisten en: una pequeña sala que hace de cocina, dos muebles, un viejo televiso y una puerta. Lo que identifica el estilo minimalista escenográfico que busca destacar la autora.
La obra contiene tres (3) personajes principales: Tomasa, Pípilo y Oneida. En su aspecto principal está estructurada en cuatro (4) escenas. Los diálogos de interacción entre los personajes, presentan un nivel de lenguaje que va del coloquial al vulgar, cual se caracteriza por ser empleado por individuos marginados socialmente. Tambien existe el uso delo llamado Dominicanismos por diversos autores, vocablos que son creaciones dialécticas que por su uso y costumbre ya son términos comúnmente usados. Esto lo podemos ver en el siguiente dialogo en la referida obra:
Tomasa: por mi madre santísima que si no fuera por esta barriga que tengo me emburujara con él.
Voz: Déjenme dormir barza de putas, si no quieren que les desgrane el seto encima.
En este aspecto, el personaje de Oneida es caracterizado como el de la joven mujer, que enfocada en terminar sus estudios universitarios, y que pesar de carecer de recursos, intenta continuar con estos. Ella es la cómplice amiga de toda mujer en un barrio: hace el Bochinche diario, aconseja, lleva y trae lo que escucha, y muchas veces es la que está ahí cuando más se necesita. El personaje de Tomasa encarna el de la víctima social, joven mujer de unos 28 años a quien desde los 13 abusaron y prostituyeron de baja manera, constituye la mujer que en su rol de madre aguanta y calla su dolor por miedo a su verdugo, el cual es su pareja porque quiera o no él lo ha decidido. Este personaje es un espejo social de todas las niñas que a muy temprana edad son abusadas sexual o físicamente por parte de un sujeto que luego de cometer su crimen la usan para prostituirlas y así explotarlas para continuar con su abuso. En la obra de Ovalle el personaje de Pípilo hombre menudo y de bajos instintos, dado a los vicios y a la mala vida; abusador común que por medio de la violencia se aprovecha de su víctima.
Estos personajes son un espejo para reflejar la vida de las mujeres de nuestros pueblos, y esta situación no solo se puede observar en el Bajo mundo, como lugares marginados por la sociedad, esta situación es un mal que está en el seno mismo de la sociedad y que no respeta nivel social ni sexual. En todos los personajes femeninos caracterizados por Ovalle, podemos sentir ese descontento como uno mismo, su afán dejar el amor a un lado para aceptar su realidad, para desear hacer lo imposible por liberar su vida de las cadenas que la han exprimido desde temprana edad, aun esto no le deje más opción que luchar por su vida. Entre las callejuelas de nuestros barrios hay silencios de muerte que dejan heridas profundas, hay un niño hambriento que desea hui. Se vive al filo y la muerte sisea a cada paso.
¿Cuál es la función principal de un narrador? Simple, esta es la acción de contar una historia. En la narrativa de la dramaturgia de Elizabeth Ovalle, destacamos la función exacta de quien cuenta historias de manera orgánica. En cada una de sus obras se palpa lo cotidiano, lo extraído desde la profundidad del Bajo mundo, pinta al sujeto marginado que no tiene escapatoria, como la victima que va a los extremos pisando el fango y no se detiene. La escritora hurga en el entresijo del dolor y deja su marca con un estilo gestado en las entrañas mismas de su país, entre las marchantas y los venduteros diurnos que se hacen y dejan de ser vida entre las calles. Ovalle mira la mujer herida sangrar y su copa rebosa de ira y grita la violencia en el escenario. Cada parlamento en su dramaturgia confiere la voz de una verdad silente estrujada entre los labios de los inocentes olvidados por quienes debían protegerlos. Narra la vida del dominicano que fuera y dentro de su nación, es un mismo sonido. Narra y cuenta historias de ayer, de hoy, ajenas o propias, y estas surcan la orilla del miedo que atenta imponer su grito de guerra a todo pulmón.
Fuentes consultadas
- PRENSA DIGITAL, Listín Diario. 31/03/2012
Tema LAS DRAMATURGAS DE CENICIENTA.
Artículo de INDHIRA SUERO. Santo Domingo.
- PERIODICO Digital
Listín Diario, 28/11/2017;
Titulo Mujeres Sobre las Tablas.
Por Carlos Rojas.
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