Ningún país  se puede desarrollar sin electricidad y lo que hoy se llaman economías avanzadas tienen al sector eléctrico como un pilar de primer nivel, junto a las estrategias de capital humano y educación, tecnología, institucionalidad democrática y gobernanza, sostenibilidad ambiental y resilencia, así como los temas de equidad social y territorial, solo por mensionar algunas, ya que sin electricidad no puede darse la industralizacion, la digitalización, la conectividad, los servicios críticos como salud, educación, agua, seguridad y los, además, en función de la matriz energética puede destruir o mejorar el medio ambiente.

Actividades económicas como la industria, la agricultura moderna, el comercio, los servicios requieren energía eléctrica para operar, la minería, la logística, las TICs, sociales como  la salud, la educación, los servicios sociales, el conocimiento, la calidad de vida, el transporte, no pueden progresar sin electricidad.

Por este motivo, la transformación productiva necesita de un sistema eléctrico que se consolide o transite hacia  una matriz energética sostenible, ampliando y profundizando la inversión en energías renovables, desarrollando capacidad de almacenamiento, estimulando la invasión privada, promoviendo adecuadamente la alianza público privada en un marco de ganar – ganar, (población, Estado y Sector Privado, incluyendo reducir a su mínima expresión las emisiones de CO2, cumpliendo a su vez con el Acuerdo de París.

Los habitantes de un país son beneficiado de esta transformación productiva en el sistema eléctrico nacional, siempre que la oferta sea estable y suficiente, sea de bajo costos, llegue a todos los sectores sociales, productivos y localidades del país y se sustente en fuentes de recursos que no contaminen al medio ambiente, ni tampoco sean una fuente de inestabilidad económica.

Es sabido que el sistema eléctrico dominicano descansa en tres componentes que son: a) generación, b) transmisión, y c) distribución. Aunque salvando los contextos, es algo como producción, transportación y comercialización. En la cadena de valor eléctrico, la generación tiene la función de producir la electricidad; la transmisión de transportar la electricidad  a gran escala y de alta tensión, y la distribución realiza la función de entrega a los usuarios finales mediante sus canales que son las líneas de media y de baja tensión.

En nuestro país el sistema eléctrico nacional genera un 70% de la electricidad procedente de fuentes contaminantes como es el gas, el carbón y fuel, correspondiendo a solo un 30% a las fuentes renovables como solar, eólica e hidro. Es lógico que un paso importante de la transformación sugiere que de manera simultánea transitemos a un cambio radical de la matriz, a fin de lograr el liderazgo de la energía renovable en la generación eléctrica nacional. Haciendo que las próximas décadas el país logre, de ser posible, 50% de energía renovable y luego avance hacia un 90%.

Históricamente el sistema eléctrico dominicano ha sido ineficiente y ha operación en un contexto de pérdida, a la vez que ha descansado en una matríz energética contaminante y demandadora de divisas. Unida a esta transformación productiva es fundamental lograr una mayor eficiencia operativa del sistema de generación. También es necesario consolidar la eficiencia operativa del componente transmisión y buscar como reducir en más de un 50% las pérdidas en la distribución.

De hecho, algunos de los grandes problemas existentes son las pérdidas técnicas y no técnicas, los subsidios, la baja institucional, los problemas de gobernanzas, politización y falta de transparencia, débil planificación, así como las altas tarifas.

Una energía más estable, eficiente y limpia contribuye a  materializar la transformación productiva, lográndose costos más bajos, desarrollando infraestructura, incorporando los avances tecnológicos, innovando y expandiéndose a la zona rural.

Afortunadamente el país transita hacia una energía más limpia, pero debe apurar el paso. Y además se necesita incorporar el almacenamiento como una estrategia fundamental, incorporar tecnología de punta, mantenimiento predictivo y la digitalización, considerando las oportunidades que se nos presentan con Inteligencia Artificial, big data, etc. Unido a lo anterior es importante que las políticas eléctricas estén alineadas con la sostenibilidad, la seguridad, la transparencia y la competitividad y el factor planta o productividad.

Reconocemos que se han hecho esfuerzo por abordar la problemática nacional del sistema eléctrico, pero estos han sido insuficiente y ha faltado integridad. También el país ha recibido la cooperación internacional para mejorar, sin embargo falta muco por hacer.

La firma del pacto eléctrico en el 2021 es un ejemplo. “Se trata de un acuerdo que tiene por objetivo lograr proveer a República Dominicana de un sistema confiable, eficiente, transparente y sostenible, que sea soporte a la realización de la visión de Nación y objetivos consignados en la Estrategia Nacional de Desarrollo.” Para ese año la energía renovable representaba el 17.8% del total, dominada por la hidráulica: cerca del 6,6 % y a eólica: aproximadamente 5,7.

Un aporte trascendente lo tiene el Instituto de Energía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, con su “Plan de expansión para la transición energética de la República Dominicana 2022-2060.”Dentro de las recomendaciones propuesta están las siguientes:

  1. Que todos los sectores cumplan el pacto eléctrico.
  2. Realizar análisis de las tecnologías contempladas actualmente y de nuevas tecnologías para incorporarla en la satisfación de la demanda.
  3. Proponen“revisar las capacidades consideradas para la reserva rodante y la reserva fría, así como su debida compensación (garantía económica).”
  4. Recomiendan “desarrollar con claridad los conceptos de retiro por obsolescencia, ya sea tecnológica como financiera”
  5. Recomienda considerar“la interconexión con el estado de la Florida por las siguientes razones.”
  6. Incluir el tema de almacenamiento de energía en sus distintas variantes.
  7. “Se requieren invertir cerca de US$ 70,000 millones para cubrir las proyecciones máximas de este plan en nueva generación y almacenamiento de energía de ahora al año 2060.”
  8. “El uso masivo de energías renovables requiere un sistema de transmisión con capacidad de transferir energía de cualquier punto de generación a cualquier centro de demanda.”
  9. Y endtre otros, el Instituto propone que “Las opciones tecnológicas sugeridas para la transición con el objetivo de sustituir los combustibles fósiles son básicamente: Solar Fotovoltaica, Eólica, ambas con almacenamiento de energía, Interconexiones y Nuclear; y como secundarias: biomasa y corrientes marinas”

Entendemos que estas propuestas con sustanciales en favor de las transformaciones productivas que necesita la nación, y que se necesitan políticas públicas que expresen su tono en favor de estos propósitos ya que la energía en general y en particular la eléctrica es un motor fundamental para el desarrollo económico inclusivo y sostenible.

Ramón Nicolás Jiménez Díaz

Economista y profesor

Ramón Nicolás Jiménez Díaz. Doctorado en Negocios Internacionales.. Maestría en Política Económica, con énfasis en Relaciones Internacionales. Maestría en Cumplimiento y Regulación Financiera. Economista, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Profesor Titular y Director de la Escuela de Economía. Facultad de Ciencias Económicas y Sociales – UASD. Conductor del programa de televisión: Retos y Desafíos, día a día con Nicolás Jiménez (Cine Visión Canal 19). Conferencista y consultor en temas de política económica, prevención del crimen financiero, integridad institucional y desarrollo. Áreas de Especialización: Negocios internacionales y comercio exterior. Cumplimiento normativo, gobernanza y prevención del lavado de activos. Macroeconomía aplicada y análisis de políticas públicas. Geoeconomía, riesgos globales y relaciones internacionales. rnjimenezdiaz55@Gmail.com

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