Edwin Paraison afirmó que más de 1.3 millones de haitianos desplazados viven en estadios y campamentos improvisados tras ser expulsados de sus hogares por las bandas criminales.
El exdiplomático aseguró que el empoderamiento de los grupos armados en Haití se consolidó durante el régimen del expresidente Michel Martelly, bajo el partido Tèt Kale.
Paraison, presidente de la Fundación Zile, expresó que en la actualidad las bandas controlan más del 90 % de Puerto Príncipe, y denunció que algunos de sus líderes mantienen vínculos con sectores del poder político haitiano.
Recordó que Martelly se presentó como un “bandido legal” y que su llegada al poder en 2011 marcó la legalización del bandidaje en la política haitiana.
Durante una entrevista en el programa D´Agenda, explicó que las elecciones de 2010 fueron modificadas por decisión de la administración estadounidense, lo que permitió a Martelly acceder a una segunda vuelta y posteriormente ganar los comicios.
Paraison criticó la inacción de la comunidad internacional y aseguró que “la federación de estructuras criminales” surgió antes del asesinato de Jovenel Moïse, manteniéndose hasta hoy con poder e influencia.
El exfuncionario también alertó sobre el escepticismo popular ante la llegada de nuevas tropas bajo la bandera de la ONU, tras el fracaso de la Minustah, misión que operó por tres décadas y gastó cerca de US$ 10,000 millones sin resultados tangibles.
Explicó que, pese al anuncio de un nuevo contingente internacional, la población desplazada no muestra optimismo, pues las tropas podrían tardar hasta cinco meses en desplegarse y aún no hay certeza sobre su financiamiento.
Además, advirtió que más de un millón de personas siguen huyendo del país o refugiándose en lugares improvisados, mientras persiste el cierre migratorio de República Dominicana y los consulados permanecen sin operar.
Paraison reiteró que no puede haber negociación con los grupos armados declarados terroristas por los gobiernos de República Dominicana y Estados Unidos, y subrayó que la prioridad de Haití debe ser su desmantelamiento total.
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