El primer ministro canadiense, Mark Carney, declaró este martes que Canadá está sufriendo "los peligros de la sobredependencia económica y en materia de seguridad" de EEUU por lo que está en proceso de aumentar su integración con la industria de defensa europea, pero Donald Trump dijo que el país vecino más bien sigue considerando ser el estado número 51.
En una entrevista con la radiotelevisión pública canadiense CBC, Carney reiteró su idea de que la tradicional relación de Canadá con EEUU se ha acabado con el regreso de Trump a la Casa Blanca y que es el momento para que Ottawa recalibre sus alianzas.
"Estamos viendo los peligros de la sobredependencia económica y en materia de seguridad de EEUU. Así que, como dije el otro día, cooperaremos (con Washington) donde sea necesario, cuando claramente nos interese a ambos países. Pero no cooperaremos de forma obligatoria", afirmó.
Carney destacó que por cada dólar que Canadá gasta en defensa, el 75 % va a parar a Estados Unidos.
"Eso no es inteligente", afirmó y señaló a continuación que su Gobierno diversificará su gasto y dirigirá más hacia sus socios europeos.
"Desde que me convertí en primer ministro (el 14 de marzo) hemos tenido conversaciones, cada vez más específicas, con nuestros principales socios europeos para convertirnos en socios en defensa", explicó.
"Para que seamos parte del gran aumento de su base industrial de defensa que tendrá grandes beneficios en términos de empleos para Canadá", continuó.
Carney también rechazó la afirmación que realizó este martes el secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, de que las negociaciones del T-MEC entre Canadá, EE.UU. y México se iniciarán en septiembre de este año.
"El periodo de revisión de T-MEC empieza en 2026″, dijo Carney quien también aseguró que Canadá se tomará "tanto tiempo como sea necesario" para que el resultado de la renegociación del tratado comercial norteamericano sea la que Ottawa considera justa.
"Canadá está considerando ser el estado número 51 de EEUU"
Trump afirmó el martes que Canadá está considerando la oferta de convertirse en el estado número 51 de EEUU y unirse al codiciado sistema Golden Dome de defensa. El comentario se produjo tras la visita del rey Carlos III a Canadá.
Trump alertó que Canadá podría perder mucho dinero si no acepta unirse a la unión y unirse gratuitamente a su sistema de defensa antimisiles "Cúpula Dorada".
Trump declaró que Canadá está interesado en unirse al sistema de defensa y el primer ministro canadiense confirmó que su país ha mantenido conversaciones de "alto nivel" sobre el tema, pero cortés y firme desestimó los llamados de Trump para que Canadá integre Estados Unidos.
El país "nunca estuvo en venta", dijo durante su visita a la Casa Blanca a principios de este mes.
De no ser así y pasar a formar parte del sistema le costaría a Canadá 61.000 millones de dólares, afirmó Trump, quien insiste en que su vecino del norte se convierta en el estado número 51.
"Le dije a Canadá, que desea con todas sus fuerzas formar parte de nuestro fabuloso sistema Cúpula Dorada, que costará 61.000 millones de dólares si siguen siendo una nación separada, pero desigual", publicó Trump en su red Truth Social.
"Pero no costará nada si se convierten en nuestro querido estado número 51. ¡Están considerando la oferta!", insistió.
Ambos países, miembros de la OTAN, son socios en defensa continental a través del Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD).
Los comentarios parecían ser una respuesta a un discurso pronunciado por el rey Carlos III durante su visita a Canadá este mismo día. El rey abogó por la soberanía canadiense.
Canadá a Trump: Carlos III es su rey y no quiere otro monarca
La visita de Carlos III del Reino Unido a Canadá ha sido breve, pero llena de simbolismo y pensada para mandar un mensaje claro a Donald Trump: los canadienses tienen un rey, Carlos III, y no quieren sustituirlo con otro monarca.
Excepto por las voces de los representantes del movimiento separatista de Quebec, el resto del país, incluidos los líderes de los pueblos aborígenes, ha expresado su satisfacción por la visita de dos días del rey Carlos III y la reina Camila que concluyó este martes.
Los 22 diputados del soberanista Bloque Quebequés (BQ) no estuvieron presentes en el Senado canadiense cuando Carlos III leyó hoy el llamado Discurso del Trono, un acto simbólico, pero que solo se ha producido en tres ocasiones en la historia del país.
Y antes de que Carlos III y Camila, que son también constitucionalmente los reyes de Canadá, abandonaran el país, el BQ anunció a través de sus redes sociales que presentará un proyecto de ley para eliminar la obligación de todos los diputados de jurar lealtad al rey como requisito para asumir el escaño.
Pero más allá de las voces disidentes de los soberanistas, el sentimiento generalizado en el país por la presencia de los monarcas es de satisfacción, incluso entre aquellos que no se consideran monárquicos.
Todo gracias a las ambiciones expansionistas del presidente de Estados Unidos, quien desde hace meses ha estado lanzando amenazas a la soberanía canadiense con su interés en convertir a Canadá en el 51 estado, incluso utilizando "la fuerza económica".
Trump ha intentado 'borrar' la frontera entre los dos países al cuestionar su legitimidad y calificarla de "línea artificial" dibujada en el pasado por desconocidos "con una regla".
Ante la agresividad incontenida de Trump, que ha acompañado sus palabras con aranceles a sectores clave de la economía canadiense que suponen una grave amenaza al bienestar del país, el primer ministro canadiense Carney solicitó a Carlos III que acudiese a Ottawa para reforzar la soberanía canadiense.
Robert Fife, columnista de The Globe and Mail, dijo este martes que la lectura del Discurso del Trono por parte del rey ha logrado a la perfección el objetivo buscado por el Gobierno canadiense.
"El Discurso del Trono abordó de forma directa la agenda económica de 'Estados Unidos primero' del presidente Trump y la amenaza de aranceles punitivos que han generado inquietud entre los canadienses", escribió.
"El rey Carlos, como jefe de Estado de Canadá, reafirmó la soberanía del país, puesta en entredicho por el presidente estadounidense, y ofreció promesas de un futuro mejor, menos dependiente de Estados Unidos", añadió.
El mensaje para Trump: Carlos III es el rey constitucional de Canadá y el país no necesita ni quiere sustituirlo por otro monarca.
Especialmente por un monarca absoluto, algo que muchos críticos de Trump creen que es el modelo ideal del político republicano.
El académico Philippe Lagassé, experto en la monarquía británica y su relación constitucional con Canadá, lo explicó en un artículo de opinión publicado en el periódico The National Post.
"No abandonaremos (instituciones canadienses heredadas del Reino Unido) para ser un estado de EEUU, especialmente cuando la tan cacareada Constitución de Estados Unidos y su sistema de 'pesos y contrapesos' está fracasando estrepitosamente", dijo Lagassé.
"De hecho, nuestro sistema, con un jefe de Estado hereditario, un jefe de Gobierno designado y un poder ejecutivo que debe contar con la confianza de los legisladores electos, nunca ha parecido tan sólido", añadió el profesor universitario.
(CON INFORMACIONES DE EFE Y AFP)
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