Por Nicolas Falez
Un pacto de defensa entre Estados Unidos y Arabia Saudita y un programa nuclear civil respaldado por Washington: eso es lo que Mohammed bin Salman, líder de facto del reino saudita, espera obtener de su visita a Estados Unidos.
Se trata de la primera visita del príncipe heredero de Arabia Saudita a Washington desde 2018, año del asesinato del periodista disidente Jamal Jashoggi. Atrás han quedado los tiempos en que la violenta muerte de este intelectual saudita, que criticaba abiertamente el poder de Riad, convertía a Mohammed bin Salman en un líder poco recomendable.
Arabia Saudita ve en Israel “la desestabilización de toda la región” de Oriente Medio
“MBS”, como se lo conoce, ha vuelto a ser uno de los aliados imprescindibles de Occidente. Imprescindible, sobre todo, en un Oriente Medio sumido en el caos desde el 7 de octubre de 2023 y el ataque terrorista de Hamás en Israel, que desencadenó una sangrienta guerra en Gaza. Así, Francia ha construido este año junto con Arabia Saudita su iniciativa destinada a relanzar la solución de paz de dos Estados. Y es también con Arabia Saudita con quien Donald Trump sueña con culminar los acuerdos de Abraham que, en 2020, llevaron a los Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Marruecos a normalizar sus relaciones con Israel.
Durante mucho tiempo, Riad ha puesto como condición un “camino claro hacia un Estado palestino” para considerar la normalización con el Estado hebreo. Ahora, el reino descarta cualquier acercamiento con Israel si este sigue impidiendo la creación de un Estado palestino independiente. “Cuando hoy Arabia Saudita mira a Israel, no solo ve la guerra en Gaza y la ocupación de Cisjordania, sino también la desestabilización de toda la región”, señala el investigador francés Xavier Guignard, actualmente invitado en la Academia Diplomática Saudita de Riad (Instituto Príncipe Saud al Faisal de Estudios Diplomáticos).
“No creo que hoy en día Donald Trump sea capaz de hacer ceder a MBS en la cuestión de la normalización del reino con Israel”, prosigue el especialista, contactado por RFI en la capital saudita. ¿Un rechazo definitivo? “No necesariamente”, según Xavier Guignard, ya que “MBS no quiere ofrecer a (Benjamin) Netanyahu una victoria simbólica: espera que pierda las elecciones israelíes de 2026”.
Divergencias también sobre Irán
En cuanto al papel de Irán en la región, las visiones de Donald Trump y Mohammed ben Salman también difieren. La República Islámica ha sufrido múltiples reveses en los últimos meses: bombardeada por Israel y Estados Unidos, también ha sufrido la caída del régimen sirio de Bashar al-Asad y el debilitamiento de Hezbolá en el Líbano, derrotado militarmente por los bombardeos israelíes.
Según Xavier Guignard, el príncipe heredero saudita llega a Washington con una propuesta de mediación entre Irán y Estados Unidos. De hecho, Teherán y Riad han iniciado un acercamiento en los últimos años, tras un periodo de franca hostilidad. Ahora, “Arabia Saudita desea evitar a toda costa la desestabilización de Irán”, analiza el investigador. Una perspectiva que se opone totalmente a la del otro gran aliado de Estados Unidos en la región, ya que Israel no vería con malos ojos el colapso total de la República Islámica.
En cuanto a la cuestión siria, Donald Trump también podría tener que hacer malabarismos entre sus aliados saudíes e israelíes. Según Xavier Guignard, “Arabia Saudita está invirtiendo enormemente, sin límite en sus esfuerzos, para intentar reconstruir Siria”, ahora dirigida por islamistas sunitas tras la caída de Bashar al-Asad. Una prioridad saudita que se ha visto muy frustrada por los ataques israelíes en territorio sirio que han marcado el último año.
¿Llegarán estos asuntos a ensombrecer el entendimiento que Mohammed bin Salman y Donald Trump suelen mostrar? Este año, Arabia Saudita ofreció una suntuosa bienvenida al presidente estadounidense, recibido en primavera en el reino con promesas de inversión de 600.000 millones de dólares en Estados Unidos.
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