El Equipo de Reflexión de la Unidad de Estudios de Haití (UEH), del Centro de Estudios Económicos y Sociales, P. José Luis Alemán S.J., de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) planteó que Haití debe rescatar su propósito nacional.
El organismo académico consideró que ese acuerdo y voluntad común dependen, ante todo, de la pacificación del territorio haitiano y de la consecuente seguridad de la población.
En segundo lugar, proponen que se garantice de la debida gestación, subsiguiente suscripción y respeto, de un nuevo pacto social, como única forma de que el pueblo de Haití haga valer de manera legítima su propia civilidad e idiosincrasia política, en el país y en el concierto de las naciones.
El Equipo de Reflexión de la Unidad de Estudios de Haití (UEH), del Centro de Estudios Económicos y Sociales, P. José Luis Alemán S.J., también advierte la necesidad de la celebración de una consulta electoral en Haití, metas insustituible, que no debe ser festinada, y para la cual se debe garantizar el legítimo aval.
El centro de pensamiento también propone que las autoridades de la República Dominicana y de Haití suscriban un pacto de entendimiento y cooperación, en el tenor de la declaración conjunta suscrita, en 2021, que cuente de la suficiente envergadura como para abarcar cuestiones fundamentales para ambos países en términos migratorios, financieros, medioambientales, de salud, educación, energía, comercio y demás asuntos vinculados a la coexistencia armoniosa de los dos pueblos.
A continuación el documento íntegro:
Unidad de Estudios de Haití sobre la La agonía haitiana: conclusiones y consideraciones
I. Preámbulo
1. La República de Haití, al igual que sus nacionales, siguen a la deriva y el impacto de esa crisis desborda con creces sus fronteras. Si bien es cierto que sus integrantes son los responsables de su presente y porvenir, no menos lo es que a nivel internacional no acaban de recibir el soporte indispensable para encauzarse como sociedad moderna y sostenible.
II. Destellos de una realidad en agonía
2. La población, en general, padece su proceso de insostenible desinstitucionalización y empobrecimiento socioambiental. Ese proceso pasa por la desmembración del sistema de producción de bienes y servicios en zonas rurales y urbanas, precarización del régimen laboral cuentapropista y salarial, incapacidad de financiación de las cuentas internas fiscales y cuentas externas corrientes, destrucción de los recursos y espacios naturales, desinstitucionalización y desintegración de las entidades y gestiones estatales legislativas ejecutivas y judiciales.
3. De forma concomitante, sin excepción de sus clases sociales, se reproduce en condiciones de total inseguridad y sufre los oprobios más irracionales de pandillas locales de haitianos fuertemente armadas. Esos grupos, engrosados en número significativo por jóvenes y adolescentes, se benefician del terror que infunden en sectores barriales y semi urbanos, principalmente en Puerto Príncipe y sus alrededores. Gracias a cierta complicidad, operan al amparo del claroscuro generado, tanto por grupos élites del país allegados a ellas, como de las asociaciones con sectores extranjeros que son los que proveen a todos, de manera impune, las armas de fuego.
4. Haití, como tal, ilustra el lado fallido de la afluencia pretérita de donaciones de fondos y recursos, condonaciones de pagos de intereses y capitales y concertaciones de préstamos en condiciones blandas que fueron malversados y/o no se destinaron a la realización de proyectos de inversión productiva y formación laboral -de conformidad con una estrategia y planificación de desarrollo económico, social e institucional.
5. En particular, las transferencias plurinacionales de fondos y recursos a la nación de Haití, recibidas a raíz del sismo del año 2010, no tuvieron otro impacto definitivo que no fuera enriquecer a unos pocos y empobrecer a muchos, en un escenario de crecientes actos de corrupción, nefastas ejecuciones de políticas y alianzas de facciones oligárquicas, empresariales, parlamentarias y partidarias en contra de las necesidades más perentorias y los anhelos del mejoramiento del nivel y calidad de vida de la inmensa mayoría de la población.
