"Bonsái de versos" es una obra que une la fuerza de la poesía con la profundidad de las emociones humanas, en particular las relacionadas con la identidad, la memoria y el ser mujer.
Nathalie García nos sumerge en un viaje poético donde lo personal se convierte en universal, donde cada verso es un reflejo de la complejidad interior que conforma el alma sensible de la poeta: “…estoy tan triste por ti que se me queda en el cuerpo tanto llanto.”
Desde de una introspección cuidadosa, donde los versos son tejidos con paciencia y dolor, la autora usa el bisturí del cirujano en el desbroce del cuerpo y del alma.
El poemario revela a una mujer que se afirma y se reafirma en su condición, que se reconoce en su historicidad y en sus raíces, cuidando el recuerdo y a sus muertos, a la vez que navega por la incertidumbre y el cambio:
No sé si son manos o pies
lo que une los árboles al cielo,
silencios y sombras
raíces de lo interminable
es infinito para la muerte su retorno.
Memoria, naturaleza, muerte, resurrección, esperanza, aparecen como destellos de luz en un ir y venir, dejándonos un hálito de esperanza surgida de su cuerpo que lleva consigo heridas y cicatrices dentro de una compilación de rebeldías y resistencias.
Déjenme llorar a mis muertos
y envolverme en la sábana larga de sus ausencias
acostarme en la cama azul de lo inerte,
quieta…
La autora se adentra en la identidad femenina resaltando la fuerza junto a la vulnerabilidad y la capacidad de renacer, como nos dice en Flor de fango:
Soy mujer,
las venas de estas tierras sin nombre,
de grandeza desapercibida,
río que desemboca en tus lunares.
Soy lo que a veces reniego,
una grieta,
una herida cíclica.
A veces canto
otras, silencio…
Los poemas plasman ese proceso de autoconocimiento y aceptación en donde García establece un diálogo consigo misma, con la ciudad, la comunidad que le vio crecer y los símbolos del hogar, como reza en los poemas El jueves se cuela en la tarde y Surcos:
El jueves se cuela en la tarde
Mamá Santa es el recuerdo del café colado en su fogón vespertino,
luces de maderas.
olor a leña.
astillas de árboles sin sueños fogatean la tarde.
…
Atrapa el café en su puño maduro
sus dedos me dicen que ha vivido tanto
Lo tuesta
lo maja
lo cuela
me mira
Ella sabe que también soy su cosecha.
Surcos
Todas las ciudades son eternas.
Al regreso está el patio del niño
que fuiste en la cometa,
el rostro envejecido de la ventana
por donde mirabas el tiempo,
la calle que te narra todavía.
El árbol
El cerco
Yo
Se baten los recuerdos
en los callejones del barrio.
Todo permanece en la ciudad,
incluso esta pequeña urbe
desierta que es mi corazón.
Desde un lenguaje que conjuga lo cotidiano con lo místico, lo íntimo con lo universal, Bonsai de versos es la esencia misma de ser mujer que se construye en un mar bravío de batallas, catarsis y desafíos. Como sostuviera Gioconda Belli cuando habló del acto de escribir como hecho liberador: “Escribo para nombrar lo que duele y lo que goza, para no olvidar quién soy, para reivindicarme.”
Bonsai de versos es una invitación a contemplar la complejidad en lo pequeño, en lo aparentemente frágil, pero también en la fuerza que nace del Ser interior que se construye a sí mismo conteniendo a la humanidad toda en veinte poemas, tal y como dijera José Martí, cuando afirmó que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz, o como señalara Robert Burton al decir que “Sólo la brevedad conquista.’’
Sin dudas, cada lector que logre tener en sus manos este poemario quedará conquistado en la contemplación de la belleza inmensa de poder encontrarse a sí mismo en las andanzas de su ser y humanidad.
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