El sistema verde y los espacios públicos de la ciudad capital de la República Dominicana está en crisis. Las áreas de cobertura vegetal, solo acumulan el 5.2% del total de la superficie de este territorio. La elevada densidad poblacional de la población de la ciudad de Santo Domingo de Guzmán es de 11,242 personas por km2; unas 51 veces mayor del promedio nacional de densidad de 243 habs/km2.

Es decir, la ciudad capital amontona mucha gente en poco territorio y, peor aun, una parte reducida de ellos accede a espacios públicos verdes para hacer ejercicios, participar en actividades recreativas o para simple esparcimiento. Puede afirmarse que el predominio de la mala arborización con predominio de “palmeras” hace muy poco atractivo, tedioso y sudoroso caminar en Santo Domingo, incluso en sus mismos parques urbanos.

El parque Independencia y la Puerta del Conde, hogar de nuestros padres de la Patria, otrora centro de amplio esparcimiento y amplia vegetación verde que llenaba de sombra todo su entorno, ha perdido parte de su área verde autóctona, siendo sustituida por una capa asfáltica especial, generadora de híper-temperaturas asfixiantes.

Incluso, la ampliación del sistema de pasos a desnivel, elevados, túneles y columnas para sostener el Metro de Santo Domingo, lo que ha hecho es eliminar la piel verde del suelo de muchas áreas urbanas donde se sustituyen árboles y vegetación de nuestra naturaleza autóctona por block, varilla y cemento, creadores de altas temperaturas y olas de calor.

A lo anterior se suman cientos de edificios con decenas de niveles o pisos de altura, construidos en base a ingeniería y diseños arquitectónicos, estilos y estéticas clásicas y típicas de los inicios del siglo XX, que por demás no incluyen todos los avances verdes de adaptación climática que observan en ciudades similares de América.

De acuerdo a la base de datos del Ayuntamiento del Distrito Nacional, esta ciudad o sea Santo Domingo de Guzmán, acumula unos 4.8 km2 de verde que se despliegan dentro de los 91.58 km2 de su superficie. Es decir, en Santo Domingo para 1 millón, 29 mil residentes capitaleños la razón de acceso al verde es bajísima y se expresa en que apenas unas 214 mil, 398 personas tienen acceso promedio a 1 kilometro cuadrado de áreas verdes.

El momento demanda de una visión estratégica amplia, comprometida y ambientalista. Especialmente en una coyuntura donde el cuadro demográfico de envejecimiento nacional, se combina con la mayor epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles de la historia.

Millones de personas obesas, diabéticas, sobrevivientes de infartos, afectados de accidentes cerebrovasculares y enfermedades mentales clásicas de la vida urbana moderna, que generan más del 65% de los fallecimientos nacionales, deambulan por vías, calles y aceras, esperando alegres y desentendidos, el día final de sus días.

Procesos que tal como impulsa el ministro de salud, Víctor Atallah, imponen transformar el modo de vida de los dominicanos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que todo sistema verde debiera ser accesible a 15 minutos a pie desde las viviendas. Los parques junto a otras áreas, tienen que ser suficientes para permitir actividades de animación sociocultural y ejercicio físico masivo.

Igualmente, proporcionar purificación del aire, metabolizar gases efecto invernadero (GEI), generar sombra y bajar la elevada temperatura urbana capitaleña. Se impone promover una verdadera revolución a favor de lo que hoy se denomina «caminabilidad».

Es vital elevar las áreas verdes en territorios públicos y privados. Aumentar la arborización en vías. Enverdecer más parques, jardines, plazas, centros deportivos y cementerios. Estimular espacios privados como jardines, viveros forestales, espacios agrícolas urbanos; y siembras masivas de los cinturones de las riberas urbanas en ríos y costas.

Retomamos las movilizaciones contra la intervención del Jardín Botánico las que evidencian que miles de ciudadanos no han participado en procesos de planificación sostenible en la ciudad capital.

Si otra fuera la realidad, el estratega catalán Joan Clos con quien compartimos recientemente en Tunja, Colombia, les hubiera clamado «a la planificación estratégica se llega llorao». Debemos asumir lo que el también epidemiólogo y pasado director de ONU-Hábitat, sintetizaba en la siguiente frase: «basta de llorar, vamos a planificar».

¡Urgente transformación del sistema verde de Santo Domingo!

El conflicto del Jardín Botánico es un momento oportuno para que la intelectualidad capitaleña, empresariado, sociedad civil, gobierno y ayuntamiento, firmen una Carta Compromiso para formular una Agenda Estratégica Común, Santo Domingo 2050.

Tarea que, que en más de 100 territorios de América y en especial en Peravia, República Dominicana ya se asume con la firma, rúbrica y participación militante de más de 10,500 ciudadanas y ciudadanos que expresan una visión estratégica que indica: «Todos Juntos por Peravia».

Es decir, gobierno central, ayuntamientos, sociedad civil y empresariado, se alinearon para acordar e implantar, estrategias y proyectos comunes.

Reynaldo Peguero

Epidemiólogo y urbanista

Maestro en Administración y epidemiología, especialista en Planificación Estratégica del Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU), Barcelona, y director del Consejo de Desarrollo de Santiago (CDES).

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