6. Mientras tanto, Haití sigue en estado agónico. Las pandillas no ceden su control territorial, la misión de seguridad multinacional no avanza de manera sostenible y las omnipresentes rencillas por el control comercial del país, el ascenso social en los ámbitos regionales, así como el uso efectivo del poder, perduran.
7. En ese contexto, la comunidad internacional desconfía tanto de Haití, como la población haitiana sospecha de aquella. El intersticio entre ambas posiciones denota una realidad social e institucional que adolece de falta de iniciativas de futuro, pues queda sumida en la inanición del aglomerado social y en la autofagia de sus élites, reflejada esta -incluso- en las insaciables disputas de las actuales autoridades de transición.
III. Indicadores de la crisis haitiana:
a. Social e institucional
8. La doble promesa de la sociedad y del Estado de Haití -en el sentido de recrear relaciones sociales mediante el mercado de bienes y servicios y capitales, incluyendo la venta de la fuerza laboral por una remuneración salarial decente; y, reconstituir instituciones estatales sobre la base del ejercicio de los derechos civiles, ciudadanos y nacionales, con garantía constitucional y legal- nunca se ha cumplido, desde su independencia, hasta la fecha de hoy.
9. La causa de ese incumplimiento histórico radica, por un lado, en que la sobrevivencia de los trabajadores y sus familiares depende fundamentalmente de su propia capacidad de autogeneración de empleo e ingresos en el país o, en su defecto, a la conquista de esas aspiraciones por medio de la emigración al extranjero. Y, por el otro, que la promesa de ejercicio de la ciudadanía no se plasma en igualdad jurídica en un ambiente de libertad y justicia, ya que todas las personas no son iguales ante la ley y están sometidos a poderes autocráticos e ilegítimos.
10 Luego del magnicidio del presidente Moïse Jovenal, el 7 de julio del año 2021, Haití atraviesa una de sus crisis más serias y radicales de gestión pública y gobernanza social.
11 De enero a diciembre de 2024, el número de asesinatos -individuales y colectivos- a cargo de las pandillas criminales ascendió a 5,600 personas: el 77 por ciento de las víctimas fueron hombres, el 19 por ciento mujeres y el cuatro por ciento restantes menores de edad.
12 El mismo año registró más de un millón de desplazados, el 53% de los cuales fueron menores de edad. Un estimado de 5.5 millones de personas requieren de asistencia humanitaria urgente. Y la condición humana se degrada en caída libre, tal y como indica la violencia sexual a mujeres y niñas, que alcanza un estimado de 4000 violaciones registradas durante el año 2024.
13 La situación sanitaria en Haití es crítica debido a la escalada de violencia e inseguridad generalizada. El sistema de salud se encuentra al borde del colapso. Hospitales claves como el Hospital Bernard Mevs, han sido incendiados por pandillas, y el Hospital Universitario Estatal sufrió un ataque armado durante su reapertura. Además, las cadenas de suministros de insumos médicos se han visto interrumpidas.
14 En 2024, el Ministerio de Educación reportó el cierre de 919 escuelas, un incremento del 20% en comparación al año anterior. Esta situación afectó a más de 300 mil estudiantes sin acceso a la educación en zonas urbanas y semi urbanas impactadas por la violencia.
15 La vorágine actual se inscribe también en las rencillas internas de la Comisión de Transición Presidencial (CTP) y en el incumplimiento de su respectivo cronograma de ejecución.
16 El CTP ha recibido la encomienda local e internacional de celebrar elecciones a la brevedad posible. Pero, a la fecha, no cuenta ni con un censo electoral actualizado, ni otros requisitos previstos para la celebración de esa consulta electoral antes de finalizar el año en curso. Por tanto, predomina la opinión de expertos en el sentido de que, en esas condiciones, agravadas a su vez por la inseguridad física que reina en Haití, resulta improbable que el torneo electoral pueda celebrarse en la fecha prevista.
a. Económico
17 Entre algunos hechos y procesos importantes de crisis y perspectiva de Haití en los últimos años se encuentran los siguientes:
18 Primero, desde 2019/2020 hasta el pasado 2023-2024, según el año fiscal comprendido entre octubre del año anterior y septiembre del año posterior, el producto bruto interno (PBI) y el valor importado cayeron respectivamente de manera real -9.20% y cayó negativamente 9.20%, y -10.01%; mientras las demandas de consumo, formación bruta de capital fijo y exportación se desplomaban sucesivamente de -1.00%, -63.00% y -36.11%.
