…Y al terminar de recorrer el país nuestro amigo quedó mudo hasta que pudo al fin expresar su inmenso asombro por el verdor radical de sus llanos y montañas; por el azul incomparable de sus mares costeros; por la arena blanquísima de sus playas; por la brisa gozada por sus aves y por la paz sin animales salvajes…Y no quería creer que los dominicanos apenas conocemos los rumores mañaneros y las despedidas nocturnas de sus aves; apenas suponemos que mañana y noche sólo se diferencian por la paz y la luz y su gente trabaja la tierra con amor reiterado por años…(En fin, mi amigo  turista apenas aceptó que este paraíso se llama República Dominicana).

Ramón Colombo

Periodista

Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.

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