En Ucrania, cientos de soldados recuperan su “vida de antes” tras el intercambio de prisioneros que se desarrolló del 23 al 25 de mayo. Un alivio para las familias, pero la readaptación será larga y difícil para estos soldados que muy a menudo han sido víctimas de malos tratos y tortura. Y la preocupación persiste por los militares que permanecen en cautiverio, así como por los miles de civiles ucranianos detenidos por Rusia. Entrevista con la abogada y premio Nobel de la Paz Oleksandra Matviichuk, directora del Centro para las Libertades Civiles en Ucrania.
Por Daniel Vallot
RFI: ¿En qué estado físico y psicológico se encuentran los prisioneros ucranianos cuando regresan del cautiverio?
Oleksandra Matviichuk: He interrogado a cientos de personas que han sobrevivido al cautiverio ruso y que me han contado historias horribles. Me han contado cómo han sido golpeados, violados. Les han cortado los dedos. Les han infligido descargas eléctricas en los genitales. La tortura forma parte de la rutina diaria, se ha convertido en una práctica institucionalizada. Y es impactante cuando se ven las fotos y los videos de las personas que regresan: están muy demacrados y exhaustos. Algunos necesitan visiblemente ayuda médica. La tortura no solo tiene el propósito de quebrar el cuerpo, sino también de destruir la personalidad de las personas. Y es muy fácil predecir que estas personas que acaban de regresar de la detención necesitarán un tiempo de adaptación y ayuda psicológica calificada.
Más allá de los malos tratos y la tortura, ¿cuáles son las condiciones de detención de los prisioneros de guerra ucranianos?
Ante todo, quisiera recordar que hablamos de varias categorías de detenidos. La primera es la de los prisioneros de guerra. Según el derecho humanitario internacional, Rusia tiene el derecho de detener a militares ucranianos, pero tiene la obligación de asegurarles condiciones de detención conformes a las convenciones de Ginebra, lo que nunca ha hecho.
Pero también debemos hablar de los miles y miles de civiles que están detenidos ilegalmente. Según el derecho internacional, Rusia no tiene el derecho de detener civiles, pero lo ha hecho a pesar de todo. Ha detenido a un número considerable de hombres, mujeres e incluso adolescentes que no eran leales al régimen de ocupación. Y el problema es que Rusia libera muy raramente a estas personas. Durante el último intercambio, se trataba de prisioneros de guerra, pero no de estos civiles que han pasado meses y años en las prisiones rusas sin ninguna acusación oficial.
Y es muy duro para sus familias, porque muy a menudo no saben dónde se encuentran los detenidos, e incluso si están aún vivos…
Sí, y desafortunadamente es una situación muy extendida porque Rusia mantiene en general a estas personas en secreto. Lo que significa que estos detenidos no tienen ningún vínculo con el mundo exterior y que sus allegados no tienen ni idea de dónde se encuentran. Nadie sabe si están vivos, si necesitan ayuda. Cuando Rusia detiene a un civil, es una tortura no solo para esa persona, sino también para su familia, porque esta vive entre la esperanza y la desesperación. Y es una vida muy difícil.
Según las autoridades ucranianas y una investigación de la agencia Associated Press, al menos 200 prisioneros de guerra ucranianos han muerto en prisión en Rusia, probablemente a causa de estos malos tratos. ¿Es posible probar que su muerte se debe a la tortura?
Me temo que ese número sea mucho más elevado que los 200 casos mencionados por Associated Press. Es solo la punta del iceberg. Es muy difícil recopilar esta información, pero cuando las personas son liberadas, pueden decirnos lo que han observado y los hechos de los que han sido testigos. He interrogado a un médico, por ejemplo, que ayudó a sus compañeros de celda y que mencionó la tortura y las ejecuciones extrajudiciales de otras personas. Es así como obtenemos información sobre ciertas personas que han sido asesinadas. Pero a veces no conocemos ni siquiera los nombres y apellidos de estas personas porque los otros no tienen ni idea de quiénes son.
¿Cuál es según usted el objetivo de Rusia cuando maltrata a estos prisioneros?
A veces pienso que no tienen objetivos. Lo hacen simplemente porque pueden hacerlo, porque no consideran a los detenidos como seres humanos y porque están tan acostumbrados a la tortura y a los abusos sexuales que forma parte de su cultura. Y probablemente tengo razón cuando digo que, muy a menudo, tales comportamientos no tienen un propósito. Pero si hay que intentar racionalizar este comportamiento, veo dos cosas: primero, destruir la salud de las personas, para impedirles ser una amenaza para el ejército ruso cuando regresen a Ucrania. Y segundo, destruir la personalidad de las personas. No sé por qué necesitan hacerlo, pero probablemente les produce placer.
Rusia por su parte acusa a Ucrania de haber maltratado a sus soldados en cautiverio. La ONU ha documentado varios casos precisando al mismo tiempo que esto no era sistémico y que cesaba cuando los soldados eran finalmente encarcelados en centros de detención. ¿Dentro de su ONG, han trabajado también sobre los soldados rusos en cautiverio en Ucrania?
Registramos todos los tipos de crímenes de guerra, sin importar el bando. Nuestra base de datos contiene más de 87,000 casos y sé con certeza que la inmensa mayoría de los casos han sido cometidos por el ejército ruso. Es evidente, porque Rusia utiliza los crímenes de guerra como método de guerra. Se trata entonces de una política deliberada.
Pero también registramos los crímenes cometidos por los ucranianos. La diferencia es que, en esos casos, tenemos la posibilidad de hacer presión, de pedir una investigación, de involucrar a los medios o a las organizaciones internacionales, y la situación cambiará. Pero cuando hablamos de Rusia, no hay ningún medio de presión para llevarla a realizar una investigación o a castigar a los culpables. En Ucrania, el Comité Internacional de la Cruz Roja tiene pleno acceso a los prisioneros de guerra rusos, así como las Naciones Unidas. Y si estos prisioneros tienen quejas que formular, pueden hacerlo ante los representantes internacionales. Los ucranianos detenidos en las prisiones rusas, ya sean militares o civiles, no tienen esta oportunidad. Y nadie los salvará.
¿Espera que tengan lugar otros intercambios y que otros prisioneros ucranianos regresen próximamente en el contexto de las negociaciones de paz que Estados Unidos quiere entablar con Rusia?
Es muy difícil de predecir porque este proceso de negociación ha perdido toda dimensión humana. Estados Unidos y Rusia, así como Ucrania, han discutido sobre todo materias primas, reivindicaciones territoriales de Rusia, intereses geopolíticos, pero no sobre las personas. Ucrania es la única parte que ha tratado de hablar de los niños deportados, de los miles de civiles detenidos ilegalmente, de los millones de personas que viven bajo la ocupación rusa en esta zona gris donde no tienen ningún medio de protegerse. Pienso que es un verdadero problema y que debemos devolver una dimensión humana al proceso.
Este último intercambio de prisioneros tuvo lugar no porque interese a Rusia, sino porque Rusia ignoró las conversaciones de paz que fueron lanzadas por Donald Trump. Putin ni siquiera vino a Estambul [donde se desarrollaron conversaciones ruso-ucranianas el 16 de mayo de 2025, N. del R.]. Y durante todos esos días, los bombardeos rusos se intensificaron sobre Kiev y otras ciudades ucranianas, lo que demuestra muy claramente que Putin se burla de los intentos de paz del presidente Trump. Pero hacía falta un resultado para evitar que Ucrania pudiera decir que las conversaciones habían fracasado y que por tanto había que hacer presión y sancionar a Rusia. Es por esta razón únicamente que aceptaron este intercambio.
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