19 En el último año indicado, el déficit mercantil de bienes alcanzó el monto de US$3,507 millones, como resultado de 5.57 dólares importados por cada dólar exportado; mientras las remesas se estimaron en US$3,630 millones. De aquí, la constatación de que las migraciones de mano de obra al extranjero sirven para tapar fundamentalmente la zanja derivada del canje de mercaderías de la economía haitiana con otros países.
20 En ese mismo período, la balanza en rojo de las cuentas externas conjuntas de bienes y servicios subió globalmente 14.41% de $3,776 millones a US$4,320, a causa principalmente del alto desbalance anotado, ya por el intercambio de rubros, equivalente sucesivamente a 87.02% en 2020 y 93.19% en 2024.
21 Y, segundo, las cuentas fiscales deficitarias ascendieron 96.1% desde 56,5 millardos de gourdes en 2019 hasta 110.8 millardos en 2024, cuya incapacidad de financiación tributaria empujó a las autoridades del gobierno a llevar a cabo tanto una poda de las erogaciones corrientes y de capital y una cuantiosa emisión monetaria por parte del Banco de la República para ajustar el presupuesto público.
22 Las administraciones de diversos gobiernos consolidaron, tanto una política de apertura unilateral de los mercados de bienes, servicios y capitales -iniciada con bríos por el expresidente Aristide-, así como una política fiscal deficitaria, cuyos gastos superiores a los ingresos se cubrían con endeudamientos foráneos y domésticos, bajo la tutela de organismos transnacionales -FMI, BM y BID- y potencias mundiales -Estados Unidos, Canadá y Unión Europea.
23 Así se formaliza el proceso de desmantelamiento de las actividades productivas de Haití. Por una parte, de las micro, pequeñas y medianas empresas, orientadas al mercado interior y, por la otra, de las plazas de trabajo de diferentes capas de trabajadores en los campos y ciudades. Esos procesos tuvieron como efectos la pauperización de amplios estratos de los pobladores. Y, por añadidura, tasas de inflación y de cambio que escalaban sin cesar cada día y cada mes.
24 Ese movimiento en sentido contrario de los componentes de la oferta -bajada de la producción y al mismo tiempo subida de la importación- generó una escasez de plazas de trabajo; y, por consiguiente, de renta laboral, así como una reducción de la demanda de consumo e inversión en dólares y gourdes. De hecho, la situación pretendió ser resuelta con petición de donaciones, conjuntamente con deudas dolarizadas y financiaciones presupuestarias de abultadas emisiones monetarias por parte de la banca central.
25 Así se retroalimentó una combinación de devaluación externa de la moneda gourde, expresada como escalonamiento de la tasa de cambio -más gourdes por dólar- y una devaluación interna de la fuerza de trabajo, manifestada como un alza de la tasa de inflación -menos capacidad de compra de la canasta de consumo-. En otros términos, se ha calculado que por cada 1% que asciende el tipo de cambio de gourdes por dólar se origina un ascenso del 1.7% del índice de precios al consumo.
26 En tal sentido se explica a la vez la multiplicación de desempleo y subempleo de la mano de obra en campos y urbes -alrededor de dos tercios de los trabajadores-; la extensión de la pobreza extrema -de 29.9%, en 2020, a 36.4% de los habitantes que apenas sobrevive con US$2.15 per cápita por día-; y la expansión de la inseguridad alimentaria aguda hasta abarcar 5,000,000 millones de haitianos -igual al 44% de la población-.
