DESDE UN COSTADO DE LA (DES)MEMORIA, segundo libro de cuentos de Gustavo Olivo, el primero, publicado en el 2022, UN HOMBRE DISCRETO Y OTRAS HISTORIAS, este último, once cuentos, son suficientes para tener una idea lo más cercana a su naturaleza como narrador y cuentista.

Hay en él ya un pulso que le pertenece por ejercicio de escritura: paciencia preparación: lecturas de muy antiguos clásicos y los clásicos muy actuales, desde donde afincado, igualmente, en la necesaria observación del mundo que le pertenece y del mundo general que le llega de diferentes formas se hace constructor de historias en las que el sentido de la oralidad que se inmiscuye en la estructura con unas deducciones sostenidas por la veracidad que provoca la concisión. Concisión enarbolada por la acumulación de experiencias que proceden del propio vivir más que vivir con los otros donde descansa la concepción del mundo y, sobretodo, la necesaria conciencia de si mismo y de esos otros.

Desde su primer libro, tenemos al cuentista, por tanto, hay una concreta visión de que el cuento, como género, responde a unos imperativos estructurales y formales que proceden del mismo nacer que, a su vez, su misma adultez responde a una imagen cerrada, circular, originada en los mismos primeros pujos, como en los momentos de amamantar la madre al niño, y desde el caminar de dos personas que se van contando historias, la mayoría, surgida en ese mismo caminar para hacer más liviano el viaje, pues ese contar se transforma, prácticamente, en una apuesta lúdica: juego de decires.

Otros rasgos que se presenta en su primer libro UN HOMBRE DISCRETO Y OTRAS HISTORIAS le encontramos en la aplicación de la oralidad. El natural narrar de estos cuentos pone de manifiesto ese rasgo necesario del cuento, es decir, la historia dada por otro y este, a su vez la impulsa y así, enerva un tejido que pasa de tiempo en tiempo, de boca en boca, de oyente a oyente con su esencialidad solo alterada por mínimos accidentes que se le agregan en el fluir. Demás decir que todos estos cuentos encierran, conservan y proyectan esta condición.

Un día, al llegar a la escuela, Nusi recibió la noticia de que el maestro estaba enfermo recluido en su casa. Ella esperaba por la recuperación, pero empeoró, pasaron meses sin que pudiera levantarse y falleció. 

Veamos lo primero que tenemos que anotar es que el cuento, género con el que Gustavo se ha desarrollado, posee una condición intrínseca singular: nació adulto con todos sus elementos o piezas, y hasta el día de hoy opera mediante tres elementos: tiempo, espacio y final. No importa quién lo escribe, el cuento sigue siendo una estructura cerrada donde cada elemento está en el justo lugar desempeñando sus funciones, de ahí subrayamos la importancia de Juan Bosch como cuentista, que en las historias de Olivo mantienen vigencia a la hora de hablar del uso del lenguaje y su modificación.

Juan Bosch.

El mismo Juan Bosch decía que no se podía descuidar del tema y enfatizaba que había que seguirlo de pie a pie y agregaba que cada quien asumía la forma que quería adultez del cuento. En alusión a este planteamiento, pienso que el verdadero origen del cuento surge de esas historias que las madres, cuando amamantaban o dormían a sus hijos, asumían la oralidad en cuanto el decir, porque sin la oralidad no hay cuento, en tanto, agregamos a estos elementos intrínsecos del género, economía de trazos en la construcción de personajes, desde luego, condición propia de todo escritor de estirpe, y de formación a la vez.  Oportuno es señalar en esta nota, la presencia del cuentista Juan Bosch porque en este segundo libro de Gustavo Olivo Peña, Desde un costado de la (des)memoria, se inserta un testimonio del profesor Juan Bosch alabando la insipiente prosa de un cuento de Gustavo, que muchos años mantuvo guardado, nos referimos a La muerte del poeta, tema, según nuestras consideraciones, para otro texto.

Dos libros distintos, más un único pulso 

A manera de ejemplo, donde estos elementos intrínsecos del cuento se ponen en práctica, me detengo en la aplicación de dos vectores intrínsecos en la construcción de todo cuento; oralidad y tensión.

Veamos, en este manojo de cuentos que conforma el segundo libro de Olivo como flecha que va al blanco nos detenemos en el título, Desde un costado de la (des)memoria que pone en evidencia esa atención demorada que hace suya el narrador, poniendo de manifiesto un serial de situaciones compactadas, en cierta forma con la oralidad.

Para calificar las hendiduras contextuales dadas en los cuentos de Gustavo Olivo Peña, en sentido general, tenemos dos palabras clave: intensidad y estructura, variables sujetas a los pormenores de la oralidad misma. Así, la intensidad se dirige hacia la construcción del relato, y es en la columna dorsal, donde hayamos a un narrador muy consciente de lo que es un cuento solo haciendo uso de la intuición femenina, la que encontramos en el primer libro de Gustavo: Un hombre discreto y otras historias, específicamente en el cuento, Esa mujer. Y Desde las primeras líneas advertimos con cuan intensidad, Olivo, se refiere al pasado. Tomamos el siguiente fragmento para ejemplificar (pag.37, primera edición):

Regresar a esa casa, antes de que el tiempo la derribara o que alguien adquiriera, era para Jesús Alfonso anhelo insatisfecho que le perseguía desde el momento en que salió para no volver a atravesar la ancha puerta de relieves decorativos y vitrales, más de cuarenta años transcurridos.

