Este medio de circulación
no esconde su violencia;
exhibe ferocidad
y hace un alarde grande
de brutal desigualdad.
Muestra desprecio infinito
por la salud y la vida;
ofrece servicios prohibidos:
aire contaminado,
espacios saturados,
densidad poblacional
y aromas descompensados
La persona queda exhausta.
El peatón discute con el tiempo;
se rebela por una espera
larga y triste,
que no resiste
y que lo desespera.
El día pierde ritmo;
se esfuman las ganas de abordar.
La resistencia se agota,
la paz se pulveriza.
Es un transporte
fuera de los tiempos reales
para morirse,
luchar y resistirse.
¿Señor, conoces este transporte urbano?
Compartir esta nota