27 En esas circunstancias, no es casual que una gran parte de las capas populares haitianas, sobre todo jóvenes, busquen fórmulas de sobrevivencia, tanto a nivel individual, como familiar, incluyendo ocupaciones laborales en el extranjero -especialmente en Estados Unidos y la República Dominicana- o actividades criminales o delictivas en el propio Haití, específicamente en las ya mencionadas bandas armadas, en los paupérrimos barrios de Cité Soleil, en Puerto Príncipe, y en otras poblaciones citadinas de alta densidad demográfica del país.
28 A la luz de esos indicadores, siguen algunas conclusiones y sugerencias, a propósito de Haití y relacionados.
IV. Conclusiones y sugerencias, a propósito de:
a. Haití
29 Haití debe rescatar su propósito nacional. Ese acuerdo y voluntad común dependen, ante todo, de la pacificación de su territorio y de la consecuente seguridad de la población. Y, en segundo lugar, de la debida gestación -y subsiguiente suscripción y respeto- de un nuevo pacto social, como única forma legítima de hacer valer su propia civilidad e idiosincrasia política, en el país y en el concierto de naciones.
30 La celebración de una consulta electoral es insustituible y, por eso mismo, no debe ser festinada, en ausencia del aval legítimo que otorga dicho propósito nacional.
b. República Dominicana-Haití
31 Suscribir las autoridades de ambos países un pacto de entendimiento y cooperación, en el tenor de la declaración conjunta suscrita, en 2021, entre los respectivos presidentes, Jovenel Moïse y Luis Abinader, de suficiente envergadura como para abarcar cuestiones fundamentales a ambos, en términos migratorios, financieros, medioambientales, de salud, educación, energía, comercio y demás asuntos vinculados a la coexistencia armoniosa de ambos pueblos en la misma isla de Santo Domingo. Y, por demás, rescatar los acuerdos de junio de 2012 relativos a comercio, inversión, educación, gestión fronteriza, medioambiente y migración.
32 Regular las relaciones comerciales de ambas partes, así como las condiciones existentes en los mercados municipales dominicanos en diversos puestos fronterizos.
33 Implementar las medidas consensuadas en el Pacto Nacional por la Crisis en Haití, del pasado mes de octubre del año 2023.
34 Identificar y regular, a propósito del mercado laboral y del sector informal de su economía, los sectores en los que se requiere contratar mano de obra extranjera, calificada o no, temporal o permanente, en orden a dar estricto cumplimiento a las normativas y regulaciones previstas en el Código de Trabajo dominicano.
c. Estados Unidos de América-Haití
35 Reconocer y declarar el carácter terrorista de las bandas armadas haitianas, y enfrentarlas en consecuencia al amparo de la normativa vigente para combatir el terrorismo.
36 Sancionar el tráfico de armas desde su territorio a las bandas armadas en Haití.
37 Apoyar la renovación de los programas Haitian Hemispheric Opportunity through Partnership Encouragement (HOPE) y Haiti Economic Lift Program (HELP).
38 Respetar e incluso renovar los compromisos ya asumidos para financiar la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití (MSM), dirigida por Kenia, los cuales están previstos solamente hasta el próximo mes de septiembre 2025.
d. ONU-Haití
39 Reconsiderar y respaldar, en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, la conversión de la fuerza policial de Kenia y otros países en Haití, en una misión de paz de esa organización.
e. OEA-Haití
40 Firmar y ejecutar un pacto regional sobre las migraciones transfronterizas en el marco de la Organización de Estados Americanos (OEA).
f. La Unión Europea-Haití
41 Fortalecer orgánica y operativamente la Comisión Mixta Bilateral República Dominicana (CMB-RD) para que pueda cumplir sus metas y funciones y, todavía más, pueda participar activamente en una Mesa Binacional República Dominicana-República de Haití, compuesta por representantes o delegados ambos países.
V. A modo de exhortación final
La actual agonía haitiana tiene solución. Esta yace al alcance del mejor esfuerzo de Haití y de sus adláteres.
Santo Domingo,
25 de febrero de 2025
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