Ante los otros se mostraba como hombre a quien no abrumaban las nostalgias propias de quienes migran. Fingía, la verdad era que arrastraba la obsesión de volver a la mansión, caminar sobre ese piso de madera, descender al depósito del sótano, al amplio dormitorio. De pensarlo, se sentía en el pasado y le invadían los olores y las imágenes, perfume, vino, tabaco, libros, y aquella mujer.

Los dos libros de Gustavo Olivo Peña

Un apego a los principios fundaméntales del cuento modificándolo, pero esa modificación lo que hace es sustancial ese elemento intrínseco del género, por ejemplo, hay en Gustavo una señal muy distintiva de él, que consiste en direccionar el núcleo temático que a veces se bifurca, pero en esa bifurcación suya está la esencia y modalidad de ese tema único, indispensable a todo texto que sea cuento.

Otro elemento intrínseco del cuento, que Gustavo maneja con naturalidad es la oralidad, como hemos dicho anteriormente, la que sale de ese decir de personajes, hombres y mujeres, configurados en contra códigos, característica de sus cuentos vista en esos personajes retorcidos, maltrechos, donde encarna los pecados capitales con desenfado, la envidia, el odio, la lujuria, la gula… etcétera, pero, desde luego, que aparecen como un dato de redención casi llegando al final, elemento potencial que conlleva a una aclimatación de la complejidad que se va entretejiendo.

Gustavo Olivo Peña se adhiere y asume las estructuras fundamentales de la teoría del cuento, que está muy bien explicitada, sin duda alguna, a la teoría del cuento del mundo, señalando a nivel local a Juan Bosch, quien a su vez se formó con grandes cuentistas de la universalidad. Tomemos, a manera de ejemplificación, un cuento de Gustavo Olivo Peña, segundo libro, Desde un costado de la (des)memoria con la pieza titulada: La verdadera historia de Lu Bertrand y Pedro el Cruel (1920). De él copiamos este párrafo:

Solo y desprotegido, en el pedregoso camino del apartado paraje de Villa Verde, sus zancadas quebraban el silencio de aquella madrugada de agosto. En el umbral del pensamiento inmediato, si viviría o no, volvía a escuchar la advertencia de su madre:  si te unes a los revolucionarios correrás el riesgo de que te maten como a tantos otros muchachos. 

La historia de este cuento ejemplifica esta condición primera de todo cuento, no importa la naturaleza, importa la preminencia de la oralidad. LU BERTRAND es un personaje entrañablemente de la misma raíz del cuento, ubicado en el renglón del cuento de espanto y aparecidos, el mismo reúne la esencialidad del tema y esta historia se remonta de boca en boca, mientras exista el mundo, temática, política y personaje, no han de faltar en el cuento.  

Sobre el tema, elemento definitivo del cuento, que Juan Bosch señala como esencialísimo, lo pone por encima de la misma forma resumiendo prácticamente el cuento en ese elemento del tema. En este aspecto, los cuentos de Gustavo Olivo se levantan de una temática que se mueve entre lo rural, rural antiguo y lo urbano, en este caso, hallamos personajes de la policía, jueces, fiscales, maestros, religiosos que viven en espacios marginados, o espacios intermedios.

Es por ello que cuestionamos lo siguiente: ¿Qué hay de particularidad en el tratamiento de este tema que, con una muestra de habilidad compositiva, Gustavo hace fluir posiciones yuxtapuestas en líneas temáticas que caminan en el cuento y que al final se recogen de forma distanciada u opuesta? En respuesta a esta vertiente, decimos que la citada modalidad suya permite cierta expansión a la temática del cuento como tal y este rasgo es de su pura pertenencia porque dota de singularidad a una narración cabalgante. 

Finalmente, con sus dos libros Un hombre discreto y otras historias y Desde un costado de la (des)memoria, Gustavo Olivo Peña reúne 22 cuentos que abordan temas esenciales de la vida humana y de los territorios que la enmarcan. Sus personajes, definidos tanto por su corporalidad como por su mundo interior, se expresan a través de un lenguaje profundamente evocador. Con estas obras, Olivo Peña se integra plenamente en la tradición literaria dominicana y explora, además, la a veces vaga y absurda condición del simple hecho de existir.

José Enrique García

Poeta y novelista

Nacido en 1948, Licenciado en Educación y Letras de la Universidad Católica Madre y Maestra, Doctor en Filología por la Universidad Complutense de Madrid y Miembro de número de la Academia Dominicana de Lengua. Ganador de premios como Siboney de poesía con su obra El Fabulador, Premio Nacional de Novela con Una vez un Hombre. Escritor del Ritual del tiempo y los espacios, Un pueblo llamado pan y otros cuentos infantiles, ensayos como La palabra en su asiento y El futuro sonriendo nos espera.

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